nine

531 55 2
                                    

—Concéntrate, Número Siete. 

    Su voz es firme y áspera, observándome con el ceño fruncido y ojos fríos. Trago algo de saliva mientras cierro mis ojos y suspiro profundamente, escuchando el ruido de las vibraciones siendo producidas por el diapasón. Las vibraciones se sienten como espesas mareas que salen del instrumento con fuerza, como si fueran algo palpable que puedo sentir chocando contra mi piel. Intentando seguir la orden del señor Reginald intento concentrar las vibraciones en un lugar específico... pero fallo y las termino concentrando en una de las copas que ha puesto en una hilera encima de la mesa que se encuentra frente mío.

    Cuando abro mis ojos, aterrada por haber fallado, observo la desaprobación latente en los ojos del señor Monóculo.

—¡De nuevo!—Brama con decepción mientras golpea nuevamente el diapasón contra la mesa.

    El sonido producido por aquél instrumento quizás sea suave para él, pero para mí es mucho más intenso y agudo. Siento que podría hacer a mis tímpanos sangrar...


_____


    Muerdo mi mejilla interna en un vano intento por calmarme. Sé que Leonard solo está manipulandome pero cada vez que entrenamos en el bosque me hace regresar al pasado, a cuando Reginald me entrenaba. Lo detesto, odio tocar esas memorias que se suponen habían quedado en el olvido.

—Concéntrate en el sonido a tu alrededor—la voz de Leonard me hace despabilar y yo cierro mis ojos para una mejor concentración.

    No debería perder la calma tan fácilmente.


_____


    Después de doce días llenos de éxitos (según él), he comenzado a demostrar una resistencia en mi entrenamiento. Reginald lo nota, como parece percibir todos los cambios ocurridos en las cosas que le resultan interesante.

    Maldito bastardo.

—Numero Siete, concéntrate en el sonido a tu alrededor, este es uno de tus días de entrenamientos designados—regaña pero yo ni me inmuto, lo cuál hace que él solo pierda aún más su escasa paciencia—. ¡Numero siete, tu insolencia es inaceptable!—Ruge antes de golpear el maldito diapasón contra la mesa por cuarta vez en lo que va del transcurso de la mañana.

    El golpe es tal que las vibraciones se sienten más intensificadas, lo cuál significa mucha más potencia con la cuál trabajar. Me es difícil poder controlar tal magnitud de poder, entonces me digo, ¿por qué controlarlo cuándo simplemente puedo... derramarlo todo? 

    Ni bien decido alejar las vibraciones en lugar de concentrarlas, disparándolas hacia todos lados sin cuidado, es cuando notó mi error. Las copas se rompen una tras otra de forma estridente, y el monóculo que había estado usando Reginald también se fragmenta. Retrocedo un paso cuando contemplo el rostro estupefacto del hombre parado a metros míos, luciendo incluso algo pálido al notar que su mejilla ha sido rasgada en el proceso y comienza a sangrar un poco. Tenso mi mandíbula, sorprendida de que haya sido yo quien ha provocado todo ésto.

    Me asusto pero al mirar en los ojos tormentosos de Reginald... sospecho que una parte mía se siente complacida, es como si muy dentro mío, hubiera querido dañarlo por su insolencia en contra mía, por obligarme y presionarme a éstos entrenamientos.

—Creo... que eso concluye tu entrenamiento por ahora—declara mientras me sigue observando de una forma que logra incomodarme, es como si me viera por primera vez.

you killed me on the moon | the umbrella academyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora