Tóxico

Tres.

Unos minutos después regreso a mi habitación y lo veo abrochando los cordones de sus zapatillas.

Me acerco al guarda ropa de mi habitación para buscar ropa interior, ahora iría a ducharme a tratar de sacar todos los recuerdos de lo que acaba de pasar.

—Nos vemos mañana Becca. —me dice mientras sale de mi cuarto y por alguna razón siento su voz de nuevo.

“O quizás no”.

Pienso que fue mi imaginación, él no diría algo así.

Pero toda mi convicción se va cuando escucho como sale de mi departamento.

Y deja con llave.

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Suspiro antes de ir al baño, dejo mi ropa interior sobre el cesto de la ropa sucia y abro la llave del agua, la coloco lo más caliente que puedo y entro.

Siento como el agua ardiendo daña mi piel, tomo la esponja que hay en la ducha y la lleno de jabón para luego pasarla por mi cuerpo, enojada dejo que me haga daño.

Lo merezco por ser tan tonta, dejo que unas cuantas lágrimas que me había estado tragando desde que él llegó salgan, que quemen mis mejillas.

Lavo y enjuago mi cabello y me digo que las lágrimas son porque shampoo cayó dentro de mis ojos, pero sé que no es así.

Cuando ya no aguanto más corto el agua.
Miro al espejo que tengo el frente y veo mi cuerpo desnudo mientras salgo.

Veo a la chica delgada frente a mi, las ojeras que hay bajo sus ojos, las marcas en su cuello y pecho, los moretones en sus caderas y piernas.

Miro mi muñeca, mañana también habrá un moretón ahí.

Cuando ya no puedo más tomo una toalla y comienzo a secar mi cuerpo, fuerte donde no tenía ninguna herida y suave donde me dolía.

Me coloco mi ropa interior una vez estoy seca y voy a mi habitación, al llegar busco en el último cajón el celular que había comprado hace unas semanas, había sido complicado y más aún esconderlo.

Le mando un mensaje a Jessica diciéndole que venga a buscarme, que perdí mis llaves.

Unas horas más tarde escucho la puerta abrirse y Jessica me trae unas llaves.

—Eres la mejor. —le digo abrazándola —. En serio.

Ella me sonríe y sé que le doy lastima.

—¿Por qué? —me pregunta lo mismo de todos los días al ver un nuevo moretón en mi pierna, aunque no es nuevo, sino que ella no lo había visto, pero eso no cambia mucho las cosas.

—Lo amo. —respondo.

Unos minutos después ella va a su departamento y yo coloco la llave de nuevo y voy a mi cuarto a esconderla, otra vez.

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