ACLARACIÓN: TODOS LOS PERSONAJES DE LA SIGUIENTE OBRA DE FICCIÓN SON MAYORES DE 18 AÑOS (lo cual se da a entender por el hecho de que estén estudiando en la universidad), PESE A QUE EN EL TEXTO NO SE ESPECIFICA SUS EDADES CONCRETAS.
Delante de Lucas está el enorme campus universitario, detrás su padre llora mientras arranca el coche. Puede sentir el aroma familiar y dulce de su familiar ahogado en el dióxido de carbono que escupe el motor y también el intenso aroma de los alfas poblando cada partícula de oxígeno en el ambiente. Ha sido buena idea que su padre no salga del coche, de haberlo hecho seguramente Lucas lo estaría sosteniendo ahora en sus brazos, abanicándolo con la mano para hacer que su desmayo se vaya lejos. Su padre siempre ha sido realmente sensible al aroma de los alfas y eso es algo que Lucas ha heredado, así como su condición de omega, su figura diminuta o su cabello azabache y siempre algo despeinado.
Mira al cielo, el azul radiante plagado de nubes trata de imitar los ojos de Lucas; no lo consigue, nada lo hace. Muchos dicen que uno podría ahogarse en esos ojos o simplemente confundir mirarlos con ver el paraíso. Lucas cree que sus ojos son solo azules y la gente estúpidamente cursi, de hecho ni siquiera le gustan y casi siempre deja que el cabello caiga delante de ellos, tapándolos cuando alguien trata de verlos. Él preferiría haber nacido con el color cálido en los ojos de su padre, no con bloques de hielo en los iris.
Suspira, el rumor del motor apenas es audible y el aroma protector y calmado de su padre está a punto de ser enmascarado por los aromas del pasto y de las feromonas de alfa. Durante unos segundos tiene la esperanza de inhalar y reconocer la presencia de otro omega, pero no lo hace. Él sabía que eso iba a suceder, igual que todos saben que un omega en un aula que no sea de secundaria es tan raro como una flor creciendo del asfalto. Lucas está convencido de que es raro, pero él no es una flor. Él va a jodidamente matar a quien trate de arrancarle de su sitio y, oh, sabe que todos van a querer eso. Lo sabe demasiado bien. De hecho, lo lleva sabiendo un par de años, durante bachillerato el número de omegas en las clases se redujo drásticamente al diez por ciento y a final de curso él fue el único que logró graduarse. Los demás o estaban embarazados o tenían demasiado miedo a acabar como los primeros por salir de casa. Lucas no tiene miedo a estar embarazado, él jamás de los jamases tocaría a un alfa si no es con un taser y, en caso de que uno le tocase, él es hombre y toma anticonceptivos, así que nada sucedería.
Lucas repite eso en su mente una y otra vez, como un mantra que lo ayuda a mantenerse tranquilo. Su calma, sin embargo, acaba pronto, cuando una mano grande se pone sobre su hombro, ocupándolo por completo.
—Hay un dulce omega aquí... —susurra el hombre con diversión.
Lucas solo lo mira con una ceja alzada y, como si se sacudiese el polvo, aparta la mano de encima suyo.
—Y un estúpido alfa también. —le responde, apartando la vista. Mete la mano en su bolsillo, buscando los auriculares y... genial, se los ha dejado en casa. Ahora tendrá que soportar el mundo exterior y como suena; y para los omegas el mundo suena como silbidos y piropos que parecen más una amenaza que un halago.
ESTÁS LEYENDO
Omega ladrador, poco mordedor [Omegaverse AU!] {Yaoi} (EN AMAZON) #PGP2022
Roman d'amourLucas es un omega muy extraño por dos cosas. La primera es que irá a la universidad, lugar donde solo los alfas suelen acceder. La segunda es que odia a los alfas y tiene el valor suficiente para declararlo a gritos el primer día de clase. Damián...