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    Observo la transfusión de sangre con indiferencia, intentando no volcar demasiados sentimientos en lo ocurrido. Ciertamente contemplar a Allison en un estado sumamente frágil no es placentero, pero la sola idea de descubrir lo sucedido con el corte en su garganta es aún más tenebroso. Verla yaciendo en la mesa de examinación es incluso peor. Ella luce pálida y aún con manchas de sangre en su ropa, y por más que Grace haya intentado dejarla intacta y decente sus esfuerzos han sido en vano.

    Meneo levemente la cabeza ante la idea fugaz que brilla en mi mente, a veces ser demasiado listo tiene sus consecuencias, pienso con disgusto. Con un saludo silencioso y un suave "recuperate pronto" salgo de la sala de enfermería de la academia, negando nuevamente ante la insistente idea de que lo que pudo haber cortado la garganta e incluso rasgado las cuerdas vocales de Allison pudo haber sido perfectamente el arco de un violín.


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—El bastardo que casi mató a nuestra hermana está libre y con Vanya—Diego comunica y yo tenso mi mandíbula al escuchar su nombre—. Debemos ir por ella—sentencia pero niego.

—Vanya no es importante—mascullo, porque por más que me muera por verla una última vez, necesito intentar convencerme a mi mismo de que puedo salvarlos a todos, incluyéndola.

—Oye, es tu hermana. Eso es cruel incluso para ti, Cinco—Diego parlotea, como siempre, no observa el tablero completo, solo un fragmento de ello.

—No digo que no me importa ella, pero si el apocalipsis sucede hoy, ella morirá junto con los demás setecientos millones de personas en el mundo. Harold Jenkins es nuestra principal prioridad—expreso entre dientes, molesto de que duden sobre los sentimientos que tengo hacia Vanya.

—Estoy de acuerdo, vayámonos—fácilmente accede mientras camina hacia la salida.

—Chicos, ¿pueden dejarme afuera?—La voz de Klaus me hace volverme—. Digo, ya saben, sin ofender o lo que sea. Es solo que siento que esto es mucha presión ahora que estoy sobrio—pobremente se justifica, yo pongo mis ojos en blanco.

—Vendrás—Diego exige mientras se cruza de brazos, luciendo algo intimidante y mandón.

—No, no, no. Creo que estamos de acuerdo de que mi poder son...es prácticamente inútil. Solo los estaría retrasando—intenta convencer pero yo niego, por más que me cueste admitirlo, los necesito a todos.

—Klaus, levántate—ordeno con los ojos entrecerrados.

—Ustedes no pueden obligarme—parece quejarse antes de que Diego lance un cuchillo entre sus piernas, bastante cerca de sus partes sensibles, Klaus gruñe mientras se levanta—, pero algo de ejercicio no me mataría, ¿qué esperamos?


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    En todo el camino hasta la casa del tal Harold Jenkins no esperaba encontrarme con una escena como ésta. El hombre (del cuál me apiado un poco) se encuentra tirado en el suelo con la mayoría de los cuchillos habidos por haber clavados en su torso y parte de sus extremidades. Si lo observo desde otro ángulo es incluso bello, una especie de arte retorcido y morboso. Como ex agente de la Comisión he matado a muchas personas pero nunca me tomé el tiempo de hacerlo con elegancia y belleza, siempre fue apresurado y rápido, como pensé que todo debía ser. No me gustaba darle tanto tiempo mío a otro pero ahora incluso puedo percibir algo más que el simple olor desagradable de la sangre en el aire.

you killed me on the moon | the umbrella academyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora