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"Guess it's hard to know when nobody else comes aroundIf I'm getting over youOr just pretending toBe alright

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"Guess it's hard to know when nobody else comes around
If I'm getting over you
Or just pretending to
Be alright..."
Male Fantasy, Billie Eilish.

~

     La noche había llegado a Queens, y la mayoría de sus ciudadanos ya se encontraban durmiendo en sus hogares. Algunas personas aún transitaban por las calles del condado camino a sus casas, sin saber que afuera, se encontraba el amigable Hombre Araña del vecindario luchando con un traficante de armas extrañas.

     Spiderman estaba patrullando por la ciudad cuando se percató de una explosión azulada extraña a lo lejos, similar a la de hace unas noches atrás. Aquella explosión llevó a un encuentro villano contra héroe.

     Joan, que estaba en un autobús camino a su hogar después de la sesión con su psicóloga, logró ver desde la ventana la pelea del buitre contra el hombre araña. Observaba de manera atenta como cada uno esquivaba los golpes del otro, hasta que en un momento, desaparecieron de la vista de la joven.  Cuando Joan creía que su viaje continuaría, el autobús frenó rápidamente cuando Spider-man cayó frente al vehículo dejando a todos los pasajeros algo asustados.

     Joan rápidamente presionó el botón que pedía que se abrieran las puertas para bajarse, casi golpeándole la espalda cuando ya se cerraban las puertas tras de si.

—¿Te encuentras bien? — preguntó la adolescente al estar a un lado del héroe. Ella pudo apreciar un par de heridas en el brazo del chico, su traje se había roto un poco.

     Spider man al ver a la joven junto a él, rápidamente la tomó en sus brazos y la llevó al callejón que estaba a un lado.

— Silencio, no te muevas — dijo el héroe con su mano en la boca de la chica y con su otro brazo abrazándola. Él intentaba no moverse y dejar su espalda pegada al muro, mirando a todos lados. El Buitre pasó volando por sobre sus cabezas, sin percatarse de la presencia de ambos. — Ya estamos a salvo — le dijo a la adolescente mientras la soltaba.

—¿Estás bien? Caíste de un edifico.

—Estoy bien, solo un par de rasguños.

— La herida de tu hombro dice lo contrario. — Joan empezó a buscar algo en su mochila, Peter podía oír la preocupación en su voz. De la mochila sacó una pequeña caja con varios objetos de primeros auxilios.

—¿Llevas contigo un kit de emergencias?

— Mi mamá es enfermera, dice que siempre hay que estar preparada. — La joven, con cuidado y delicadeza, empezó a limpiar la herida del joven con cuidado.

     Peter la observaba, se daba cuenta de lo delicada que era y como movía sus manos para limpiar la herida. También se percató que Joan estaba distinta, no de manera físicamente, si no que no tenía la actitud de siempre.

— Sé que no nos conocemos mucho, pero te siento extraña ¿Todo bien? — Al parecer Joan evadió la voz del héroe bajando la mirada. — No le contaré a nadie, soy bueno guardando secretos.

    Joan dejó escapar entre sus labios el aire que contenía, pensando en si hablar del tema con el superhéroe de Queens.

— El otro día cuando volví a mi casa, vi a mi madre hablando con otro hombre — dijo ella sin dejar de limpiar la herida. — Se veía feliz, pero no creía que ella ya estuviera lista para pasar la página, de reemplazar a papá.

— No creo que ella está buscando reemplazarlo, tal vez solo encontró a otra persona que puede hacerle compañía y sentir mariposas en el estómago.

—¿Pero tan pronto? — La joven pasó sus manos por su rostro unos segundos. — No me malinterpretes, quiero que mi mamá sea feliz y no esté sola, pero no pensé que le tomaría un par de meses.

— Nosotros no elegimos cuándo y de quién nos enamoramos, los sentimientos solo aparecen. — Peter se sentó a un lado de la joven y miraba el cielo nocturno de la ciudad. — A veces sentimos cosas por personas en los momentos menos oportunos, pero está bien tener sentimientos, una cosa es tenerlos y otra es estar listo para algo más.

— ¿Tan rápido está lista?

— Sanar es un proceso tan complicado de entender ya que no es igual para todas las personas, algunas nunca lo hacen. Tal vez ella ya se siente lista para seguir avanzando. No la culpo, la vida es corta como para ser infeliz. — Peter volteo su cabeza y ahora miraba Joan. — Creo que la pregunta aquí es si tú estás lista.

Aunque ella no lo viera por la máscara, pudo sentir por el tono de voz del héroe la preocupación que sentía por ella y la posible respuesta a aquella pregunta.

     Ambos escucharon las sirenas policiales a lo lejos, y se observaron, sabiendo que era la señal del héroe para irse del lugar.

— El deber llama, arañita — le dijo Joan mientras se levantaba del suelo algo incomoda.

— Gracias por las curaciones, espero que llegues bien a tu hogar.

La adolescente vio al héroe emprender su camino balanceándose por los edificios de la gran ciudad, hasta que se volvió una simple mancha a la distancia.

Cuando la joven estaba a un par de metros de su hogar, se percató del mismo auto de la vez pasada estacionado frente a su hogar. Con algo de inseguridad, decidió intentar estar dispuesta a los posibles cambios que podrían aparecer en su vida gracias a su madre. Intentaría no cuestionar lo que sucediera esa noche.

    Al abrir la puerta de entrada, lo primero que sintió fue el aroma a lasaña proveniente de la cocina, y al entrar a su hogar, se percató de un hombre y un niño colocando los cubiertos sobre la mesa.

—¡Joan! Estás aquí — dijo su madre feliz mientras salía con una sonrisa de la cocina. — Hoy cenarán con nosotros Víctor, un compañero de trabajo, y su hijo Ashton, así que ve a lavarte las manos que estamos por comer.

     Joan veía como su madre y Víctor hablaban felizmente mientras que el pequeño intentaba comer sin que se le cayera la comida encima. La situación se sentía muy extraña para ella, era algo que no podía explicar. La joven también analizaba al hombre. Víctor lucía en sus cuarenta, con una mirada amable y una actitud cálida. Por lo poco que había escuchado de la conversación, él era un doctor en el mismo hospital donde trabajaba su madre y a veces sus turnos concordaban. El hombre no le daba mala espina, se notaba que era agradable, pero había algo en él que hacía que Joan quisiera no acercarse más.

— Tu madre me contó que te gusta pintar, que tú estás trabajando en el mural de la sala, tienes talento — dijo Víctor mientras le limpiaba el rostro a su pequeño hijo. — Deberías postular al programa de arte de la Universidad de Nueva York, podrías tener buenas oportunidades para el futuro.

—No sabía que NYU tenía un programa de arte.

— Es algo nuevo, pero tiene buenos comentarios. — El hombre le dió una pequeña sonrisa antes de seguir ayudando a Ashton. — Tengo un amigo trabajando allí, si quieres puedo hablarle de ti.

Víctor era realmente amable con ella, cosa que a Joan le dolía de una extraña manera. Muy dentro de si, ella sabía que él era buena persona, que no habían razones para odiarlo, aunque quisiera tener razones para hacerlo. Sentía que sería más fácil aferrarse a la idea de Demian como la figura paterna en la foto si Víctor era la mala persona de la historia... pero no lo era. Él sólo era un hombre intentado ser amigable con una adolescente con algo de carga en sus hombros. Además, para Víctor tampoco era algo fácil, ya que él también tenía un dolor y una pena cargando en sus hombros.

Joan creía que había pasado página, que estaba lista para el siguiente capítulo de su vida familiar, hasta que llegó Víctor y supo que solo pretendía que estaba bien, porque en realidad, sin importar qué hiciera Joan, nunca podría superar la idea de que su padre ya no está con ella.

Status quo. | Peter Parker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora