James
Una buena madrugada.
—Contéstame y deja de reírte, James—me pide actuando como una mocosa, pero no deja atrás su tono avergonzado.
Continúo riendo sin dejar de mirar al frente. Mi voz ronca y grave hace eco en el auto, y de reojo observo como Emily se cruza de brazos a la altura de su pecho mientras sus mejillas comienzan a tomar color, sonrojándose.
Es más que evidente que el vodka se ha mezclado con la vergüenza logrando un particular dúo bastante irritable, aunque a estas alturas no existe ni una pizca de vergüenza en aquella lengua curiosa de Emily, y mucho menos en su mirada llena de lascivia que intenta esconder detrás del celeste "puro" que posee.
«¿Qué está pasando por esa "inocente" conciencia?».
Claramente números, por toda esa curiosidad que la consume y que intenta alimentar. Debe estar intentando adivinar algunos números. Por recomendación que empiece desde 20 hacia arriba.
Mi cabeza continúa repitiendo la pregunta tipo confesión de Emily sobre los centímetros de mi polla, joder, de inmediato una sonrisa pícara se asoma por mi rostro, por supuesto que no me molesta, de hecho..., me gustaría ver la manera en la que sus ojos se abren de más, como los nervios se apoderan de su cuerpo empezando a tartamudear e intentando evadir la situación como la mayoría de veces que lo hace cuando se trata de comentarios calientes.
Me imagino la reacción de Emily, y es tan inocente..., todo lo opuesto a lo que estoy acostumbrado a encontrar y ver. «Pero sé que todo ángel puede pecar. Y ella no es precisamente un ángel del todo».
Me burlaría tanto si no estuviese tan ebria como ahora, tal vez la hubiera hecho sentir nerviosa, y hasta la hubiera hecho mojarse las bragas. Pero ahora...
—Emily estás ebria, y si te digo, capaz te desmayes. Así que no quiero lidiar con un cuerpo noqueado mientras manejo.
—Y si ti digi cipiz ti dismiyis—imita mis palabras con una voz ridícula—. Solo tienes miedo de decirlo ¡Buuhh!—coloca sus pequeñas manos alrededor de su boca, y empieza a abuchearme.
Ruedo mis ojos.
—Emily, quiero me respondas otra cosa. Así que concéntrate, y saca la imagen de mi polla de tu cabeza—ordeno—, no vaya a ser que te salga humo por los oídos por las fantasías calientes que imaginas conmigo—es imposible que mis rasgos arrogantes se puedan aminorar.
El vodka deja a Emily en todos los estados, menos en alguno corriente y normal. Ya he perdido la cuenta de las veces que me gritó durante el camino, las veces que me repitió cuánto me odiaba, los siseos incoherentes y las risas repentinas con tono chillón sin sentido alguno.
Es como si sufriera de bipolaridad, la verdad parece que los dos sufrimos de bipolaridad con nuestros cambios repentinos y drásticos por el otro. Podemos aparentar ser enemigos y sentir el mayor odio por el otro, gritarnos, exasperarnos, ser igual de intransigentes, inescrutable la mayoría de las veces y actuar desdeñosamente.
Pero joder..., somos unos hipócritas, porque solo nos basta mirarnos a los ojos, que ella encuentre mi oscuro iris y yo su claro celeste por un par de minutos, para aceptar que es solo nuestra fachada. Solo es un huracán de mentiras creado para arrastrarnos todo el tiempo. Porque el odio se ha mezclado con su antónimo.
Y nos enredó en esto que es: «Superior», «Caótico» , «Único», «Fuego&Pólvora». Y no importa las veces que volvamos a iniciar el círculo vicioso de "odio" entre ambos, acabaremos como siempre; en el mismo lugar y juntos.
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Juntos Una Vez Más [#1]
Novela Juvenil[PRIMER LIBRO] [+18] Atractiva, inteligente, dramática, heredera universal de una empresa millonaria, divertida, coqueta. Esas son unas de las tantas cualidades que caracterizaba a una chica de ojos celestes hipnotizantes o eso es lo que dicen. Para...