XI

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Lejos del muelle de Lotus Pier y de la reunión de las Sectas que se llevaba acabo entre los líderes, lejos del bullicio y del ajetreo, Wei Ying se deshacía de su ropa.

Sentado sobre el regazo de su esposo y bajo la atenta mirada de esos ojos claros, Wei WuXian se desprendía con lentitud de cada prenda de ropa que cubría la piel que ansiaba sentir las caricias de Lan WangJi, moviendo suavemente la cadera con una sonrisa.

Incapaz de contenerse más tiempo Lan Zhan deslizó las manos hacia el expuesto tórax de Wei WuXian hasta sus pechos, pellizcándolos con la intención de hacerlo protestar. Pero Wei Ying no se quejó, tomó la mano de Lan WangJi y lamió uno por uno sus dedos.

Lan Zhan gruñó ante ese acto y después de esperar que Wei WuXian soltara su mano, se acercó a los botones rosados de su esposa para lamerlos y succionarlos, provocando un exquisito jadeo que fue acompañado por un profundo movimiento de cadera que rozó su entrepierna.

—Lan Zhan… —gimió Wei WuXian echando la cabeza hacía atrás antes de sujetar el rostro de su esposo para besar su frente y mejillas con dulzura, bajando lentamente hasta sus labios para morderlos con suavidad, susurrando todos los sueños en los que él estaba y que deseaba hacer realidad.

Lan WangJi deslizó las manos desde los hombros hasta la cintura de Wei Ying provocando que un escalofrío lo recorriera, seguido de un cálido beso en su cuello junto a una no tan inofensiva mordida en el mismo; Wei Ying rio y lo llamó impaciente, Lan Zhan repitió su acto.

Con calma Lan WangJi buscó deshacerse de los pantalones de Wei WuXian al mismo tiempo que lo besaba con las ansias que reprimió al pasar semanas sin tocarlo, dejando marcas rojas de su estadía en esa piel que tanta falta le hacía, arrancando los jadeos y débiles gemidos de Wei WuXian.

Wei WuXian empezó a tirar de la ropa de Lan Zhan deseando de la misma manera ver y tocar el fuerte cuerpo que lo había sostenido innumerables veces y que lo hacia gritar de placer, apresurándose a liberar la dura excitación que sentía y moría por tocar antes de recibirla en su interior.

El Maestro Lan también se apresuró a quedar tan desnudo como su esposa, compartiendo el anhelo y excitación que lo invadía ante la expectación de unirse una vez más, retirando sin ningún cuidado cada prenda que pudiera entorpecer el sensual abrazo que pronto los haría entregarse mutuamente y sin restricciones.

Sin embargo, se detuvo por unos segundos al llevar las manos al creciente vientre de Wei Ying. Sonriendo, observó esa curva que delataba el fruto del intenso y ardiente amor que compartían.

—Siéntelo, Lan Zhan —pidió Wei WuXian sosteniendo las manos de largos dedos de su esposo sobre su vientre—. Nuestro hijo.

—Mnn.

—¿”Mnn”? ¿Es todo lo que le dirás a tu primogénito? —se quejó Wei WuXian—. ¡Y yo diciéndole que eres más emotivo!

—Lo estoy sintiendo —repuso Lan Zhan con los ojos cerrados al mismo tiempo que acercaba el rostro al pecho de Wei WuXian—. Lo estoy sintiendo.

Wei WuXian cerró también los ojos al abrazar a Lan WangJi, aspirando el olor a sándalo que tanto echaba de menos; llevó las manos a la espalda de su esposo y empezó a dibujar círculos en ella.

—Llegará en primavera —comentó Wei WuXian.

—Lo sé.

—Y tendrá tus ojos y tus largas pestañas —continuó Wei WuXian—. Será el niño más hermoso del mundo.

—Mnn.

—Pero si es una niña será mi viva imagen, habrán dos versiones de Wei WuXian.

—Eso estaría bien.

—¿Deseas que tu primogénito sea varón o niña?

—Deseo tenerlo junto a ti —contestó Lan Zhan acariciando las mejillas de Wei Ying.

—HanGuang Jun…

Lan Zhan besó con suavidad y lentitud los labios de Wei Ying al mismo tiempo que lo tomaba con delicadeza por la cintura que se ensanchaba gracias a que su amado hijo crecía sin contratiempos.

Los labios de Lan WangJi reclamaron los de Wei WuXian al mismo tiempo que sus desnudas pieles se tocaban sin que les importara otra cosa que sentir el calor de sus cuerpos, totalmente concentrados en extender un poco más de tiempo aquel delicioso juego previo que subió de tono cuando Lan WangJi llevó los dedos hasta los glúteos de su esposa, dándole a entender que lo deseaba más de lo que su serena apariencia sugería.

Wei WuXian de nuevo lo llamó impaciente, pero no le importó porque sus días eran solitarios y sus noches frías sin él a su lado, sin su contorno que dormía plácidamente entre sus brazos y sin su voz pidiéndole compasión mientras hacían el amor una y otra vez. Sí, era impaciente y por ello no se detendría, no ahora que podía tocarlo.

De esa manera separó con cuidado las piernas de Wei Ying y se deleitó con la visión de la intimidad que estaba frente a sus ojos, húmeda y lista para que entrara en ella, como si lo llamará con la erótica piel pálida de los muslos que permanecían a cada lado de su cuerpo.

Wei WuXian, tan excitado como su esposo, llevó un par de dedos a su boca para humedecerlos antes de introducirlos en su interior que ya se encontraba lubricado y listo para ser invadido, invitando con seductora voz a Lan Zhan a que lo tocará de la misma forma.

Lan Zhan así lo hizo, acercándose a la oreja derecha de Wei WuXian para susurrar en ella la palabra “mío”.

—Nng, Lan Zhan… —gimió Wei WuXian cerrando los ojos al sentir sus dedos y los de Lan Zhan jugando en su interior.

La lengua de Lan WangJi recorría también el cuello de Wei WuXian mordiéndolo ocasionalmente, jadeando cada vez que sus caderas chocaban y comprobaba que la humedad del cuerpo de Wei Ying era tanta que resultaba imposible ignorarla. Su sexo lo sabía bien, palpitando con ansias cada vez que se rozaba contra la excitación del patriarca que no dejaba de gemir su nombre.

Sin soportar más de esas caricias y con delicadeza, Lan Zhan buscó su túnica para ponerla sobre los hombros de su esposa, pues era consciente que a pesar de encontrarse lejos de Yunmeng alguien podría pasar por accidente viendo el maravilloso cuerpo que le pertenecía y que no pensaba dejar que nadie más conociera.

Riendo ante su actuar, Wei WuXian elevó la cadera al mismo tiempo que guiaba el gran miembro de su esposo hasta su centro, diciéndole que la vista que tenía de él era increíblemente buena. De esa forma se sentó sobre su regazo cerrando los ojos ante la deliciosa y muy, muy placentera invasión a su intimidad.

—Lan Zhan…

—Wei Ying…

Wei WuXian besó los labios de Lan WangJi antes de empezar a moverse sobre su sexo, gozando la forma en la que era abrazado con ternura, amor, delicadeza y lujuria, dándole acceso a los pechos que pedían la atención de la lengua del Jade de Gusu.

Lan WangJi sostenía a Wei WuXian de la cadera mientras mordisqueaba sus pechos, deleitándose con los jadeos que provocaba e instaban a no detenerse, empujando con más profundidad su sexo en el interior del chico que lo abrazaba por los hombros y cuyo aliento chocaba cerca de su oído.

El silencio del bosque donde hacían el amor era irrumpido por los jadeos de Wei WuXian y la fuerte respiración de Lan WangJi, fundiéndose con el rítmico choque de sus cuerpos y de las constantes súplicas del doncel que ansiaba sentir el sexo de su esposo llegando a lo más profundo de su ser, elevando la excitación que empapaba el aire y nublaba sus sentidos.

Sin embargo, y pese a encontrar un increíble placer en penetrar con fuerza e intensidad a Wei Ying mientras lo sujetaba con firmeza por los glúteos, Lan Zhan estaba reacio a dejarse llevar, temiendo ser demasiado rudo con el cuerpo que lo recibía en medio de un apasionado abrazo.

Wei WuXian sentía la preocupación de su esposo y aunque la valoraba, no estaría satisfecho hasta que éste hiciera un desastre de él.

—… Lan Zhan, Lan Zhan… —lo llamó con ternura mientras lo miraba a los ojos.

—Mnn.

—Hazlo… hazlo más fuerte —pidió Wei WuXian jadeando.

—No.

—HanGuang Jun… hazlo… lléname…

—El niño…

—Lan Zhan, eres tan buen padre —gimió Wei Ying trazando un alucinante movimiento con la cadera y tocando el pecho de Lan WangJi—… se un buen esposo y compláceme está ocasión...

—Wei Ying —gruñó Lan Zhan sujetando con más fuerza las caderas de su esposa.

—¡Ah, Lan Zhan…! ¡Así!

Con un rápido pero delicado movimiento, Lan Zhan cambió la posición en la que unían sus cuerpos dejando a Wei WuXian recostado bajo él; llevó las piernas en las que fácilmente podía perderse durante horas hasta sus hombros y empujó su sexo a lo más profundo del húmero y cálido interior que lo apretaba sin piedad.

Encantado y con una gran sonrisa Wei WuXian acarició el abdomen de su esposo antes de besar uno de los antebrazos que se apoyaban a cada lado de su cabeza. Lan WangJi unió con delicadeza sus labios procurando tanto su bienestar como su placer.

Justo como lo pidió Wei Ying, la forma en la que Lan Zhan lo penetraba era profunda y fuerte causando que llegará con mayor facilidad a ese dulce punto donde perdía la cabeza hasta hacerlo reemplazar sus jadeos por desvergonzadas demandas por más de ese placer que lo derretía. De esa forma y gozando ante el rubor que contemplaba, el maestro Lan continuó rozando contra ese lugar especial.

Pronto Wei WuXian sujetó los antebrazos de Lan WangJi cubriéndolos con pequeños rasguños que delataban la desesperación y el placer en la que estaba inmerso, reprochando entrecortadamente que su esposo jugará con excitación prolongando esa dulce agonía que le impedía liberar el grito de lujuria que estaba atorado en su garganta.

—Er ge-ge… —llamó Wei WuXian causando que la cadera de Lan WangJi fuera empujada con más fuerza, tanta que el húmedo sonido del choque de sus cuerpos resultó muy erótico para ambos—. No más… déjame ir.

—Aún no —repuso Lan WangJi arrodillándose frente a él para lograr llegar aún más lejos.

—Lan Zhan… Lan Zhan… —gimió Wei WuXian sintiendo que de esa forma alcanzaba la cúspide del placer.

—… mi esposa.

Lan Zhan dejó salir un ronco jadeo al observar y sentir cómo su cuerpo y el de Wei WuXian se tensaban ante la explosión de placer que los llenaba, abrazando el cuerpo bajo él e ignorando el ruido de unos pasos alejándose.

Con la respiración acelerada Wei WuXian buscó abrazarlo acariciándole el cabello y repartiendo pequeños besos por su cabeza, feliz por estar de esa forma.

—Lan Zhan, somos unos exhibicionistas —comentó suavemente.

—Mnn.

—Seguro Lan SiZhui vino a buscarte.

—Volveré después —contestó Lan WangJi.

—¿Después? Volvamos ahora y repitamos lo de recién sobre una cama.

—Más tarde.

—Qué terco eres —rio Wei WuXian.

Lan WangJi se recostó al lado de Wei WuXian cubriéndolo con su ropa al mismo tiempo que contaba mentalmente cada una de las pequeñas gotas de sudor que resbalaban por su piel, pensando también que no había nada que lo complacería más que sentirlo acomodándose en sus brazos.

El Segundo Maestro Lan y el Patriarca Yiling compartieron un agradable silencio que únicamente fue interrumpido por las suaves risas de Wei Ying que feliz disfrutaba de las caricias que su esposo repartía sobre su vientre, susurrándole que apenas podía soportar la espera hasta que su hijo llegara al mundo y él pudiera sostenerlo en manos.

Lan WangJi escuchaba atento mientras se imaginaba junto a Wei Ying y su bebé en el jingshi compartiendo la alegría y tranquilidad que sostener a su primogénito les daría, recibiendo las visitas de Lan XiChen, Lan SiZhui, Lan JingYi e incluso de Lan Qiren con una sonrisa que se ensancharía cada vez que alguien comentará sobre lo hermoso que era ver a Wei WuXian alimentando con su pecho a ese pequeño que era el fruto de su amor.

—Vuelve a Gusu conmigo —pidió Lan Zhan deseando materializar sus sueños, besando la frente de Wei Ying.

—HanGuang Jun, sabes que no puedo —contestó Wei WuXian con una sonrisa.

—No lo acepto.

—Debes aceptarlo, es lo mejor y lo sabes —repuso Wei WuXian.

—Mi esposa y mi hijo deben estar conmigo.

—Tu esposa y tu hijo mancharan tu buen nombre —continuó Wei Ying—, y tu esposa no lo quiere.

—Eres mi esposa —contestó Lan Zhan—, no necesito más.

—¡Ah, mi amable esposo! Necesitas tú familia y tu Secta; a nosotros siempre nos tendrás, pero no contigo.

—Los quiero conmigo.

—Lan Zhan, si hubiera una forma estaría contigo y no dejaría pasar ningún otro todos los días son todos los días.

—Entonces encontrare una manera.

—Lo sé —dijo Wei Ying besando una vez más a Lan Zhan.

Permanecieron desnudos y abrazados sobre la hierba hasta que Wei WuXian estornudó motivando a Lan Zhan a buscar sus ropas para vestirse.

Justo como lo hacían en el jingshi, Lan Zhan dejó que Wei Ying lo ayudará a acomodar sus ropas y a volver a colocar la cinta de su frente, observando atento las manos que se ocupaban de él y que recorrían con calma su cuerpo. Después fue el turno de Lan WangJi de ocuparse de su esposa y de su hijo.

Durante ese tiempo Wei WuXian tarareó su canción.

Después de un par de horas en el bosque y gracias al apetito de Wei WuXian volvieron Lotus Pier caminando uno al lado del otro, como si ninguno hubiera desaparecido entre la multitud de túnicas de colores apenas sus ojos se encontraron.

Caminar de esa forma era nostálgico para los dos porque extrañaban los días en los que dejaban Cloud Recesses por largos periodos de tiempo ejerciendo su labor como cultivadores, sin preocuparse por otra cosa que no fuera su seguridad mutua y dormir juntos cada noche.

Extrañaban su compañía, sus besos, caricias, sus bromas, las pocas palabras, compartir una jarra de Sonrisa del emperador para celebrar, tocar juntos música, enseñarle a los jóvenes discípulos de la Secta Gusu Lan, cuidar de los conejos de Cloud Recesses y Manzanita, los silenciosos compartidos y los momentos llenos de carcajadas… simplemente se extrañaban.

Lan WangJi y Wei WuXian pararon a comer en el lugar donde Wei WuXian lo deseó ajenos a las miradas curiosas que se posaban sobre ellos y al ajetreo de Yunmeng. Compartieron su comida a pesar de las quejas de Lan Zhan que veía sus platos vaciarse mientras los de Wei Ying se mantenían casi intactos y bebieron un suave té de jazmín que se había vuelto la nueva bebida favorita del joven maestro que no podía tomar más Sonrisa del emperador.

Recorrieron de nuevo la ciudad, pero en esa ocasión Lan Zhan no dudó en comprar ropas más apropiadas para Wei WuXian y para su hijo, compró nísperos y los peló para su esposa, dejó que jugueteara a su lado y pasearon en compañía de los discípulos Lan que apenas contuvieron su emoción y sorpresa al conocer el estado de Wei WuXian, también con Wen Ning (que se ofreció a llevar las ropas de su maestro) y con Jin Ling y su mal humor.

Lan WangJi caminó y sonrió al lado de Wei WuXian sin incomodarse con sus pícaros comentarios o por la forma en la que le coqueteaba hasta que con un largo bostezo le pidió que lo llevará hasta su habitación en Lotus Pier, alegando necesitar reponer fuerzas antes de una segunda ronda.

—Hay tiempo —dijo antes de pedirle a Lan JingYi y a Lan SiZhui que los disculparan, marchándose antes de darle una oportunidad al patriarca de decir cosas inapropiadas.

Lan SiZhui y Lan JingYi aprovecharon la ocasión para pedirle a Jin Ling que les enseñará donde conseguir algunos presentes para el nuevo miembro de la Secta Gusu Lan por nacer, extrañándose por su tosco comportamiento, aceptando en su lugar la guía de Wen Ning.

Entre tanto, apenas llegaron a su habitación (y después de un extraño encuentro con Jiang Cheng donde ambos parecieron molestos), Wei WuXian se dirigió directamente a la cama sin importarle en lo más mínimo quitarse el exceso de ropa para dormir cómodamente.

—Báñate antes de dormir —le dijo Lan Zhan sentado en la cama mientras le quitaba las botas.

—Lan Zhan, me bañare después —replicó Wei WuXian dejándose atender—, ahora quiero dormir.

—Estuviste en el bosque.

—Contigo y no te quejaste —se burló Wei WuXian—. Vamos, Lan Zhan, duerme conmigo y después nos metemos a la tina juntos.

—Mnn —en ese instante Lan WangJi le quitaba la túnica y la doblaba cuidadosamente.

—Lavaré tu espalda y tu cuerpo —insistió Wei Ying girándose a abrazar la cintura de Lan Zhan.

—Quédate quieto —Lan WangJi desató el cinturón de los interiores de Wei Ying pensando que así estaría más cómodo.

—Y seré tan amable contigo como tú lo eres conmigo.

—Duerme —ordenó cuando finalmente su esposa estuvo lista para dormir.

—Hazlo conmigo.

Wei Ying sonrió cuando (tras dejar sus ropas pulcramente dobladas) Lan Zhan se acostó a su lado abrazándolo al mismo tiempo, sintiendo en la nuca la calma respiración del Jade de Gusu y en el vientre sus manos, preguntándose por qué no podían ser de esa forma todos sus días.

Acariciando con ternura a su primogénito Lan Zhan cerró los ojos esperando que Wei Ying durmiera, pensando en lo que debería hacer una vez que regresara a Cloud Recesses para exigir que se respetaran sus deseos de no separarse de su familia.

Pensó también en Jiang Cheng y frunció el ceño.

Lan WangJi sabía que Wei WuXian se refugió en Lotus Pier porque además de Cloud Recesses, no tenía otro lugar donde hospedarse sin considerar que causaría muchas molestias, pero eso no significaba que le agradaba Jiang Cheng ni la forma en que miraba a su esposa.

El Jade de Gusu sospechaba, desde el regreso de Wei WuXian, que el interés de Jiang Cheng no se debía únicamente a viejos rencores, pues sabía que también había buscado cualquier señal del patriarca a cada oportunidad que se le presentó, mostrando frustración y enojó al tampoco tener respuestas favorables.

Lan Zhan observó el rostro de Wei Ying preguntándose cómo era posible que su percepción de las cosas fuera tan buena en las ocasiones donde debía pensar con rapidez y sapiencia, al mismo tiempo que era increíblemente torpe al no percibir las pasiones que podía despertar en otros.

Frunciendo más el ceño se molestó aún más con Jiang Cheng y su descaro de observarlos (aunque se debiese a un accidente) mientras se entregaban con desenfreno en el bosque.

Los pensamientos de Lan WangJi fueron interrumpidos por el amortiguado ruido de unos pasos que se detuvieron frente a la puerta de la habitación, haciendo que se acomodara las ropas antes de enfrentarse a la última persona que deseaba estuviera cerca de Wei WuXian.

Antes de atender el llamado Lan Zhan suspiró y cerró los ojos por unos segundos, sabiendo que debía mantener la calma; desgraciadamente la mirada despectiva de Sandu Shengshou se lo hizo muy difícil.

—Que sorpresa verte aquí, Lan WangJi —la sarcástica voz de Jiang Cheng y su hostil actitud rompieron el silencio que los envolvió apenas se vieron cara a cara.

—Jiang Wanyin —repuso Lan Zhan.

—Wei WuXian tiene un compromiso que atender con Jin Ling —dijo Jiang Cheng sin importarle los modales o la cortesía.

—Wei Ying descansa.

Jiang Cheng torció una sonrisa; le molestaba tanto como haber escuchado la dulce voz de Wei WuXian llamando a su esposo, imaginarse lo que pudo suceder en esa habitación para que el doncel descasara.

—Qué considerado que finalmente pienses en su bienestar —se mofó el Jiang Cheng.

—Wei Ying está cansado —repuso Lan Zhan con serenidad.

—¿Cómo no estarlo después de que forzó su cuerpo en un lugar de cuidarlo? —cuestionó Jiang Cheng molesto—. Wei WuXian tiene un deber con Jin Ling, así que agradecería que en el futuro tengas eso en mente.

—Me ocupare de los cuidados de mi esposa —se defendió Lan Zhan manteniendo a raya su enfado—. Agradeceré también que en un futuro respetes nuestra intimidad.

Jiang Cheng apretó los puños mirando con molestia a Lan WangJi.

—Si tanto te preocupa su intimidad no lo fuerces a recostarse donde pueda quedar expuesto ante cualquiera.

—Wei Ying es mi esposa —dijo Lan Zhan—, no lo fuerzo a nada.

—Claro, sólo permites que se vaya de su hogar —repuso Jiang Cheng—. Qué gran ejemplo de marido.

Lan WangJi sintió su sangre hervir ante la ofensa de Jiang Cheng, sabiendo que seguramente conocía las circunstancias que llevaron a Wei WuXian a dejar Cloud Recesses y de su momentánea incapacidad para llevarlo de vuelta.

—Wei Ying es mi esposa.

—… por el momento —dijo Jiang Cheng antes de marcharse.

Esa fue la primera ocasión en que Lan Zhan deseó usar a Bichen contra otra persona gracias a la impotencia y enojo que las afiladas palabras de Jiang Cheng causaron en él, enfadándose también con los miembros de su secta que creían que lo mejor era mantenerse lejos de Wei WuXian y del hijo que habían engendrado.

Sin embargo, suspiró antes de volver a la cama donde la única persona que amaba esperaba por él, encontrando paz en las dormidas manos que se abrazaron a su cuerpo apenas sintieron que volvía a su lado.

Una pequeña sonrisa se dibujó en su labios cuando medio dormido Wei Ying le exigió que no lo dejara solo.

—Volveremos al jingshi —le dijo suavemente aferrándose a su cuerpo al mismo tiempo que recobraba la serenidad.

Aún así no dejó de pensar en las palabras de Jiang Cheng.









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