28. No era él

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Emily

—¿Y todo bien?— Alice me repara con la mirada, intentado buscar algo diferente o, mejor dicho. La ropa—. Digo... ¿Nada? ¿Sigues haciéndole la competencia a la Virgen María?

Después de que James entrará a la cancha y que el juego comenzará, vine al área V.I.P, desde aquí se ve aún mejor el partido, ya que los asientos están adentro de la cancha, pero un extremo lejos para evitar algún golpe.

Las chicas en esta área son las mismas que parecen gritar para llamar su atención. También son las mismas que le toman fotos para guardárselas. Tengo que inhalar y exhalar varias veces, para no morir de cólera.

Bien... pero al menos tómale una foto. Que se vea jodidamente sexy, como dice Mickey Mouse "Es una herramienta que utilizaremos más tarde". Que se vean sus piernas, sus brazos, sus venas, su...

¿Qué está mal contigo? ¡Pervertida!

Tú te lo pierdes...

—Deja de pensar cosas, rubia— digo entre dientes y dándole un pequeño empujón y ella se ríe—. Si, sigo siendo la competencia de la Virgen María. Y con mucho gusto.

—¿De verdad?— cuestiona sin creerlo.

—¡Menuda mejor amiga, la que tengo!

—¡Yo esperaba mi relato erótico!— se queja como una niña— ¿¡Esperaba ayudarte a caminar, no es obvio!?— le tapó la boca y Joseph nos mira con el ceño fruncido.

—¿Escuche erótico?— inquiere el rubio.

Lentamente Alice destapaba su boca, y yo con vergüenza, también con las mejillas sonrojadas, niego.

—No...— digo con leve nerviosismo—. Solo le contaba a Alice que... le deseé suerte a James.

Quedamos en silencio unos segundos mientras Joseph sigue dudando de mi respuesta, hasta que se acerca a mi detallando mi cara.

—¿En serio? Es que esta vez tus labios lucen como los de una persona normal y no como si un alma te los hubiese chupado— suelta el rubio con sinceridad.

—Que amable, rubio, aprecio que te preocupes si se me caen o no los labios— digo con sarcasmo.

— ¿Vas a decirnos que tardaste tanto solo por un beso? ¿Cuánto crees años crees que tenemos? —inquiere Joseph quien me mira esperando a que siga hablando

—No puede ser...—digo incrédula mirando a ambos rubios que se ríen— ¡No paso nada!

—Así dijeron al principio y hasta yo vi las fotos de Nueva York— confiesa y mi asombro hace que continúe—. Oh si... sobretodo veo muy seguido una del Time Square, era un intento de selfie y tu haces un drama, nada nuevo—su descripción me hace pensar en todas las fotos. Estuve toda la mañana viéndolas y hasta imprimí algunas. Sé que la foto a la que se refiere Joseph, es aquella que James tomo luego de que peleáramos por su forma de hacerme pasar vergüenza—. Cualquiera que la viera diría que son dos adolescentes normales que visitan Nueva York, y no dos adolescentes que en vez de decirse lo que sienten, se mandan al carajo mínimo tres veces al día.

—No olvides la escapada a Nueva York, eso estuvo genial por parte de ese hijo de puta debo admitirlo— añade la rubia.

La confesión de Joseph me deja perpleja, pensé que la única en verlo además de nosotros, seria Alice.

—¿Dónde...?— Joseph me interrumpe.

Joseph carraspea y se acerca a nosotras, como si fuera algo muy confidencial.

Juntos Una Vez Más [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora