Separadas

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*Annie*

Me despierto lentamente con algo de dificultad, siendo arrancada del efecto de la droga. Lo primero que siento es un dolor de cabeza espantoso y también parece que me la llenaron por dentro con algodón. El cuerpo me pesa como mil toneladas y con trabajo y puedo moverme. También me duele un poco el estómago, por hambre seguramente y por la herida. Una vez que logro abrir los ojos, espero el golpe de la luz, pero tal parece que el lugar en que me encuentro está en penumbra.

—¡Annie! —me grita Sophie en un murmullo.

Con ayuda de las manos, me voy incorporando mientras siento como se me estira el cuerpo entumido hasta quedar sentada con las piernas cruzadas apoyando los brazos sobre las rodillas.

—¿Estas bien? —me pregunta Bel asustada, que está sentada frente a mi al igual que Sophie. —Tardaste mucho en despertar.

—Es que me durmieron un poco después... —les cuento lo que pasó desde que ellas quedaron inconscientes hasta que yo acabé así. 

—Oh. —exclaman ambas sorprendidas.
 Luego Sophie me dice un poco turbada:

—¿Sabías que Nicole te pudo haber matado?


—No lo iba a hacer, sé que me necesitan viva.

—Aun así, te arriesgaste mucho. —me reprende Bel.

—Bueno, lo siento, yo simplemente no podía dejarlo así.

Nos quedamos unos minutos en silencio, cada quien agobiándose con sus propios pensamientos. Finalmente me harto, y observo a mí alrededor: estamos en una celda, con un piso frío de piedra; hay más celdas enfrente y a los lados, aunque están vacías, la nuestra es la única ocupada. El camino que separa las celdas de nuestro lado y las de enfrente, da al fondo a una gran puerta de madera oscura que se ve bastante pesada. Y justo cuando clavo mi mirada en ella, se oye que quitan la cerradura y la abren provocando un estruendo chirriante. El corazón me late con fuerza haciendo que piense que me va a dar un infarto, y luego Jader aparece en el umbral. Camina hacia nuestra celda con su sonrisa de hipócrita enseñando todos los dientes, tiene algo de barba, calculo de unos cuatro días, y su piel clara está algo sucia, resultado de nuestra captura, supongo. 

—¿Qué tal, señoritas? —nos dice en un feliz tono fingido, y al final se ríe un poco.

Yo le lanzo una mirada asesina mientras en mi mente pienso gritarle varios insultos nada propios de una persona "educada".

—¿Por qué esa cara, Dankworth? ¿Disfrutas de tu estancia? —vuelve a reír.

Al final no le digo nada, desvío la mirada e intento ignorarlo mientras le quita el seguro a la puerta de barrotes con una llave, la verdad no estoy de humor para empezar una pelea con este tipo.

Jader abre completamente la puerta y nos hace una seña para que salgamos. Me levanto con dificultad y sin mucha elegancia, cosa que me desanima, pero ya que estoy de pie sobre mis doloridas piernas, siento que el valor empieza a crecer dentro de mí. Camino erguida y tratando de quitarle importancia a mi situación, es importante tratar de verme fuerte para que no me hagan nada, al menos lo más posible.

Soy la primera en salir sin mirar a Jader, sólo me quedo parada viendo a la puerta esperando a que salgan Sophie e Isabel pero este tipo insoportable llega hasta mi lado y se detiene muy cerca de mí, me arregla un mechón de pelo rebelde y yo volteo la cabeza para que no me toque. Él sólo se ríe y dice:

—Síganme.

Es extraño, pero ya viéndolo de cerca se ve mucho más joven de lo que pensé que en realidad es, tendrá unos veintiún años o cuando mucho veintitrés. Vaya, realmente esta gente me da lástima, bueno, de la poca que he podido ver ya que parecen estar heridos en sus corazones, incluso Nicole, aunque ella se ve que no le importa hacer daño, al contrario de otros que hasta se ven medio asustados, incluido Jader. Me pregunto cómo es que acabó aquí.

Los Poderes Ocultos 1 - El anillo de tortuga (primera versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora