37. Destello de pólvora y fuego

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Emily

—No sé por qué, pero cuando pienso en ti, pienso en tulipanes. Tal vez por su delicadeza y lo hermosas que son, qué...—Scott llega al frente de mí soltando un suspiro—, perdóname, Emms. Fui muy idiota al mentirte, debí haberte ayudado. Debí haberte llevado con él. Pero es que yo...

—Eres tú...—articulo sin abandonar el asombro en mis palabras. Continúo sin asimilar que durante todo este tiempo pensé que el regalo que tanto me encantó y que se encuentra en mi habitación venía de parte de James, pero no...

—¿Y eso está mal...?—alza una de sus cejas y no contesto. Entonces Scott aleja el ramo de mí como si fuera alérgica al ramo de tulipanes—. Si no te gustan los tulipanes está bien lo entiendo, pueden ser otras. ¿Lirios?, ¿girasoles?, ¿rosas? ¿o...?

Ahora me siento una idiota. Era Scott, y aunque el mensaje de la flor puede ser un pequeño malentendido. Él realmente quería que fuera al partido de Green High contra el equipo de Lucian. Estaba preocupado por mí, como siempre lo hacen mis amigos. No existía alguna otra intención.

Pero mi cabeza, joder, lo asoció rápidamente con James. Mi cabeza me traicionó tan fácil...

¿Y en quien querías que pensara?. ¿En el enfermo de Christian? Tonta.

—No seas idiota, Scott. Los tulipanes me gustan, son bonitos—le arranco el ramo de las manos admirando el rosa pastel que tiñen los pétalos de la flor y le sonrío sin despegar mis labios—. ¿Qué significan estás?

—Aparte de la delicada belleza. Un: "perdón por joderlo, Emms. No quiero que dejemos de... ser amigos"—termina en un suspiro con una sonrisa parecida a la mía.

Ladeo mi cabeza sobreactuando estar pensándolo, y empiezo a negar logrando ver los gestos de terror en la cara de Scott que me roban una carcajada que inunda el pasillo. Al cabo de segundos, Scott empieza a reírse también, mezclando su risa con la mía.

—Aceptaré la disculpa, creo que no me conviene ser enemiga de un hacker como tú. Tal vez busques en archivos secretos sobre mi verdadera identidad, ya sabes...—me encojo de hombros bromeando—. Soy una asesina en serie—finalizo.

—Tarde, eso ya lo sabía—me sigue la corriente—. ¿Entonces debí haberte regalado los tulipanes negros?

—No, así está bien—huelo el ramo, el cual huele muy bien, y miro a Scott quien tiene una sonrisa de oreja a oreja—. Puede que el hermoso color rosa haga a una asesina serial delicada y hermosa—bromeo.

—Ya lo eres—farfulla con tal rapidez que me deja muda—. Digo..., eso es lo que mi mamá ha dicho luego de leer la columna de la revista de tu mamá. Eres el diamante de Miami, todos lo consideran así—suena atónito—. Es realmente grandioso el trabajo que hace tu mamá contigo.

—Sí... eso creo—espeto sin ánimos de hablar sobre aquella superficial columna y me concentro en solo mirar el nuevo ramo que me acaban de obsequiar.

«¿Tal vez... el rey de la arrogancia podría hacerme este tipo de regalos?»

No estoy muy segura, no luego de repetir hasta el cansancio en el desayuno que odiaba la mayoría de las flores. Aún más los tulipanes. Así que no visualizo un escenario donde James Harrison sea capaz de darme alguno de estos detalles tan clichés y ridículos según su criterio.

Intentaré que mi emoción no me controle, pero lo veo bastante difícil, cuando James Harrison y sus palabras, pero contradictorias acciones. Me hacen enloquecer.

—Por cierto, Emily—Scott rebusca en sus bolsillos para sacar mi iPhone y ofrecérmelo. No dudo en tomarlo—. Lo puse a cargar, pero últimamente no ha parado de sonar. Perdona que no pude entregarlo antes es que, entre escapar, buscar las flores y...—interrumpo su relato.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2022 ⏰

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