Hay personas que no quiero perder y otras que se pierdan con la nada.
Quiero que se vayan con el viento.
-¿Cómo es eso posible?
¿He de pedírselo a Dios en una oración o practicando la meditación y dejar fluir esos sentimientos, donde no hay armonía ni paz?; el paisaje se hace lúgubre; recordando una y otra vez esas palabras " le das muchas vueltas a esto".
Hace un par de meses, visité un asilo de ancianos "la casa del abuelo", me pareció un lugar agradable, había pocas personas, cuatro para ser exacta, me acerqué a uno de ellos, sentado en una silla de ruedas, cubriendo sus piernas con una cobija de manta, de color azul, su cabello era de color blanco, quebrado, tez blanca, ojos hermosos de color café oscuro, expresaban sabiduría, experiencia, paz y mucha alegría; pensé una vida envidiable; en su mano derecha observé que guardaba un bolígrafo ( no alcance a ver el color), y en su mano izquierda guardaba un pañuelo desgastado, en una de las esquinas se podía ver el nombre de una mujer.
Me senté a lado suyo, y con voz firme y suave me dijo: "tranquila todo fluye y todo pasa", no estés triste, sonriele a la vida, porque ella te sonríe todos los días aún siendo el paisaje gris.
En mis manos conservo dos cosas valiosas para mí, una de ellas, fue mi amiga incondicional, escribimos juntos muchas aventuras e historias llenas de amor, de desamor, melancolía y porque no, satisfacción, deseo y placeres; me enseñó a escribir la vida.
Cada palabra, y cada frase tenian el significado correcto.
El nombre bordado en este pañuelo es el de una mujer que fue, es y será mi compañera de vida siempre; entendí que no había necesidad de preguntar más, ya que los momentos más hermosos no se cuentan.