Madness

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La anestesia me hace olvidar todo lo que pasó con mi cuerpo, lo que no me hace olvidar es lo que está en mi interior. La cabeza me da mil vueltas, el cuello me arde. ¡EL CUELLO ME ARDE! ¿POR QUÉ CARAJOS ME ARDERÍA EL CUELLO?

Anestesia total. Sueños.

Entre sueños puedo escuchar voces que parecen provenir de mi familia y sólo una vez reconocí la voz de Alberto, mi mejor amigo.

¿Luna donde estas?

.

Despierto por fin, después de tanto los médicos deciden que es mejor que me dejen sin medicamentos, los causantes de que mi mente se bloquee y se eleve al más allá. Veo a mi alrededor. Es un cuarto demasiado blanco y sólo hay una pequeña ventana donde entra algo de aire natural. Mis brazos están vendados y al levantarlos siento punzadas. Todo el bendito cuerpo me duele. Trato de incorporarme cuando de repente entra Alberto. Me pregunta que cómo estoy (estúpida pregunta), yo ignorándolo trato de atar algunos cabos, preguntándole qué estoy haciendo en ese lugar nada familiar. Él me mira con los ojos abiertos como platos, mi pregunta le sorprendió bastante: "¿no recuerdas nada?".

En realidad sí recordaba lo que pasó, sólo que no quería aceptarlo.

Todo fue hace como "dos semanas"; me encontraba fumando un cigarro en el cuarto de mis padres. Mi mente parecía estar tranquila, relajada, ignorante. Alguien toca la puerta, yo con toda la flojera del mundo me levanto entre enojado y soberbio, porque aquel escandaloso ruido corrompió mi mente tranquila. Camino con los pasos demasiado lentos, vuelven a tocar violentamente la puerta. Me quedo parado viéndola pensando quién podría ser.

Decidí abrirla, más que por curiosidad lo hice para callar esos golpes tan estruendosos y perturbadores. Abrí. Me quito suavemente el cigarro de mis labios. Luna. Entra sin que la invite a pasar, en su paso deja su aroma único. Su cabello parece volar por el aire. Me mira al mismo tiempo que me dice que no quiere que la vuelva a buscar, que quiere que simplemente desaparezca de su vida. El cigarro que tenia entre mis dedos parece deshacerse al igual que mi vida en ese preciso momento. Me siento en el sofá de la sala ya que siento que mis piernas están a punto de quebrarse, dejo caer el cigarro y me agarro la cabeza con ambas manos. La miro suplicante. Ella tiene una mirada demasiado altanera y superficial. Dirijo mis manos hacia mi boca, tapándola, tratando de ahogar de esa manera mis gritos. Me pongo de nuevo de pie y con las manos alzadas caigo de rodillas. Derrotado. Me ha derrotado. Caigo en sus pies. De rodillas ante ella, como siempre me tuvo, como siempre quiso verme. Derrotado. La reina por fin esta vengada. Me abrazo a una de sus piernas entre el llanto mas descontrolado que ha salido de mi.

Ella amenaza con irse, se dirige a la puerta con decisión sin mirar atrás. De un momento a otro me sorprendo con un cuchillo en la mano, ella me mira retándome, le digo que no puedo vivir sin ella, que no estoy dispuesto a hacerlo, que me mataré si me deja. Su mirada cambió a unos ojos que parecían conmoverse. Me corté parte del brazo izquierdo para que vea que lo que digo es verdad, la sangre comienza a brotar exageradamente, tan exagerado que siento que me voy hacia atrás. Jamas me había hecho un corte tan profundo. Trato de conservar la postura de determinación, me corto el otro brazo, ella se vira y abriendo la puerta me vuelve a mirar, para su sorpresa esta vez tengo puesto el cuchillo en mi cuello. "SI TE VAS ME MATO, TE JURO QUE ME MATO" volvió a mirar hacia la puerta y...me desvanecí...

Suspiro. Mi Luna me tiene entre sus brazos y su manita esta tratando de detener la sangre que sale de mi cuello y que amenaza con dejarme inconsciente para siempre.

Suspiro. Me meten a una ambulancia y puedo ver a mi nena a lo lejos, de pie con sus pequeñas manos en sus labios.

Suspiro y no despierto.

Al parecer me corté el cuello torpemente ya que sigo vivo. Le pregunté a Alberto cuánto ha pasado desde aquel intento de suicidio, ya que sinceramente creo que son dos semanas máximo pero quiero estar seguro. ¡ERROR! ¡5 MESES! ¿Tanto tiempo he estado anestesiado? ¿Es posible?

Entro en un estado de histeria, quiero ver a Luna, la llamo a gritos, me arranco las vendas que cubren mis brazos y sin darme cuenta la sangre ha cubierto las sabanas blancas, al parecer me volví a abrir las heridas, vienen médicos, enfermeras corriendo, NO ESTOY MUERTO, NO ESTOY LOCO, QUIERO VER A LUNA. ¡QUIERO VER A LUNA!

Apocalipsis Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora