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—Hola pequeño ¿Me echabas de menos? —ríe el alfa al ver al omega a dos centímetros de la puerta nada más abrirla. Es algo inusual, pero podría acostumbrarse a ello.

Cuando entra, tose un poco, todo está lleno del olor del perfume caro que hace una semana le compró a Lucas y ahora maldice el momento en que lo hizo, el aroma es tan pegajoso que no le deja distinguir el olor de su preciado omega.

—No te hagas ilusiones, alfa tonto, solo quería el chocolate. —se burla el omega, alargando una mano hacia la bolsa que Damián lleva en un brazo.

El alfa es más rápido y saca antes el chocolate, sosteniéndolo en alto para que su chico no lo alcance; Lucas se pone de puntitas y salta, pero gruñe cuando ve que su alfa es demasiado alto. Aunque eso me encanta...

—¿Lo quieres? —pregunta el hombre, entrando del todo al apartamento y cerrando la puerta tras él, dejando todo a oscuras a excepción de la tenue luz de la luna que entra por la ventana abierta.

—Más que a ti. —Lucas sonríe malicioso, sacándole la lengua. —¡Dámelo! —se queja, tratando de saltar más alto. Se ve tan tierno saltando con todo su pelo negro alborotado y su cara toda roja... ojalá verlo botando así encima de mi regazo, conmigo dentro suyo. Quizá pronto... muy pronto...

—Entonces vas a tener que hacer algo, pequeño chico... —susurra en su oído, tomando las dos muñecas de Lucas en su mano y dejando el chocolate en el suelo, sobre la bolsa que ha soltado hace dos segundos.

Lucas se sorprende por la rudeza del mayor, aunque no puede evitar derretirse cuando este sigue apretando sus muñecas con una sola mano mientras sube la otra por su espalda bajo la camiseta. El alfa deja un pequeño beso en su cuello, después una aguda lamida que le hace temblar y soltar un leve ruido por el que se siente demasiado oprobiado. No, no, no ¡Todos están viendo! Pero no puedo decírselo, no quiero arruinar la sorpresa.

—E-eh, Damián, ¿p-por qué no nos vamos al salón y ahí ya... Es... no me gusta estar tan cerca de la entrada, puede oírnos y... —Damián desliza una malvada sonrisa sobre sus labios y asiente.

—Tienes razón, omega... Ahora, ves al salón y desnúdate para mí.

Estúpida voz de alfa, estúpido celo de alfa y ¡Estúpido alfa! Lucas se muerde el labio, no pudiendo hacer más que obedecer, andando hacia el salón con una de sus manos empezando a desabotonar su pantalón. Sabe que esos alfas no dirán nada, olvidarían la fiesta de cumpleaños y pasarían la noche entera escondidos tras el sofá-cama con tal ver a Damián follarse al chico.

De repente Lucas empieza a bajar sus pantalones y entonces la luz se enciende y Esteban salta en medio del salón, a la vista del desconcertado algo.

—¡No Lucas! Digo... ¡SORPRESA!

—¡Sorpresa! —gritan todos los demás, saliendo de detrás del sofá y dejando a Damián demasiado confundido y a Lucas enormemente avergonzado.

Cuando el alfa comprende que es una fiesta de cumpleaños sonríe enternecido, un segundo después toda alegría se borra de su cara y se lanza hacia el menor, sosteniendo sus manos antes de que lleguen a la ropa interior.

Para. —Damián ruge, después alza la mirada con reproche a todos sus amigos, que solo esperan expectantes a que el omega se desvista.

—Dijiste que querías que fuese sorprendente. Lo has conseguido. —interviene Marcel, hablando con seriedad y encogiéndose de hombros cuando los demás ríen, sin entender por qué causa gracia, él solo está señalando un hecho.

Omega ladrador, poco mordedor [Omegaverse AU!] {Yaoi} (EN AMAZON) #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora