Los Poderes Ocultos 1 - El anillo de tortuga (primera versión)

Demasiado para mí

*Annie*

No hay mucha gente en el salón, Isabel está sacando las cosas de su casillero desordenado y mis demás compañeros que están aquí también están arreglando sus cosas... Un día normal.

—Hola Anne— me saluda Isabel con una sonrisa.

—¡Hola!—le contesto del mismo modo.

Ahora están entrando Sophie, Scott y Derek, para varear Sophie le está gritando muy enfurecida a Derek; siempre es lo mismo últimamente y honestamente no sé porqué. Pero definitivamente, ella lo odia. Scott parece algo desconcertado, probablemente el pleito tenga que ver con él, así que tendría sentido la reacción de Sophie por una sospecha que tengo, sólo que no la he podido aclarar, así que la dejaré para más tarde. 

—¡Ah! ¡Dios mío ya CÁ-LLA-TE! Anne vamos afuera por favor, ¡Isabel ven aquí ahora! —Okay, digamos que no siempre es exactamente así pero ya estoy acostumbrada, toda la escuela lo está.

Enfrente de mi salón queda un balcón un tanto reducido al cual siempre vamos antes de que las clases comiencen ya que es bastante agradable. A veces cuando el viento sopla se siente un momento de alivio, y parece que el aire se lleva todas tus preocupaciones, lo malo es que una vez que esa hermosa brisa se va, la realidad vuelve a hacerse presente, como si solo quisiera golpearte y te hiciera daño a propósito mientras se burla de ti. Sí ya sé que soy muy cursi. Nosotras nos conformamos con ir a platicar ahí y ver a los tipos de universidad que se sientan en el piso de abajo a modo de distracción.

Pero lo más tonto de salir aquí, es que la mayoría de las veces lo hago con la esperanza de ver a Alex, aunque son muy pocas las veces que lo logro a esta hora porque él casi siempre llega tarde así que poco a poco voy perdiendo mi tonta esperanza.

En lo que mis pensamientos se tornan melancólicos, Sophie y Bel discuten acerca de una saga de libros que yo no he leído, así que para no poner atención me pongo a recordar cómo es que empezamos a llamar a Isabel de esa forma: era una típica pelea entre yo, Sophie e Isabel. Como Sophie no paraba de gritarle y siempre tenía que decir su nombre, se desesperó, le sacó la lengua y simplemente le dijo que de ahora en adelante la llamaría Bel para no gastar tanta saliva. Yo sólo las miré frunciendo el ceño sin saber qué decir, digo, ¿quién rayos en la Tierra se preocupa por gastar saliva? Diablos, a veces paso por cada situación extraña...

"Riiiiiiiiiiing" 

¡Oh, no! ¿Por qué siempre el timbre nos tiene que interrumpir en un buen momento? Bueno, este no es un momento especialmente maravilloso pero al menos no estoy tan deprimida como otras veces. En fin, parece que nunca se cumplirán mis deseos, es hora de entrar a la clase, la cual honestamente podría irse muy al demonio.

La primera, de inglés, suele ser mi favorita cuando el maestro está de buenas pero claro que hoy no fue así: un hombrecito calvo y chaparro entró dando un portazo y se puso a gritarnos un discurso de la responsabilidad que hasta dije Dios mío, se nota que tiene problemas en casa, aunque algunos de mis compañeros sólo se durmieron. Español estuvo calmado, pudimos leer lo que quisiéramos toda la clase porque nos adelantamos en los trabajos la semana pasada así que por mí genial. Matemáticas no me gustaba, pero ahora me encanta, tengo a la mejor maestra de esa materia que pueda existir, pero sólo para explicar y enseñar porque si hablamos del sentido del humor ahí sí que no, a veces desespera pero es muy comprensiva y cuando aparento estar triste o sentirme mal no me pregunta nada, eso se puede decir que es una pequeña ventaja a mi favor.

Y ahora me encuentro en mi lugar de siempre en la cafetería intentando no voltear la mirada hacia arriba para ver a Alex, pero hoy no tiene mucho resultado. A cada segundo mi cabeza gira hacia su salón, lo extraño es que no lo veo bajar. Ahora está pasando Philippe quien seguramente se dirige a las canchas de básquetbol, me imagino que entonces Alex está allá porque realmente no lo logro ver.