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"Well you look like yourselfbut you're somebody elseonly it ain't on the surface

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"Well you look like yourself
but you're somebody else
only it ain't on the surface."
You're Somebody Else, flora cash.

~

     La noche estaba helada, pero la adrenalina que corría por las venas de Joan hacía que ella no se percatara de la temperatura. La chica podía ver el vapor que salía de su boca al exhalar así que subió su pañoleta verde oscuro que descansaba en su cuello hasta el puente de su nariz.

     El grupo de adolescentes se encontraba repartiendo los materiales entre ellos e intercambiándolos según sus necesidades. Todos se encontraban en el callejón que se encontraba al centro de la quinta avenida, escondidos en la oscuridad del lugar.

—¡Hey, Arch! Esto es para ti. — Le dijo Trevor antes de lanzarle una lata de pintura azul en aerosol.

     La joven se percató que el color era similar al que usaban su padre y ella en el mural de su hogar, la pintura le recodó a su progenitor causando que se acunaran lágrimas en sus ojos. Joan pasó la manga de su chaqueta por sus ojos y guardó la lata en la pequeña mochila que había traído.

—Escúchenme todos, como yo decidí alterar esta calle, tendrán que seguir mis indicaciones. — Dijo Laura al grupo de adolescentes. — La idea es pintar en el lado oeste del edificio, no en otro. Todos ustedes tienen el boceto en sus teléfonos y ya saben que hacer. Si deciden agregar algo a mi dibujo sin consultármelo antes, les juro que usaré sus dientes en mi siguiente escultura.

— Si ven a la policía debemos huir. No importa si estamos haciendo arte, ellos lo consideran vandalismo. — Habló Bruce de forma seria.

     Los adolescentes corrieron felices como si fuera la mañana de Navidad hacía el gran edificio. Joan se encontraba frente al gran muro pensando en las cosas que iban a hacer.

— Todos tenemos algo que expresar, Archell, deja al menos por unos momentos tu escena desenfocado atrás. — Le dijo Trevor antes de empezar a ayudar a pintar al grupo.

Joan sacó una lata de pintura color café de su mochila y comenzó a rociar el color sobre el muro junto a sus compañeros. Mientras el tiempo avanzaba y más pintura salía disparada en dirección a la superficie, la chica pensaba en lo que pensaría su padre de lo que estaba haciendo, en cómo reaccionaría su madre si es que se llega a enterar del grupo. No creía que ella entendería alguna vez del porqué se expresaba de esta manera. Thai Archell fue la chica popular de su escuela, desde joven ella lucía como si fuera una modelo así que siempre fue escuchada y observada, nunca fue invisible como su hija.

     Unas luces rojas y azules a lo lejos y el sonido de las sirenas policiales la sacaron de sus pensamientos.

—¡Guarden todo y salgamos de aquí! — Dijo Trevor al grupo mientras guardaba unas cosas en el bolso.

     En tan solo unos segundos, los adolescentes ya se encontraban con sus objetos guardados y saliendo del callejón donde escondían sus cosas. Cuando Joan estaba por huir por la avenida principal, se percató que la lata de pintura azul se encontraba en suelo junto al muro. Sin pensar en que se quedaría atrás, corrió donde el objeto y cuando lo había levantado, una sustancia blanca algo pegajosa y elástica se adhirió a su mano y al muro haciendo que la lata se cayera al suelo y ella quedara atrapada.

Una figura masculina aterrizó frente a ella dejándola algo asustada y en estado de alerta. Ella sabía de quién se trataba, todos sabían de la existencia del justiciero en mallas que rondaba por Nueva York, más presente aún en Queens.

— Parece que se te quedó algo. — Dijo el joven héroe recogiendo la pintura en aerosol. La máscara que ocultaba su rostro hacía que la voz del chico sonara algo distinta — ¿Sabes que rayar en los muros de la ciudad es vandalismo?

— Por favor, déjame ir. — Suplicó Joan con miedo.

— No puedo hacer eso, debo entregarte a la policía.

Peter sintió su sentido arácnido cuando se percató que la voz de la chica se le hacía conocida. Con lentitud, el adolescente se acercó a ella y bajó la pañoleta que cubría el rostro de la joven, llevándose una sorpresa al ver la cara de la persona.

—Te lo ruego, Spider-man. — Dijo Joan desesperada al oír cómo se acercaban las sirenas de los autos policiales. — Déjame ir.

Peter, sin decir nada, liberó a su compañera. La chica, confundida, huyó sin decirle nada al superhéroe.

Joan corría lo más rápido que podía por las calles hasta que alguien la tomó del brazo y la adentró a un callejón oscuro.

— ¿Nicholas? — El chico le tapó la boca y ocultó a ambos detrás de un basurero. Mientras Joan oía las pisadas de los policías corriendo por la calle principal, se percató que todo el grupo estaba oculto en distintas partes del callejón.

— Ya se fueron. — Dijo Clarissa apareciendo detrás de un montón de cajas.

— A la otra no te quedes atrás, novata. — Le dijo Laura saliendo de su escondite. Joan solo rodó los ojos. — Vámonos de aquí antes de que aparezcan otra vez.

Todos salieron con calma del callejón, actuando como si solo fueran un grupo de amigos que casualmente pasaban por allí. Joan se volteó para ver de donde venían, percatándose de la presencia del superhéroe sobre un edificio cercano, observándola.

—¿Estás bien, Trey? — Preguntó Nicholas esperándola, el grupo ya había avanzado un par de metros.

Joan observó por unos segundos al vigilante de Nueva York antes de voltearse.

— Todo bien, Nic, vámonos de aquí.

Ambos continuaron caminando como si nada de la noche hubiera ocurrido.

Status quo. | Peter Parker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora