Capitulo 23: El Roba Almas

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Si me preguntan lo que ocurrió en esta semana, pues la recuerdo perfectamente, ¿Cómo no olvidarse de los momentos en donde uno la pasa muy mal? Cada uno sabe que todo momento en tu vida que haya logrado dejar marca se quedará allí para siempre, unos son más bonitos que otros.

La gran mayoría conoce que mi Madre falleció cuando era un niño inocente, que incluso aún sigo siendo, porque aún me falta madurez para recién poder pensar en tener hijos, pero no lo he descartado así que eso es seguro que pasará algún momento.

En el tiempo que ocurrió aquella desgracia colapsé totalmente, porque cuando se empezó a sentir mal mi madre vi su rostro, que se transformó de una manera que me quedó grabada para siempre. Más allá de que empezara a perder el color de sus ojos y pelo en menos de 24 horas, la cara de ella me mostraba que le habían quitado el alma, seguía siendo en el fondo ella, pero le quitaron la esencia que la mantenía con vida, y que nos mantiene vivos a cada uno de nosotros hasta el momento.

Nunca había sentido tanto frío como aquel día, un olor a muerte rondando por el lugar, un ambiente pesado y difícil de soportar, que mareaba y te provocaba mucha conmoción, lo que se contagiaba a todos como si la misma esencia de un futuro muerto se lograra captar en el aire.

Mi padre lloró amargamente por mi madre durante mucho tiempo, trató de ocultarlo pero yo a escondidas lo miraba como toda esa situación el la había absorbido de tal forma que cada noche tenía que liberar un poco de esa pena para no explotar y morir de tristeza en el intento, pero al parecer yo fui su inspiración para salir adelante.

Se logró levantar de esa profunda depresión, y se elevó de tal forma que pareciera que nadie le haría frente, me educó lo más que pudo con todo lo que aprendió a lo largo del tiempo de vida que tuvo, y yo también me inspiré de él, llegando a querer heredar el rol de hacer sonar el Gong.

Pero ahora todo era muy distinto, pues el frío que sentíamos era más grande y terrible que el anterior, debido a que sabríamos el triste futuro que acontecería a nuestros padres y los abuelos de otros. Queríamos hacer algo para salvarlos, levantarnos en contra de esos pie pequeños, luchar contra ellos para que nos dejaran en paz. Pero la vez que lo intentamos salimos todos heridos (a excepción de los niños y niñas), Meechee salió herida que obviamente fue lo que más me preocupó.

Nos levantamos todos ha luchar y a manifestarnos en frente de ese tipo, intentamos botar las máquinas y generar un alboroto de tal forma que lográramos escapar. No obstante los ancianos o más adultos no salieron al encuentro, pues se habían rendido desde que ya supieron la noticia de la muerte que se avecinaba por ellos en un tiempo no muy lejano. Así que salimos por todos ellos para darnos el lujo de vivir libres sin que nadie nos atrapara y nos quitara nuestras vidas.

-¡Vamos, aprovechemos la oportunidad! - dije animando a todos que se levantaron a luchar

Parecía que eramos invencibles, una masa completa de Yetis enojados y con rabia a alejar al enemigo que había invadido nuestro hogar y que había en cierta manera arruinado nuestras vidas. Tengamos en cuenta que somos bastante fuertes en comparación a esas pequeñas criaturas, como en el pueblo cuando rompimos varias de sus estructuras, pero una clara diferencia de poder estaba presente, ellos tenían las lanzas de fuego.

Cuando parecía que estábamos ganando (parecía pero simplemente nos estaban distrayendo del verdadero peligro), vinieron muchos soldados con armas y nos apuntaron de manera amenazante sin que nos diéramos cuenta de que estaban ocultos por allí, y dispararon en los cuernos de algunos de nuestros aldeanos, oímos muchos proyectiles que se efectuaron de forma precisa, uno de ellos llegó en uno de los cuernos de Meechee, específicamente en el cuerno izquierdo.

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