Capítulo 4

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-Afrodita, quiero pedirte un favor - dijo de forma algo nerviosa, aun intentaba mantener la serenidad pero se notaba lo nervioso que estaba en el temblar de sus manos - maldición - murmuró suspirando pesadamente sus ojos azules se dirigieron al último guardián que esperaba expectante las palabras del rubio - es Aioria... creo que a el... le gusta Shura - su voz demostraba la más pura frustración que Afrodita jamas había oído salir de los labios del indu, ahora su mente debía trabajar para poder dar un buen consejo como todo buen amigo.

Un momento...

¿dijo Shura?...

Cual jugarreta cruel del destino se sentía atascado en una telaraña de desamores, en un enredo y una maraña que parecía ir en su contra intentando destrozarlo... y ni siquiera eran las 12 del medio día.

-"Hades llevame" - pidió para sus adentros sonriendo forzosamente. -... por... que piensas eso? - pregunto con una voz extraña que jamas había oído de si mismo, algo aguda como si le faltará aire.

-el me lo dijo... pero... Aioria no haría algo así... no creo que el sea capaz de querer romper una relación ajena - hablaba de forma realmente sería.

-si... eso sería de cobardes... realmente infame... - asintió vigorosamente, manteniéndose del lado de Virgo, la traición era sin duda algo que Shaka no soportaba, aunque... quizás eso podría hacer cambiar su perspectiva sobre Aioria.

-si... tienes razón, Aioria no haría algo así... - sonrió con alivio y suspiro profundamente.

-pero... es decir, Aioria no tiene un muy buen historial... salía con Marín ¿no?... y aun así paso mucho tiempo con... la chica esa de Asgard - Shaka se veía sorprendido y negó con la cabeza.

-¿que quieres decir?...

-no lo se, dicen que la carne es débil, además... eh... la línea que separa el odio y el amor es muy delgada, ambos son tan parecidos que aveces no puedes distinguir uno de otro... este tiempo que Aioria profesaba odiar a Shura... podría ser... - sintió un fuerte golpe en el rostro en ese momento y giro el rostro a un lado.

-Afrodita basta! - había enfurecido a Shaka, se maldijo a sí mismo en ese momento.

Su bello rostro giro lentamente para ver a su amor platónico y cada vez más imposible, sintió como su corazón se estrujo en su pecho, e incluso el respirar se le hizo una tarea difícil.

-... lo siento... - Shaka le dio la espalda para comenzar a alejarse de ahí, había metido la pata... tan sólo quería desaparecer, y su cuerpo parecía resentirlo, una tos fuerte comenzó a atacarlo, y de forma dolorosa sintió nuevamente su garganta obstruida, y fue atacado por una fuerte tos, tras unos segundos más terminó por expulsar aquello que le impedía respirar... un pétalo de Rosa...

Nuevamente, como la primera vez, el pétalo yacia en el suelo cubierto de sangre, llenando su mente de preguntas, ¿como es posible que terminará expulsando un pétalo por la boca? No tenía el más mínimo sentido, se sentía agotado, y algo mareado.

Su día ya estaba demasiado pesado como para aumentar esta rareza a su lista, tomó el pétalo de Rosa y lo tiró a la basura, no podía pensar en ello ahora...

Se preparó algo de comer y tomó aquel libro, era lo único que le quedaba para distraer su agobiada y confusa mente llena de pesar.

Suspiró profundamente y abrió la página que le continuaba.

Diario:

No importaba cuanto lo intenté, simplemente mis ojos no podían apartarse de aquella escena, no era nada llamativo, no era nada extravagante, simplemente era el Santo de Capricornio entrenando, las ropas que llevaba... eran... extrañas, creo que las reconocí como Kimono, o ese es mi pobre conocimiento sobre la ropa Japonesa.

No es normal quedar tan aturdido después de perder una pelea, usualmente me enfado, también en ocasiones hago algo de trampa para ganar, después de todo el sabor amargo de la derrota es absolutamente desagradable.

Se que no soy el más fuerte en cuanto a físico, por supuesto que creo podría ganar una pelea contra Ecarlate,.. quizás... tengo posibilidades no?, sería divertido intentarlo algún día, pero las peleas cuerpo a cuerpo no son de mis favoritas.

Por eso aun no comprendo por que lo hice, sólo quería enfadarlo un poco, y me oigo infantil diciéndolo de esta forma, pero es que me ignora con gran facilidad, es como si no existiera ante sus ojos, y eso me molesta, así que tuve la gran idea de ir a molestarlo.... tuve éxito por cierto... al parecer es muy receloso de su cabello... fue una brillante o quizá una muy pésima idea jalar su cabello, terminamos peleando a puño limpio, sin cosmos, sin trampas, sólo el, yo y los golpes que podíamos propinarnos.

Por supuesto que me venció, de no ser por Shijima seguro estaría muerto, el y Ecarlate llegaron a tiempo, y creo que de alguna forma o tengo instintos suicidas o soy un masoquista, por que hasta el último momento no deje de provocarlo... tenía que aprovecharlo, encontré su punto débil, le amenace con cortarle el cabello mientras dormía, y de no ser lo Shijima seguro me hubiera golpeado otra vez.


Afrodita quedó algo confundido, el tipo de escritura de su maestro había cambiado de forma radical, la forma en la que describía todo, era diferente, ¿a que se debía este cambio?, ¿por que sentía que se había perdido una parte de la historia que estaba leyendo?, tras una revisión rápida notó algo en especial, un par de hojas habían sido arrancadas, no había nada que hacer, así que tendría que intentar entender todo tal y como se le presentase.

Hoy como cada día, Izo entrenaba con la espada delgada y extraña que guarda recelosamente en su templo, los golpes en mi cuerpo aun duelen bastante, el color morado se ha apoderado de ellos y ahora son más visibles, pero debo soportar el dolor, después de todo el entrenamiento que ha recibido mi cuerpo debería ser capaz de soportar esto.

-¿que haces ahí?... si quieres pelear de nuevo ven y enfrentame! - la mirada de Izo se dirigió hacia mi, al parecer soy un desastre escondiéndome... debo trabajar en ello.

-sólo venía a dar un paseo, que no estamos entre camaradas?... no seas tan frío conmigo - dije en tono relajado y despreocupado, esta vez dejando mi nada eficaz escondite.

-tu no eres nada agradable Cardinale -

-y tu eres delicado, por los dioses, y yo creía que Deathtoll era el afeminado - la mirada de Izo se mantenía sería, fría, casi escudriñando en todo mi ser en busca de segundas intenciones.

-retirate - ordenó firmemente, dejandome un poco fuera de lugar.

-oh vamos... vine a pedir perdón, capretto femminuccia - le dije de forma burlona y me miro extrañado ante las últimas palabras que dije.

-bien, estas... perdonado - dijo de forma confusa, esas dos palabras extrañas le hacían sentir que se estaba perdiendo de algo.

-capretto... lo siento - antes de tan siquiera pensarlo, esas palabras con un tono bastante sincero salieron de mis labios, Izo pareció relajarse un poco y dejó la espada a un lado.

-deja de decirme caprito o lo que sea que estés diciendo, ¿es lo único para lo que viniste? - no parecía nada contento con mi presencia, pero de todas formas las expresiones a parte de la cara "no me hables soy frío y serio" eran más divertidas.

-no... de hecho... el viejo me mandó a recogerte... nos vamos en una hora, tenemos una misión nella mia bella patria! - la expresión de enojo en su rostro era única, su entrecejo y la quijada tensos me dan a entender que no quiere ir.... y no importa, simplemente no puede negarse, esto será realmente divertido.

Continuara....

🌹PÉTALOS🌹 [Shaka x Afrodita] [Izo x Cardinale] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora