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    El zumbido era tal que amenazaba con romperle los tímpanos de sus oídos, pero no estaba prestando atención a eso, no. Su vista no podía concentrarse en otra cosa que no fuera el edificio en llamas frente a sus narices, oliendo el humo que se filtraba por su nariz sin permiso, ¿en qué momento Hazel y Cha-Chal lograron adelantárselo? Sintió sus huesos temblar y su corazón latir más lentamente, apesadumbrado. No podía con la carga de éste error también, ¿qué más daba amenazar a Lance ahora? ¿Qué más daba intentar buscar el número de serie de aquella prótesis ocular? ¿Qué más daba intentar salvar un mundo que ya se encontraba condenando?

    Bufó con amargura antes de levantarse con pesadez, sintiendo sus huesos sólidos y como si estuviera echos de plomo. Limpio su empolvado uniforme de la academia, sintiendo su piel zumbando con disgusto, vibrando con desagrado. Toda aquella escena se estaba volviendo asfixiante, regresandolo al pasado, hacia al apocalipsis.

    Necesitaba urgentemente un trago.


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     Un dolor pulsaba en su cabeza, como si tuviera un pequeño ser viviendo dentro de su cerebro y estuviera golpeando las paredes de su cráneo con un martillo. Él gimió con dolor mientras intentaba enfocar su vista, pero todo era un vorágine de colores y sensaciones, de sentimientos y sonidos. A lo lejos, más allá de aquel persistente zumbido y bruma, escuchó dos voces. Los ignoró, atrayendo a Dolores, quien se sentía fría, más hacia su pecho. La sintió etérea, y aunque supiera que solo era un maniqui ante ojos ajenos, para él era la persona más importante que hubiera podido acompañarlo en sus momentos de soledad.

    Tembló levemente al recordarlo, al sentir el vacío y el silencio palpable, era todo lo que conocía antes de ésto. Estuvo mucho tiempo solo, siendo una variante impensable en un mundo convertido en cenizas y polvo, convirtiéndose lentamente en una ruina más, quizás no en apariencia pero sí en mentalidad. ¿Qué más daba morir en éste punto? Había vivido demasiado, tal vez no la mejor vida, tal vez no lo que él había planeado pero... oh, dios, ¿estaba sonando como un viejo cansado y harto del mundo?

     Sí, lo estaba.

    "Odio que bebas, Cinco, ¡despabila!"; pudo escuchar a Dolores gruñirle con molestia e irritación, traspasando toda aquella niebla en la que se encontraba sumergido debido al alcohol. Él resopló, intentando abrir sus ojos y darle sentido a su entorno. Además de Dolores, escuchó otra voz familiar hablar, ¿acaso era ese Luther?

—¿Sabes qué es gracioso? Voy pasando por la pubertad... de nuevo—admitió cuando comenzó a pensarlo, divertido ante la idea mientras eructaba—. Bebí la botella entera, ¿verdad? Ugh, eso es lo que hace cuando el mundo que tanto amas, pufff... desaparece—se quejó sin poder evitarlo, gruñendo mientras apretaba a Dolores contra sí, agrio nuevamente.

    Sintió que Luther le dijo algo pero lo ignoró, aunque debía agradecer que le cargara, se sentía casi cómodo. Tiró su cabeza hacia atrás mientras se concentraba en las estrellas que brillaban en aquel cielo oscuro. Pensó en las constelaciones, en como en una etapa de su infancia se había obsesionado con el universo, intentando comprenderlo y descubrir sus secretos. Ahora lo veía sinsentido, ¿para qué apreciar las estrellas, algo que se encontraba eternamente lejano, si en su lugar podría concentrarse en su alrededor? A veces, las cosas más maravillosas se encontraban a plena vista.

—Hazel y... Cha-Cha—murmuró cuando captó palabras sueltas de la voz de Diego, quien sonaba sumamente enojado, por alguna razón le resultó gracioso.

—¿Quiénes?

—Ya sabes, son lo mejor de lo mejor—dijo lentamente, despabilando, su cabeza aún dando vueltas—, a excepción de mí, claro—se jactó sin poder evitarlo, escuchó a Dolores susurrarle egocéntrico a lo lejos, lo que lo hizo sonreír.

you killed me on the moon | the umbrella academyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora