Dia de cristales

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Falta tan solo 4 meses para que cumpla 19 años, y eso francamente no me emociona.

Aparragado en la orilla de la cama de Alberto (Albert de cariño), prestándole su internet. Esperando el momento en que mi bellísima princesa se pueda conectar para poder hablar con ella aunque sea por unos minutos. Y es que siempre suelo venir a casa de Albert. Él que es un buen amigo sabe de la situación que paso con Luna y de mi negativa demencia si no logro hablar con ella.

Conocí a Luna en la secundaria, se podría decir que éramos "amigos", pero en realidad rara vez hablábamos, o bien, ella era demasiado indiferente, era de esas niñas las cuales resulta difícil llamar su atención. Siempre andaba con su mejor amiga (y conocida mía) Mariana, una chica de ojos verdes y cabello castaño, muy divertida.

La primera vez que hablamos (Luna, Mariana y yo) fue en el descanso, Mariana y yo lo habíamos planeado, les mentiría si les digo que no me di cuenta cuando pasaron a mi lado, porque Mariana me dio un fuerte golpe en el estómago. Siguiendo con los planes decidimos caminar, las niñas parecían algo calladas e incomodas, en especial Luna.
Eso me hacia a mí sacar tema de conversación (nada difícil por cierto).

Luna era una pequeña nena de 12 años, me daba mucha ternura, además era una niña tímida y tenía una mirada llena de inocencia, sus ojos, ¡vaya! Sus ojos eran/son hermosos. Ahora quizás más que antes, dicen que lo que vivimos queda reflejado en la mirada. Y la de ella es hermosa.

Cada vez que recuerdo esa escena mi estomago se contrae y mis puños se cierran. Esa imagen se me quedó de ella, de esa sonrisa tan cálida que infligía confianza. De esos lindos ojos castaños que me envolvían una y otra vez.

Apocalipsis Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora