Capítulo 11

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La única forma que tenía de descansar de la vida que tengo era durmiendo. Amaba hacerlo, lástima que no tenía la suficientemente fuerza de voluntad como para dormir para siempre.

- Me voy - La voz de Hoseok me despertó de forma brusca.

- Ahora voy - Susurré con la voz bastante ronca.

- Rápido.

Sin más, luego de unos segundos la puerta se cerró indicando que él había salido de la habitación. Me incorporé a los pocos segundos y me coloqué ropa solo para despojarme de la camisa ya que, jamás salía. Apenas llegué abajo, vi a Hoseok sentado en el sillón individual con una taza de café en su mano derecha y documentos en la izquierda.

Todo un hombre de negocios.

- No creo que te cueste tanto arreglarte.

- No tengo razón para arreglarme - Respondí mirándolo desde la escalera.

- Para mi - me miró.

- Me conociste en las peores fachas, y aquí me tienes. No creo que el arreglarme cambie algo.

- Correcto, me voy antes que empieces a sacarme de mis casillas - Dejó bruscamente la taza en la mesa del centro provocando que algo de café se derramase en la alfombra.

- ¿Llegarás tarde...?- Crucé los brazos mirándolo.

- No te importa.

Y tomó sus cosas, y se fue de casa.

Solté un suspiro y caminé a recoger la taza de Hoseok, mientras me dirijo a la cocina, le doy un sorbo y una mueca de asco aparece enseguida en mi cara.

¿Por qué la gente no le echa azúcar? ¡Por eso Hoseok es tan amargado!.

Y listo, solo me pongo a limpiar y recoger la casa. No lo hago por gusto, lo hago porque de no ser así moriría de aburrimiento. Al terminar, lo último que hago es batallar para sacar la mancha de la alfombra.

Maldita sea.

Al terminar todo, por fin, me dedico a ver una película pues no hay que más hacer. Ni siquiera tengo permítido salir al patio, mi piel ya hasta se aclaró en tres tonos.

Esto es fatal.

(...)

Mi sueño se interrumpe debido a un relámpago que puedo jurar cayó en el jardín delantero de la casa. Miro a todos lados y al ver todo oscuro y solo la tele prendida me doy cuenta que Hoseok no ha aparecido. Apago la televisión y camino subiendo a la habitación.

Cambie mi ropa por mi camisa nuevamente y me recosté en la cama, a los pocos segundos pegue un brinco incorporándome por la puerta azotarse seguido se escucha mi nombre en un grito lleno de furia.

Sus pies golpeaban con fuerza cada uno de los escalones, y  honestamente tan solo imaginar como vendrá me hace estremecer. Me incorporé apenas abrió la puerta con tanta fuerza que la misma rebotó con la pared y se volvió a cerrar. La mirada de Hoseok era tan profunda que podría jurar que me miraba con odio, el camino a mi y me aventó un archivador a la cama.

- ¡Informame que mierda es eso, Taehyung! - Enseguida me gritó señalando dicho archivador.

- No se, no se ni de que me estas hablando- Susurré porque por alguna razón, mi voz temblaba.

- Abreló.

Enseguida obedecí y tomé el archivador abriéndolo algo torpe y sacando las fotos de su interior. Mi boca se abrío al mirar cada una de ellas.

¿Me compraste por placer? [J. H.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora