6. Sesion de fotos

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Alice

Solo tengo que entrar, saludar, dejar el pastel, ver que está bien e irme. Sencillo.

De acuerdo suena bien pero espero no joderlo todo. No sería muy gracioso en frente de los papás de Joseph. Menos si solo vengo a saber como se encuentra.

Bastante irónico aparecerme así luego de ser yo quien le dijo a Joseph que solo lo veía como un amigo. Que nuestra amistad era de cuatros junto a Emms y Ryan, y que teníamos buenos recuerdos y que esto solo era pasajero.

Si... buen chiste. Creo que no fue muy duradero lo que dije luego en esa jodida pista de hielo. Quien diría que un frió corazón puede sentir y más en estas circunstancias.

De acuerdo Alice, solo... vienes como amiga.

Miro una vez más mi teléfono esperando ver alguna respuesta de Emily, creo que se quedó un poco molesta con la noticia de que Sabrina participará en la lista y bastante traumada al conseguir a James besándose con ella en el cuarto del conserje.

Ni siquiera yo lo esperé. Se que Emily "lo odia" realmente no se mucho. Solo quiero que me conteste los jodidos mensajes para vernos luego.

—¿Vas a darle un besito para que se cure?— se burla mi hermano mayor.

Odio que Andrei tenga que llevarme a todos lados, es el mismo idiota molesto. A veces quisiera ahorcarlo y más cuando peleamos.

—No me hagas aplastarte el pastel en estos momentos, ridículo.

Andrei entra a la gran mansión grisácea de los Cooper y me deja en la entrada. Cuidadosamente abro la puerta y mi hermano intenta meter su dedo en la crema de chocolate que tiene el pastel.

—Llena ese jodido dedo de crema y juro que te lo doblo— le advierto entre dientes. Mi hermano abre sus ojos y retira su dedo— Que bueno que te quede algo de neuronas para pensarlo dos veces.

—No lo hago por ti. Lo hago por Joseph tal vez se intoxique... que muera el, no yo— se encoge de hombros riendo.

Suelto un suspiro de rabia y salgo del Audi de mi hermano. Cierro la puerta y camino hacia la puerta pero no escucho que el auto se ponga en marcha así que volteo.

—¿Por que sigues aquí?— le pregunto— En serio no sabes cuanto espero, al fin poder tener mi licencia.

—Aunque la tengas dudo mucho que papá te deje un auto— sacude su cabeza— Seria hacerse cargo de muchos accidentes, por tu parte.

Con una mano sostengo el pastel y con la otra le muestro mi dedo del medio y Andrei solo voltea sus ojos cansado.

—Compórtate como una dulce princesa— lo último lo dice con un tono dulce.

Mi familia insiste en que soy la oveja negra de la familia y qué tal vez sea la más rebelde y ni siquiera soy varón. ¿Pero eso que?

—Mejor vete dulce príncipe— utilizo el mismo tono y una sonrisa falsa— Porque juro que tú parabrisa tendrá crema de chocolate por todos lados y cuando lleves a tus jodidas conquistas a la mansión dejaré a la vista las fotos que tiene mamá de ti vestido como niña.

—Estas loca ¿Lo sabes, no?

—Soy la oveja negra ¿No?— arrugó mi nariz divertida— Ahora vete.

—¡No vayas a darle besos!— me advierte Andrei.

—¡Cierra la boca, es mi amigo!

—Claro... y yo el papa Francisco— es lo último que escucho de mi hermano.

Juntos Una Vez Más [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora