26. Pequeña H

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Christian

Llevo casi dos meses encerrado en esta mierda. No hay día que no recuerde la razón de porque y siempre a mi mente vendrá el color celeste brillante y su castaño deslumbrante chocolate. Pero no la culpo, ella aún no sabe que está haciendo las cosas mal. Solo hay que enseñarla.

Este lugar es como vivir en los suburbios solo que la mayoría que está aquí es por accidentes por delitos "no cometidos" son pocos lo que están por la verdadera razón de aceptar sus aptos. Al llegar tuve que construir aleados. En estos lugares de mierda siempre es mejor estar acompañado y ser el alfa de la manada a ser al débil que planean matar antes de dormir.

Aunque no durare mucho. Saldré luego de ese estúpido juicio de mierda. Ya está planeado, ya compre al juez o mejor dicho... ya lo amenace. Creo a ningún padre le gustaría recibir un video anónimo de bestias violando a su hija de diez años... así qué... no durare mucho por estos lares.

Los cargos que aún se me acusan son para tardar al menos veinte años en la cárcel si es que encuentran la evidencia porque toda ha sido quemada. No pueden joderme.

—¡Apresúrate!— me sigue apresurando el cabrón del guardia— ¿¡Acaso eres una puta vieja?!

Me aseguro de sostenerme bien con las muletas ya ha pasado tiempo desde que el hijo de puta de James me las partió, al menos mi pierna izquierda ha estado mejorando tanto como para ser la que intentar soportar mi peso. Todo esto solo me frustra y me hace entrar en ansiedad cuando recuerdo a ese animal de Harrison.

Salgo de mi celda intentando caminar como puedo pero en realidad casi debo arrastrarme.

—¡Camina más rápido estiércol!— el guardia patea mi espalda para enderezarme.

Suelto un chillido por el dolor. Nunca caminar fue tan doloroso. Prefiero no tener la putas piernas. Al principio cuando llegue a la enfermería del penitenciario casi lo hacen porque la torcedura fue grave ya que mis vasos sanguíneos estaban jodidos. Ese hijo de puta no midió nada.

Llego al pasillo de la enfermería donde hay algunos reclusos que vienen a diferentes especialistas. Hay uno que tiene los dedos cortados y la sangre no deja manchar todo.Se ven las cosas más atroces en estos lugares. Pero es lo más común cuando hay peleas, lo no común sería no morir.

—¿Que putas miras?— la voz del guardia me devuelve a la realidad. Señala la puerta en frente de mi "Asistencia de fracturas" leo— ¿No sabes entrar o qué?

El guardia me espera afuera y yo entro a la mediana habitación. Como cada semana hacen el mismo procedimiento de hacer placas a mis piernas, revisan los detalles, intentar hacer un esfuerzo con estas, miden mi "progreso" y por último los resultados. Tardo más de media hora en esto.

—De acuerdo, Christian— el doctor se pausa—. Las placas dejaron ver que solo tú pierna izquierda ha avanzado al procedimiento. Los huesos de tu pierna derecha están débiles y no responden al tratamiento ni a las inyecciones...—se pausa. Puedo inyectar una doble dosis del tratamiento. Esperando respuesta de tus huesos pero... si el resultado es el mismo. Lo mejor sería que intentaras operarte para lograr al menos recuperar el 40% de movilidad de tu pierna.

Esta mierda no puede estar pasando.

—¿Que dice? ¿Se volvió loco? ¡Está haciendo algo mal, claramente!— golpeó su escritorio enojado y lo señalo— ¡Es su culpa de que este así!

—No, Señor Kansas. La culpa la tiene la situación de su pierna— señala mi pierna— No le confió en que su pierna derecha volverá a estar bien al 100% pero al menos un 40% podrá intentar hacer un vida normal, solo que... deberá ayudarse de una muleta.

Juntos Una Vez Más [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora