XVIII

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—… Lan… Lan XiChen…

Lan XiChen abrió los ojos para alejar de su mente el bello y sonrojado rostro que llamaba su nombre con desesperación y timidez.

Con un suspiro se dijo que debía concentrarse en su meditación en lugar de desviar sus pensamientos hasta los más profundos anhelos de su corazón, pero le era muy difícil lograrlo cuando hacía meses que no dejaba de pensar en él.

¿Qué estaría haciendo en ese instante? ¿Usaría ropa apropiada para abrigarse contra el frío del invierno? ¿Disfrutaba del último obsequio que le envió? ¿Debía ofrecerle algún otro presente que pudiera ser de su agrado? ¿Sería correcto visitarlo personalmente e invitarlo a tomar un té? ¿Tendría oportunidad de pasear a su lado sin que nadie más los acompañará? ¿Podría tomar su mano o debería conformarse con rozar su cálida piel como en la última ocasión en la que estuvieron juntos? ¿Sería demasiado ambicioso esperar probar el sabor de sus virginales labios?

Mientras más lo pensaba, Lan XiChen se hacía más consciente del incontenible anhelo que surgía en él cada vez que sus pensamientos se trasladaban hasta la delicada figura que perseguía a la distancia y que no tenía idea de la intensidad de sus deseos, deseos que dejaban de ser inocentes para convertirse en pasiones carnales.

¿Desde cuándo ZeWu Jun poseía tales e inmorales impulsos? ¿Era normal querer profanar la inocencia de un adolescente que entraba a penas a la madurez? ¿Por qué no podía seguir observándolo a la distancia, deseando su felicidad ante cualquier cosa? ¿En qué momento se volvió alguien tan posesivo y celoso con una persona que notaba su existencia, pero no de la manera que esperaba? ¿Qué debía hacer para apagar el fuego que nacía en su corazón cada vez que pensaba en él?

Evidentemente meditar había perdido todo efecto positivo, pues ahora Lan XiChen no se concentraba en mejorar su cultivo o en encontrar soluciones a los conflictos que debía atender como Líder de Gusu, mucho menos lograba serenar sus impropios anhelos o al menos olvidarlos por un tiempo, porque apenas cerraba los ojos su mente se llenaba de él y la forma en la que creía, pediría por su toque cuando lo sostuviera en sus brazos.

Gracias a tales pensamientos Lan Huan se sentía culpable e indigno del afecto que cortésmente pretendía alcanzar, creyendo que de nada valía ser respetuoso, paciente y afable cuando detrás de la buena educación con la que se crío y que era admirada por muchos, se encendían innombrables intenciones que moría por cumplir cuanto antes.

Claro que tampoco olvidaba que, mientras él ya era un hombre con deseos y pasiones propias de la madurez que le condecían sus años, su amado apenas alcanzaba la tierna edad en la que podría sentir curiosidad por saber qué placer existía tras unir sus labios con los de alguien más, por lo que era simplemente ilógico esperar algo mucho más atrevido.

Por desgracia, la realidad era que cada vez que lo veía ansiaba con mayor intensidad besarlo y acariciar sus suaves mejillas, tomarlo con delicadeza por la cintura y apretarlo contra su pecho para no dejarlo ir nunca más mientras le prometía que lo haría feliz por el resto de sus vidas.

Eso llevaba a Lan XiChen a imaginar la vida que podrían tener en Cloud Recesses y en la felicidad que le provocaría despertar cada día a su lado y observarlo dormir tranquilamente, para finalmente despertarlo con largas y delicadas caricias que los harían fundirse en uno solo hasta que los tiernos llamados de sus hijos los interrumpieran.

¿Cómo serían sus hijos? Sinceramente Lan XiChen deseaba tener un niño y una niña que heredaran la belleza de sus ojos y su castaño cabello que moría por acariciar durante horas; de la misma manera trataba de encontrar dos buenos nombres que le hicieran justicia a la gracia y belleza que sería propia de ellos y que alegraría su corazón cada vez que los viera caminar con su madre por los jardines de Gusu.

Sin embargo, antes de pensar en formar una familia a su lado debía encontrar la manera de hacerlo consciente sobre cuáles eran las verdaderas aspiraciones que se escondían tras la formalidad con la que lo trataba.

Pero, ¿Cómo hacerle saber a tan bella persona que tenía cerca de un año observándolo a la distancia, encontrando irresistible su fuerte temperamento y la dignidad que siempre mostraba? ¿De qué manera acercarse a él como un hombre común y corriente que perseguía su afecto, y no como el Líder de una Secta prominente como la Secta Lan? ¿Interferirían demasiado los años que los separaban? ¿Debía esperar un poco más o, por el contrario, debía actuar ahora que sabía con certeza lo mucho que lo anhelaba?

Meditando sobre eso, a Lan XiChen se le ocurrió que la mejor manera de ir acercándose a Jin Ling era pasar más tiempo juntos, por lo que podía empezar su serio cortejo invitándolo a pasar una temporada en Cloud Recesses; el único problema radicaba en que no tenía la menor idea de cómo extender tal invitación sin parecer atrevido o impropio, pues no existían muchas razones que justificaran lo que parecía ser un repentino interés.

Sin duda alguna podía escribirle una carta donde le dejara en claro que lo haría muy feliz contar con su compañía, pero hacer tal cosa le parecía algo impersonal. En ese caso, ir directamente a Lotus Pier podía ser la solución a su dilema, siempre y cuando no se enfrentara con la hostilidad de Jiang Wanyin.

Sin duda alguna al hombre no le complacería saber que anhelaba a su adorado sobrino, ese niño al que había visto crecer a lo largo de quine años y que ahora le parecía la persona más hermosa e increíble que sus ojos habían contemplado, por lo que debía tener mucho cuidado al tocar el tema con el Líder de Yunmeng.

—Jin Ling… —suspiró nuevamente Lan Huan recordando la sonrisa del joven maestro.

¿Jin Ling sonreiría para él cuando lo buscará en Lotus Pier o le sorprendería verlo en el muelle? El Primer Maestro Lan realmente esperaba ser bien recibido por el adolescente, pues no dejaba de pensar en todo lo que podía mostrarle una vez que llegarán a Cloud Recesses.

De esa manera se dijo que en cuanto Jin Ling se encontrará a su lado lo llevaría a la biblioteca de Gusu, lugar que sin duda lo complacería al tener a su alcance tanto conocimiento con el que podría saciar la innata curiosidad que poseía y que lo llevaba a leer todo pergamino o libro que pudiera ayudarle a mejorar su cultivo.

Lan XiChen sacaría provecho del entusiasmo del joven amante para obsequiarle todos aquellos libros que buscó especialmente para él, sonriendo amablemente al ver el sonrojado rostro de Jin RuLan preguntándole si en verdad era correcto que aceptara aquellos presentes. Así, en respuesta le aseguraría que podía tomarlos sin temor ni preocupación alguna.

Después, pensando que el invierno en Cloud Recesses era más frío que en Lotus Pier al encontrarse en las montañas, tendría oportunidad de obsequiarle una capa finamente elaborada para él y que tenía bordadas con hilos de oro las peonías propias de la Secta Lanling Jin, misma que había cubierto con algunos encantamientos para protegerlo de malos espíritus.

Al atardecer le pediría amablemente que lo acompañará a tomar un té de jazmín con el que calentar sus cuerpos, totalmente satisfecho por la sonrisa tímida que sería la recompensa por todas sus atenciones.

Lan XiChen planeaba tan meticulosamente la estadía de Jin Ling que incluso pensaba en recurrir a Lan WangJi para poder tener una idea sobre los platillos con los que deseaba agasajar al adolescente, siendo consciente que (justo como Wei WuXian) su amado gustaba más de los sabores fuertes y picantes.

Concluida la cena (que esperaba fuera privada) conducirá a Jin RuLan a sus habitaciones, atreviéndose a tomar su mano con suavidad con el pretexto que podría resbalarse si no era cuidadoso. De esa manera, maravillándose una vez por la gracia de su rostro apenado, le desearía una buena noche de descanso para, finalmente, despedirse de él con un delicado beso en su mano.

Sonriendo al imaginarse lo que seria su primer día en Cloud Recesses al lado de Jin Ling, ZeWu Jun se permitió seguir haciendo planes.

El segundo día, se dijo, debería atender todas sus responsabilidades diligentemente y con prisa para poder gozar de otra tarde con Jin Ling; claro que tendría que aclararle a Lan Qiren que no era descuidado y que tampoco se dejaba llevar por sus deseos, pero eso no lo preocupaba tanto como empezar a ser más afectivo con su amado.

Lan Huan permitió que su imaginación volará al verse compartiendo muchos bellos momentos con Jin Ling al mismo tiempo que buscaba ser más cercano con él, adivinando que al principio el adolescente se mostraría confundido y avergonzado al ser tratado con tanta amabilidad.

Sin embargo, esa nueva situación no duraría mucho tiempo porque, tras pasados unos días, Lan XiChen esperaba haber reunido el valor suficiente para dejar en claro la seriedad y sinceridad de sus sentimientos.

—Joven Maestro Jin —serían las palabras de Lan XiChen—, en verdad deseo ser correspondido por ti; sin embargo, si no soy merecedor de tu afecto, lo entenderé y respetaré tu decisión.

Entonces, con gran expectativa, esperaría la respuesta que podría dar por terminada su ilusión o que por el contrario, sería el inicio de la mejor etapa de su vida.

En su imaginación, para gran dicha, Jin Ling lo miraría apenado al mismo tiempo que le decía suavemente que aceptaba sus sentimientos de la misma forma en la que esperaba ser merecedor de los mismos.

Lan Huan le diría que no tenía razón para creer que no los merecía y callaría sus dudas e inseguridades con el primer beso que ambos compartirían, tomando la iniciativa con tacto y suavidad para no dejar que su apremiante necesidad tomara el control de sus actos.

Pero sabiendo que de una u otra forma podía hacer más progresos con el joven maestro Jin RuLan, resultaría muy difícil mantener a raya los deseos que lo llevarían a desear con más intensidad al adolescente y su castidad, por lo que (muy probablemente), Lan XiChen tomaría largos baños en las heladas piscinas de Cloud Recesses en un intento de no perder la compostura.

Aún así nada sería suficiente para frenar la pasión de su cuerpo, en especial cuando se podía ver claramente correspondido a los tiernos e inocentes besos que robaría a la menor oportunidad, mismos que no harían otra cosa que alimentar su culposo anhelo.

Quizás, sólo quizás, perdería el control cuando contemplará por milésima ocasión la sonrisa de Jin Ling mientras paseaban frente al muro de las reglas de Gusu, así que sin el miedo al rechazo buscaría profundizar los besos hasta ese momento compartidos.

—¿ZeWu Jun…? —preguntaría Jin RuLan al percatarse de la intensidad de su mirada.

Como respuesta lo llamaría suavemente y rosaría la tibia piel de sus mejillas antes de apartar los mechones de cabello que se interponían entre sus rostros; libre ya impedimentos se agacharía frente al adolescente y con la misma suavidad de antes, volvería a tomar los dulces labios que podía reclamar libremente.

Por supuesto que esperaba sorpresa en Jin Ling, misma que se encargaría de dejar a un lado al ser tan cortés como le fuera posible, pero ante la aceptación total a sus deseos, se volvería más atrevido con su tacto.

Jin Ling no lo negaría, en cambio buscaría colocar las manos sobre su pecho sorprendiéndose al notar cómo debajo de sus costillas, un desbocado corazón latía con fuerza y rapidez, sonriendo al decirle entre el vaivén de sus lenguas que le alegraba no ser el único que se sentían así.

Tal acción tendría el efecto de volver al siempre sereno y paciente ZeWu Jun un hombre ansioso y apasionado, tanto como para acercar más sus cuerpos al mismo tiempo que, con algo de vergüenza, tomaba por unos segundos el nacimiento de los glúteos de Jin Ling.

Éste lanzaría un agradable jadeo lleno de asombro, sin embargo, regresaría la acción al buscar hacer lo mismo. Lan Huan se sentiría tan complacido que no dudaría en apretar con un poco más de fuerza la carne firme bajo sus manos.

Extasiado, Jin Ling volvería a gemir contra los hábiles labios que le quitaban el aliento dejándose llevar por la madurez tan excitante que lo envolvía.

Lan Huan deslizaría las manos a lo largo del fino contorno de Jin Ling, sonriendo al sentir la timidez del adolescente que lo haría encogerse involuntariamente mientras él sentía cómo tal acción aumentaba su ya apremiante excitación.

Jin RuLan no se quedaría atrás y, con su dulce inocencia, involuntariamente rosaría la entrepierna que despertaba deseosa por atención, cansada ya de sumergirse en el agua fría como una medida para contrarrestar el calor que la llenaba.

El Maestro Lan podía sentir en su lengua la dulzura de la piel de Jin Ling, podía sentir la tibieza de la misma e incluso, podía sentir la pesada respiración del mismo chocando contra su cuello, seguro que no existía placer tan grande como el que lo embriagaría al tocar a la persona que se arrasaba con facilidad con su cordura.

Con la respiración descompuesta entre las gloriosas visiones que sus fantasías le otorgaban, Lan Huan llevó la mano derecha a su entrepierna de manera inconsciente, totalmente sumergido en los insanos pensamientos donde Jin RuLan le entregaba todo de sí.

En ellos, el joven maestro empezaba a mover su cadera contra la propia para que la fricción les regalara una agradable y estimulante recompensa que se acompañaba con las manos cada vez más atrevidas de ZeWu Jun.

Para placer el Primer Maestro Lan, su joven amante tomaría la iniciativa al tocar con pudor y por debajo de las ropas, su firme cuerpo, causando un ronco jadeo que no tardaría en romper la delgada línea entre su cortesía y respeto, para darle lugar a la euforia y excitación.

El adolescente se sorprendería al recibir el mismo toque, en especial porque Lan XiChen rápidamente guiaría las manos a su pecho caliente y algo sudoroso con la intención de jugar un poco con los pezones que debían ser tan exquisitos como su dueño, por lo que (sobrepasadas sus expectativas), con vergüenza intentaría alejarse para recobrar el buen juicio que ambos habían perdido minutos atrás.

Pero él no lo dejaría así, no, seguiría besando a Jin Ling al mismo tiempo que con suavidad le pedía llevarlo hasta sus habitaciones, sabiendo que poseer el bello cuerpo del Joven Maestro Jin frente al muro de las reglas de la Secta Lan no sería lo más apropiado, en especial si quería hacer del momento algo especial.

Por eso, encontrando adorable la sorpresa de Jin Ling, lo tomaría en brazos con la única intención de susurrarle al oído que lo llevaría a un lugar más cómodo y apropiado, recibiendo como respuesta que no era necesario y que podían continuar ahí mismo.

—A-Ling… —le diría Lan Huan—, quiero que estés en un lugar que merezca tu belleza.

Después, con el tímido adolescente sonrojado ante sus palabras, finalmente se tomarían unos sofocantes minutos para arreglar sus ropas y aparentar que nada fuera de lo normal ocurría, para finalmente entrar a los aposentos de ZeWu Jun con discreción, dándole la maravillosa oportunidad de dejarlo suavemente sobre la cama que pronto harían un desastre de caricias y jadeos ahogados.

Con tacto y amabilidad le preguntaría a Jin Ling si en verdad era su deseo continuar con las apremiantes caricias que pausaron, asegurándole también que no existían razones para apresurar algo que no tendría vuelta atrás.

—Estoy seguro —respondería Jin Ling con la determinación que lo enloquecía.

Sonriendo cálidamente, Lan XiChen se sentaría frente a frente con Jin Ling recreando el apasionado ambiente que elevó tanto sus caricias, sólo que en esa ocasión desprendería cada prenda que entorpeciera el contacto que ambos deseaban.

De esa forma, contemplándolo entre cada voraz beso, Lan Huan contemplaría por primera ocasión el  glorioso cuerpo que nadie más conocería, quedando absorto en cada línea del mismo, remarcando con la yema de los dedos los inocentes pechos que lo llamaban con intensidad y deseo.

Sin embargo, una vez más Jin Ling lo tomaría por sorpresa al llevar sus temblorosas manos a la cinta de su frente, preguntando así si podía tomarla. Entonces él le diría que era suyo por completo y lo invitaría a dejarlo igual de desnudo.

Así actuaría Jin Ling, sólo que diferencia suya se mostraría admirablemente tímido e inexperto, inseguridades que se encargaría de desechar con tierna palabras de amor susurradas al oído.

Apenas se encontrarán totalmente desnudos, Lan XiChen dejaría un rastro de besos húmedos al descender desde los labios de Jin Ling hasta su virginal centro, causando más de los jadeos que lo enloquecían al punto de querer tomarlo de una vez por todas. Pero sería un poco más paciente al llegar al nacimiento de sus caderas, lugar donde el casi escaso y castaño bello púbico cubría aquel dulce sexo que delataba la excitación que sentía.

Con una sonrisa, sorprendiendo a Jin Ling, Lan XiChen tomaría con delicadeza ese sexo en su boca buscando de ese modo escuchar los largos jadeos que le indicarían que hacía bien al buscar la satisfacción de su compañero antes de hundirse entre su carne.

Para ese entonces, víctima de las sensaciones que descubría gracias a él, Jin Ling arquería la espalda y sujetaría su cabello pidiéndole dulcemente que se detuviera debido a que tanta satisfacción era demasiada para él.

Pero Lan XiChen no se detendría, en lugar de eso sería más entusiasta al saborear los fluidos que brotaban del sexo de Jin Ling, deseando sentir la inocente boca del adolescente hacer lo mismo por él.

Así, sabiendo que eso sería pedir demasiado para esa primera ocasión en la que harían el amor, buscaría llegar a la palpitante intimidad de Jin Ling para prepararla para lo siguiente que vendría, introduciendo lentamente la lengua en ella con la intención de humedecerla lo suficiente antes de llevar los dedos a la misma.

—¡LAN XICHEN!

Lan XiChen se excitaría de una manera imposible de describir tras oír su nombre pronunciado con tanta intensidad, así que no pararía por mucho que su amado rogara clemencia o un segundo para procesar todo lo que sucedía, completamente absorto en la maravillosa vista que Jin Ling le ofrecía con sus ojos nublados por el placer.

—… Jin Ling —llamó Lan Huan perdido en su fantasía.

Jin Ling jadearía sin tener una idea de cómo actuar ante el calor que los envolvía, retorciendo sus esbeltas piernas sin saber que cada vez que las separaba le daba más acceso a aquel sexo que dejaría atrás la inocencia que preservó hasta el momento.

—ZeWu Jun… ZeWu Jun...

Y en cada ocasión en la que escuchara su nombre, con cada tirón recibido en su cabello, Lan Huan solo encontraría una razón más para desear profanar cuanto antes la virginidad que se extendía ante sus ojos, reemplazando delicadamente su hambrienta lengua por un par de dedos que explorarían y ensancharían ese interior nunca antes tocado.

Entre tanto, sudoroso y jadeando, Jin Ling intentaría aferrarse a las mantas bajo su cuerpo al sentir una sensación completamente nueva y alucinante para él, gimiendo al ser incapaz de contener el innegable placer que Lan XiChen le otorgaba con toda la lujuria que reprimió durante tanto tiempo.

Celoso de las mantas que eran tomadas con tanta fuerza y persistencia, Lan XiChen tomaría asiento sobre la cama para colocar sobre sus piernas y frente a frente al adolescente que apenas podía sostenerle la mirada, pidiéndole con ternura que lo abrazara mientras seguía incursionando en su interior.

Jin Ling, cuyo largo cabello caería ya libre por su hermoso cuerpo, aceptaría abrazarse a su amplia espalda tratando de soportar el sentir del grueso, duro, húmedo y caliente sexo de Lan XiChen, sabiendo que pronto este lo llenaría de tal forma que fácilmente podría decir que sería partido en dos.

Aún así dejaría que sus caderas y su propio miembro se rosaran contra la hombría del Primer Maestro Lan, totalmente dispuesto a dejarse llevar por los apasionados besos que recibía y por la deliciosa intrusión a su intimidad.

Lan XiChen no dejaría de besar, morder y recorrer ese cuerpo pese a lo mucho que sus pulmones le pidieran oxígeno, pues no tenía intención de parar hasta que ambos alcanzaran la gloria en manos de la pasión que desbordaban.

—… A-Ling… ¿Puedo? —en ese instante Lan Huan guiaría su dolorosa y ansiosa erección hasta el centro de Jin Ling, suplicando permiso antes de entrar.

—S-sí...

Una vez más tomaría los labios del adolescente con la misma delicadeza con la que se conduciría al interior que lo llamaba, aguantando la respiración al mismo tiempo que sentía como esa estrechez lo abrazaba sin piedad alguna.

El largo jadeo de Jin Ling y sus brazos aferrándose a su espalda lo harían gemir víctima del placer que sentirían y que aumentaría al empujar la cadera para entrar por completo.

Durante unos segundos no se movería dándole la oportunidad de adaptarse a su sexo, acariciando y besando el lloroso rostro que lo observaba con el deseo que de igual manera le pedía continuar con el vaivén que pronto los conduciría al éxtasis que solo esa muestra de amor podría otorgarles.

Después de eso Lan XiChen perdería todo rastro de amabilidad.

Lan XiChen tomaría con algo de desesperación y euforia el bello cuerpo de Jin Ling, sujetando con fuerza los carnosos glúteos que se estrellaban una y otra vez contra sus piernas creando un sonido por demás lujurioso y hambriento que sería acompañado por los jadeos y gemidos que saldrían de sus bocas.

El sudor resbalaría por sus cuerpos de la misma manera en la que lo harían sus fluidos y el fino rastro de saliva que escaparía de sus labios envueltos en una danza de placer y deseo, las uñas de Jin Ling quedarían impresas en su piel y el eco de su voz llamándolo sería lo único en lo que podría pensar.

ZeWu Jun tomaría a Jin Ling cómodamente recostado en la cama con las piernas sobre sus hombros, lo tomaría de espaldas y bajo él contemplado el rubor y placer cubriéndolo por completo, lo tomaría y llevaría a la cima de ese amor carnal hasta que sus cuerpos y gargantas no pudieran más… lo tomaría una y otra vez mientras le repetía lo mucho que lo amaba.

La pesada respiración de Lan XiChen explotó en un largo jadeo al sentir la tibia y pegajosa humedad que yacía sobre la palma de su mano, por lo que abrió los ojos después de ver en su pensamiento el bello rostro de Jin RuLan llegando junto con él al orgasmo con una sonrisa.

—… Jin RuLan.

Suspirando nuevamente (celebrando la gran e inmoral imaginación que poseía) el Primer Maestro Lan buscó algo con que limpiar la evidencia de su muy reprochable comportamiento, diciéndose también que acababa de romper otra regla de su Secta.

En definitiva debía castigarse con severidad por atreverse a manchar sus buenos sentimientos con las pasiones que le impedían ser la persona que en realidad mereciera el afecto del Joven Maestro Jin, pero lo haría después de escribir la carta con la que lo invitaría a Cloud Recesses.

Así, acomodando sus ropas, tomó papel y el pincel que podrían ser el inicio para hacer realidad sus sueños.






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