Me habían advertido de ella, pero jamas creí las cosas que más de una vez estuvieron enfrente de mis ojos. Si ella es tan tierna, tan delicada, tan pequeña. Luché mucho para ganarme su confianza, para que me vuelva a creer, para que me acepte como su novio. Y ya que lo logro me doy cuenta la clase de niña que es...
Pero ¿cómo? ¿Yo fui el causante de su crueldad? ¿Fue mi culpa que cambiara su pureza por la malicia de hoy en día?
Cuando me enteré que me engañaba no podía creerlo, quería que me pasara en cima un tren con una carga de más de un millón de pasajeros. Me quedé congelado. No podía. Simplemente no podía creer lo que me estaba diciendo. Era como veneno, como espuma venenosa que salia entre sus labios rojos. Ella me estaba engañando y como si fuera poco, ella misma me lo dijo.
Hermosa y radiante vino a verme a casa, con su pantalón, su blusita blanca y su cabello suelto (como siempre). Apenas salia del colegio. Bellísima, se acercó a mí y con la mas tierna mirada me dijo: "Fabricio, nene, te estoy engañando, antes de que aceptara ser tu novia yo ya estaba en una relación".
Todo se me vino encima, la vista se me volvió opaca y por un momento los pies parecían temblarme. Pero por mas que quería no podía dejar de mirarla, dejar de desearla en un momento así y con una confesión de esa magnitud. Me senté donde pude (gracias a Dios que era una silla), me toqué la frente y creí que me hervía. Sus bellos labios estaban entre abiertos al darse cuenta de la impresión que me había causado sus palabras. Sus manitas estaban entrelazadas como soportando aquella culpa.
— Por qué preciosa?
Bajó la mirada ante mi interrogación y empezó a jugar con sus deditos.—Lo siento Fabri
Mientras se disculpaba me sostuvó la mirada, tanto que pude notar sus ojitos castaños que empezaban a verse como pequeños vidrios. Me tragué las lágrimas, no por orgullo ni por machismo, sino para tratar de mostrarle que su mentira no había acabado con mi amor.
Le extendí la mano y ella como dudando se acercó y la tomó, la acerque a mi, yo que aun seguía sentado, y poniendo mi frente en su vientre las lágrimas fluyeron. Mi llanto descontrolado mojó su blusita blanca. La abracé de la cintura (seguía sentado) como tratando de decirle que la amaba y que pase lo que pase estaré con ella. La solté y la jale de nuevo para que se sentara en mis piernas. Lo hizo sin ni siquiera negarse, tomé su carita entre mis manos y limpiándole algunas lágrimas que rodaban por sus mejillas rosas, la dirigí hacia mis labios. La bese de la manera mas dulce que pude para que entienda que la amo.Y hací entre lágrimas, los besos fueron la única cura.
Mis padres llegaron temprano y nos sorprendieron en esa escena tan romántica y cariñosa, ella se puso de pie y después de saludarlos y despedirse al mismo tiempo con una pequeña sonrisa fingida, se fué. Mi princesa me dejó en un estado de inercia por su dolor y por su traición.
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Apocalipsis Libro #1
Roman d'amourEmotiva y placentera historia de realismo e inocencia. "Apocalipsis" narra la historia de un joven llamado Fabricio Rodriguez de 19 años. Cuenta como su vida tuvo un giro desenfrenado. Él sabe que amar es algo muy complejo y que necesita de sacrif...