VIII

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Jiang Cheng descargaba su furia usando a Zidian como catalizador; no había nadie cerca y eso era muy conveniente, pues el látigo destruía todo a su alcance.

El líder de la Secta Yunmeng Jiang ansiaba encontrar la serenidad y compostura que perdió desde que Wei WuXian se instaló en Lotus Pier buscando un hogar temporal, en especial porque no dejaba de reprocharse el haber aceptado algo que jamás debió aceptar.

Ahora, muy a su pesar, lidiaba con los malestares propios de un embarazo y se complicaba absurdamente debido a estos, arrastrando en el camino a Jin Ling.

Rompiendo el tronco de un árbol consideró la idea de decirle a Wei WuXian que ya no podía permanecer en Lotus Pier; pero, si lo hacía, ¿A dónde huiría? ¿Quién se iba a preocupar por su estado?

Obviamente Lan WangJi lo llevaría de vuelta a Gusu, a ese nido de estirados que veían en menos a Wei WuXian y que se habían opuesto al matrimonio de ambos pensando que aquello sería perjudicial para el nombre de la secta.

Sin embargo, Lan WangJi era la clase de hombre que desafiaba las reglas en nombre de la persona amada, así que (justo como en el pasado) volvería a encontrar la manera de llevar a su esposa e hijo donde él, no cediendo hasta lograr su objetivo.

El problema era que Jiang Cheng empezaba a desear que Lan Zhan no logrará recuperar lo perdido.

Bufó, ahora Sandu también golpeaba los árboles con fuerza.

Wei WuXian era terco y no tenía intención de cambiar de opinión, eso lo sabía bien, pero cabía la posibilidad que al final regresara a los brazos de su esposo al hallarse solo. Wen Ning no contaba como un apoyo real, pues aparte de su inhumana fuerza no podía cuidar de su maestro.

Jiang Cheng sí podía, lo estaba haciendo.

¿Por qué seguía pensándolo?

Porque le gustaba la idea.

¿No consideraba que la decisión de albergar a Wei WuXian podría acarrear problemas entre las Sectas?

Sí, lo hacía y por ello se preparaba para responder cuando llegara el momento.

¿Qué pasaría cuando el niño naciera?

Nacería en Lotus Pier por lo que pertenecería a Lotus Pier.

¿Y que había de los deseos de Wei WuXian?

Él deseaba tener a su hijo sin importar que no creciera con la Secta Lan.

Entonces, ¿Por qué estaba tan molesto?

Porque no sabía qué tipo de cariño sentía por Wei Ying.

Todo el estrés y ansiedad de Jiang Cheng se fundían en ira, misma que lo llevó a entrenar solo con la esperanza de poder serenarse antes de volver al hogar donde lo esperaban su sobrino y Wei WuXian.

¡Pero no podía volver, no cuando la imagen de Wei WuXian seguía tan clara en su mente!

—¡Maldición!

Esa mañana, después del desayuno y de un breve entrenamiento, Jiang Cheng volvió a su casa para asegurarse que tanto Jin Ling como Wei WuXian no hacían estupideces, cortesía del desastre de la reciente cacería en la que participaron, más al no encontrarlos en los jardines ni en la biblioteca guío sus pasos a la habitación Wei Ying, pues a veces iban ahí para estudiar.

La primera señal para detenerse fue el silencio que reinaba en los pasillos; la segunda el no obtener respuesta cuando llamó a la puerta y la tercera no ver a Wen Ning sentado al lado de la cama velando el sueño de Wei WuXian.

Aún así se adentró hasta la parte de la trasera de la habitación, quiso asegurarse que no había nadie en ella y que no le jugarían otra broma, avanzando sin hacer ruido y listo para defenderse de los juegos infantiles de Wei WuXian.

Entonces lo vio.

La bañera estaba frente a sus ojos y en ella dormía Wei WuXian totalmente desnudo y ajeno al intruso que perdió el habla y racionalidad al verlo descansando tan indefenso.

Jiang Cheng no pudo apartar la vista del negro cabello que cubría parcialmente el pecho de Wei WuXian, bajando los ojos por sus brazos hasta llegar al vientre que poco a poco empezaba a abultarse, perdiéndose en las largas y delgadas piernas que se encontraban cruzadas, mismas que apenas ocultaban su intimidad…

Sin saber por qué avanzó en silencio hasta tener una mejor vista del suave y desnudo cuerpo de Wei WuXian para maravillarse con sus finas pestañas y sus rojos y entreabiertos labios.

De esa forma admiró las manchas rojizas que invadían su pálida piel y que se hallaban a lo largo de sus hombros y pecho, sabiendo (con enfado) que fueron dejadas ahí por Lan WangJi la tarde en la que habló con Wei WuXian.

Como si no hubiera traspasado ya todo límite de decencia, Jiang Cheng metió la yema de los dedos en el agua comprobando que seguía caliente y se atrevió a acercarse a los labios que tenían dueño para dejar un suave beso en ellos.

Eran tan suaves y cálidos, tan dulces e inexplicablemente inocentes… tan excitantes.

¿Qué diablos le sucedía? Se preguntó Jiang Cheng dejando la habitación.

Jiang Cheng no podía borrar de sus pensamientos la desnudez de Wei Ying y la suavidad de sus labios, y mucho menos podía deshacerse del descomunal deseo que le urgía volver a esa habitación para tocar suavemente a Wei WuXian, con tanta paciencia y dulzura que éste olvidaría el nombre de Lan WangJi para repetir el suyo.

¡No podía, no debía desear tal cosa!

Y sin embargo, lo deseaba.

Sandu destrozó todo lo que tenía enfrente como si de esa forma destruyera también los insanos anhelos de su portador.

Agotado tras horas de esfuerzo por encontrar equilibrio, Jiang Cheng cerró los ojos por unos segundos sólo para encontrarse con la imagen de Wei Ying sonriéndole orgulloso de sus desnudo cuerpo.

—¿Qué estoy haciendo…?

—Me parece que destruyes todo a tu paso.

La voz de Wei WuXian llamó la atención de Jiang Cheng, girándose sobre sus pies para ver al chico que vestía una túnica negra y mordía una manzana.

—Te excediste, ¿no crees, Jiang Cheng? —la actitud relajada de Wei WuXian hizo que Jiang Cheng se sintiera aún más culpable.

—¿Qué quieres? —preguntó el líder de Yunmeng Jiang haciendo un esfuerzo por no recordar la gloriosa desnudez que vio antes.

—Quiero ir por unos dulces —confesó Wei Ying tras morder de nuevo la manzana que sostenía con su mano derecha—. Jin Ling está usando a Wen Ning para entrenar junto a Fairy y caminar solo me parece aburrido.

—Estoy ocupado.

—… y voy a necesitar unos brazos fuertes que me ayuden con las cosas que pienso comprar —continuó Wei WuXian tomando con cuidado a Sandu—. Quizás incluso deje que me invites a comer.

—Sólo quieres un sirviente —reclamó Jiang Cheng.

—Jiang Cheng, eso suena muy mal —comentó Wei WuXian en medio de una carcajada—, prefiero decir que necesito un caballero dispuesto a ayudarme.

—Qué mal que no soy lo que buscas.

—¡Incorrecto! Jiang Cheng, permíteme refrescar tu memoria —se burló Wei WuXian—: ¿No fuiste tú el que le dijo a Jin Ling que debía cuidarme y ser complaciente conmigo, pues tendré un hermoso niño dentro de poco? Y, ¿Qué acaso no es tu deber, como líder y buen tío de Jin Ling tomar su lugar ahora que él está indispuesto?

Jiang Cheng no pudo reprimir una suave risa; ¿Cuántos años tenía conociendo a Wei WuXian? Los suficientes para dejar de sorprenderse por las absurdas formas en las que éste retorcía los hechos y palabras a su conveniencia.

—Jamás he dicho algo tan absurdo —dijo Jiang Cheng sacudiéndose el polvo de la ropa.

—Tal vez, pero seguro lo pensaste —refutó Wei WuXian—. Vamos, Jiang Cheng, no querrás que divulgue por todo Yunmeng que no sólo eres exigente con las damas, sino que eres tan descortés que no ayudas ni siquiera a un joven y bello doncel que está esperando… ¿O sí?

A Jiang Cheng en verdad no le importaba lo que pudiera decir Wei Ying a las mujeres de Yunmeng porque ninguna de ellas le interesaba, sin embargo, y gracias a unos inexplicables celos, no iba a permitir que algún patán mediocre se ofreciera a complacer los estúpidos berrinches de Wei WuXian.

—Camina antes que cambie de opinión —dijo Jiang con seriedad.

—Me agradas cuando eres tan cooperativo — se burló Wei WuXian poniendo las manos tras su es espalda y siguiendo a Jiang Cheng.

Jiang Cheng evitó caminar hombro a hombro con Wei WuXian porque sabía que la proximidad con él podría traer más de sus insensatos deseos y de la misma forma se cuidó de no interactuar más de lo necesario con él, negándose a que se recargara en su brazo o que lo tomara de la muñeca cuando deseaba que lo acompañará a ver algo que despertaba su interés.

Sin embargo, no pudo evitar comprar algunos dulces para Wei WuXian ni sonreír con discreción cuando lo vio emocionarse al encontrarse con algunos juguetes y algo de ropa para infantes, pues era refrescante esa alegría que nacía de manera natural y espontánea.

Después de un buen rato de andar, Wei WuXian le pidió parar en una tienda de ropa y empezó a buscar entre las telas fibras suaves y de colores llamativos, colores que no eran propios de su estilo que se inclinaba por los tonos oscuros.

—Pensaba que sería bueno ir haciendo ropa para el niño —dijo Wei WuXian cuando Jiang Cheng cuestionó su nueva elección de colores—, y como no sé si será un jovencito de largas pestañas o una linda niña de rosadas mejillas, lo más adecuado es que me prepare para cualquiera de los casos.

—¿Sabes confeccionar ropa? —preguntó Jiang Cheng bastante sorprendido.

—¡Claro que no! —dijo Wei WuXian con una sonrisa—. Pero eso no significa que no sea hora de aprender; después de todo, será muy lamentable que ésta futura madre no sepa hacerlo.

Jiang Cheng deslizó sus dedos entre una tela color lila que se sentía suave y ligera al tacto.

—¿Qué hay de ti?

—¿Yo? Yo puedo vestir arrapos.

—Pronto tu ropa normal no será apropiada —repuso Jiang Cheng.

—Tienes razón —Wei WuXian se giró para ver una tela oscura—. ¿Sabes, Jiang Cheng? Mi estómago ya está creciendo, con mis ropas no se nota, pero bajo éstas ya se asoma mi hijo.

Lo sabía, se dijo Jiang Cheng visualizando la pálida piel que vio por la mañana.

—Entonces consigue algo apropiado —sugirió Jiang Cheng—. Hazlo ahora o después Jin Ling no te dejará hacerlo.

Ante la mención de Jin Ling, Wei WuXian rio animadamente.

—Tienes razón, Jin Ling no me dejará moverme una vez que me ponga gordo; olvida que Wen Ning puede cargar por mí.

—Confías mucho en ese zombie...

—¿Por qué no hacerlo? Wen Ning me ha ayudado antes, incluso cuando era humano —dijo Wei WuXian—. Ahora me ayuda a buscar un nombre apropiado y digno del hijo de Lan Zhan.

Jiang Cheng se tensó, no estaba ahí para oír de HanGuang Jun.

—Decídete de una vez, tengo cosas que hacer —gruñó Jiang Cheng dejando solo a Wei WuXian.
Wei WuXian lo miro salir de la tienda sin decir nada, simplemente buscó al encargado del lugar para pedirle las telas que le habían gustado.

Jiang Cheng tomó aire cuando dejó la tienda y volvió a preguntarse qué diablos hacía perdiendo tiempo al lado de Wei Ying, imaginándoselo a él y a su hijo vistiendo la ropa de la Secta Yunmeng Jiang mientras caminaban con tranquilidad por Lotus Pier sin alguna otra preocupación que el clima y el siguiente lugar donde pararían a tomar un descanso.

El líder sabía que nada de lo que pensaba era correcto por miles de razones que fácilmente podía enumerar, pero poco podía hacer para cambiar sus pensamientos si Wei WuXian recurría a él por compañía sin saber que su presencia estaba acabando poco a poco con su cordura.

—Debe irse… —murmuró Jiang Cheng abatido.

—¿Quién debe irse? —preguntó Jin Ling tras la espalda de su tío; su entrenamiento con Wen Ning había acabado y ahora buscaban a Wei WuXian.

—¿Qué parte de vigila a Wei WuXian no entiendes? —repuso Jiang Cheng molesto.

—Él se fue sin decir nada mientras entrenaba a Fairy —contestó Jin Ling—. Dijo que no podía soportar a Fairy y se fue. ¡Además, no me ha enseñado nada!

Wen Ning llamó la atención de Jiang Cheng al acercarse a Wei WuXian, pues cargaba un gran bulto de telas de colores; ver que su sobrino y el general estaban con la razón de su martirio mental le hizo saber que podía volver a sus deberes y a deshacerse de todos sus absurdos pensamientos, pero la fresca risa de Wei WuXian lo detuvo, por lo que odió su falta de voluntad cuando decidió quedarse más tiempo con ellos para seguir comprando todo lo que se le apetecía a Wei WuXian sin importar que lo necesitará o no.

De esa manera, seguido por Jin Ling y Wen Ning (que cargaba sin quejas todas las compras) y tras deambular un buen rato, Jiang Cheng decidió parar a comer gracias a que no soportaba las incesantes quejas de Wei WuXian que ya moría de hambre.

Se sentaron en el patio trasero de un local que Jin Ling y su tío visitaban con frecuencia gracias a que ahí preparaban una deliciosa sopa de costillas de cerdo, ignorando por completo las quejas de Wei WuXian que quería comer algo mucho más picante; las quejas fueron silenciadas por Jiang Cheng al decir que si él terminaría pagando por todo, él decidiría qué comer y en dónde hacerlo.

Wei WuXian rio estrepitosamente al lado de Wen Ning diciendo que no podía esperar menos de Sandu Shengshou.

Mientras Jiang Cheng tomaba sus alimentos escuchaba el parloteo de Jin Ling y Wei WuXian que planeaban dar un paseo nocturno por los tranquilas aguas del puerto, olvidándose por completo de asuntos más importantes como concentrarse en sus estudios. Aunque quería decirles que fueran serios antes de que en verdad les rompiera las piernas, admitía que hacía mucho tiempo que Jin Ling no se encontraba tan emocionado con algo que no fuera su cultivo.

Además, estar con Wei WuXian un poco más de tiempo no era tan malo (siempre que no deseara tocar sus labios por segunda ocasión).

Cuando terminaron de comer Wei Ying estaba tan lleno y perezoso que le pidió a Wen Ning que lo llevará en su espalda por un rato, entreteniéndose en trenzar el cabello de general al mismo tiempo que ignoraba las quejas de Jin Ling, pues el joven maestro tenía que cargar la mayor parte de los objetos comprados mientras Jiang Cheng se ocupaba de los otros.

En su largo recorrido por las calles de Yunmeng, Jiang Cheng no dejó de mirar de reojo a Wei WuXian, pensando que no le hubiera molestado ser él quien lo llevaba en su espalda, en especial porque tal vez se hubiera mostrado tan atento con su persona como con Wen Ning.

¿Qué había de bueno en Wen Ning? ¿Su ridícula fuerza o el que nunca se quejara? ¿Por qué Wei Ying insistía en recurrir a él cuando quería ser mimado? ¿Qué acaso él no suficiente? Sí, solía quejarse cada vez que Wei WuXian lo arrastraba a perder el tiempo, pero eso no significaba que no disfrutará de esos momentos o que no quisiera estar a solas con él...

Volvió a pensar en las largas y esbeltas piernas de Wei Ying y se imaginó recorriéndolas con calma.

Gruñó. No de nuevo esos pensamientos.

La voz de Wei WuXian volvió a distraerlo, estaban ya en el muelle y Jin Ling buscaba dos barcazas para que pudieran pasear.

Wen Ning y Jin Ling subieron a una barcaza antes que Jiang Cheng pudiera impedirlo, por lo que se resignó a viajar con Wei WuXian aunque eso era lo último que deseaba hacer.

—No te preocupes, Jiang Cheng —comentó Wei Ying al notar el desagrado que causaba en el líder—, me aseguraré que todos sepan que eres un hombre soltero.

—Cállate —repuso molesto al mismo tiempo que tomaba el control del bote mientras Wei Ying se sentaba tranquilamente.

—Jiang Cheng, hoy tu humor es peor que de costumbre —comentó Wei WuXian—. ¿Sucedió algo que te molestará aún más, o sólo estás irritable?

—Tú me molestas.

—Eres un pésimo anfitrión —se burló Wei Ying.

—Es una pena —repuso Jiang Cheng con sarcasmo.

Divertido, Wei WuXian metió la mano en el agua y buscó alcanzar un lirio que estaba a su alcance con la idea de usarla para molestar a Jiang Cheng, seguro que eso distraería su mente de la tristeza que la llenaba con frecuencia.

Sin embargo, Jiang Cheng se adelantó a sus deseos al tomar la mano que pretendía colocar la flor en su cinturón, mirando también con enfado la despreocupada sonrisa se Wei WuXian.

—¿Recuerdas que hacíamos lo mismo de niños? —preguntó derrotado Wei WuXian saludando con la mano a Jin Ling, su barcaza estaba a unos metros delante de ellos—. Sólo que en ese entonces buscábamos las mejores flores para llevárselas a shijie.

—Debías hacer de todo una competencia —repuso Jiang Cheng.

—Era divertido —dijo Wei Ying mojando de nuevo sus manos—. ¿No extrañas esos días en los que éramos tontos y no sabíamos de las preocupaciones de los adultos?

Sí, los extrañaba porque en ese tiempo nunca miró a Wei WuXian con deseo y un amor no fraternal.

—No.

—¡Qué frío! —contestó Wei WuXian—. El tío Jiang Wanyin es un hombre demasiado serio.

—Tú nunca te tomas nada en serio —se defendió Jiang Cheng observando cómo Jin Ling y Wen Ning aceptaban participar en una improvisada carrera de botes organizada por algunos discípulos de Yunmeng.

—Me ofende que pienses así de mí —repuso Wei WuXian buscando una posición cómoda para descansar—. Pienso en Jin Ling y en cómo mejorar tu mal humor.

—Preocúpate por tus propios asuntos —protestó Jiang Cheng dispuesto a empujar con el pie al irritante pero irresistible chico con el que viajaba.

Sin embargo, su intención quedó en el aire al girarse a ver a Wei WuXian para encontrarlo cómodamente dormido; con un suspiro supuso que finalmente se había cansado de ser una molestia y de deambular por todo Lotus Pier.

Jiang Cheng se acercó a Wei Ying y con delicadeza lo cubrió con una manta antes de sentarse a su lado, dejando que la suave corriente los guiará mientras su sobrino y Wen Ning volvían.

El líder de Yunmeng usó el silencio y calma que lo rodeaba para pensar en lo que estaba haciendo, enumerando todos los pros y contras que traerían a su vida aceptar o desechar los sentimientos que volvían a surgir en él y que enterró en lo más profundo de su ser cuando Wei WuXian y Lan Zhan se casaron.

¿Por qué tenía que ser así? Se cuestionó nuevamente Jiang Cheng observando el bello rostro de Wei Ying, deseando volver a tocar sus labios aunque fuese por un segundo.

Echando un vistazo a su alrededor para asegurarse que no había nadie cerca, Jiang Cheng se inclinó sobre el rostro de Wei WuXian para dejar un casto beso en su mejilla, muy cerca de sus labios.

Suspiró volviendo la vista al cielo estrellado sin saber que Jing Ling lo había visto.





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