Cinco

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Cuando llegamos a casa la cosa cambia.

—¿Por qué tenías que estar de puta como siempre? —su voz me hace saltar —. ¡Respóndeme cuando te hablo!

—Él solo me habló para que le pagará. —digo bajito.

—A parte de zorra, mentirosa. —dice mientras se acerca a mi.

Jala mi cabello y hace mirarlo a los ojos, aunque por la presión que hace solo puedo mantenerlos abiertos por pocos segundos antes de cerrarlos de nuevo.

—Creo que ya te había dicho que no me gustan las chicas mentirosas, ¿No? —asiento con dificultad —. ¿Entonces por qué me mientes?

—No lo hago. —digo a penas.

Antes de que la cachetada que me da haga que me tragué las palabras.

—Yo te trato bien y tú me atacas por la espalda. —su voz suena dañada y casi creo que hice algo para dañarlo. —¿Cuántas veces tengo que decirte que eres mía Becca?

Cuando nos hace avanzar a la cocina siento un temor mayor al que había sentido hace mucho tiempo.

—¿Acaso, tengo que escribirlo en tu cuerpo? —me dice lento, dejando unas pausas entre cada palabra mientras mira fascinado un cuchillo.

—N-no. —le digo, no sé cómo quitarle el cuchillo de las manos —. No es necesario mi amor.

Tengo que hacer que me mire, tengo que hacer que la parte buena y racional me salve.

—Yo creo que sí. —y acerca el cuchillo a mi mejilla, sintiendo el filo frío que tiene este y no puedo hacer nada más que llorar mientras el pasea el cuchillo por mi rostro.

Hasta que lo pasa demasiado cerca y con la presión suficiente para cortarme.

Y grito.

Y el cuchillo cae al piso.

—¿Becky? —su voz calmada me sorprende, mi mano va a mi mejilla cortada. —Estas sangrando, ¿Qué pasó bebé?

Y su tono preocupado me hace ver que volvió.

Y tengo miedo que la próxima vez no vuelva a tiempo.

♡ ♡ ♡

Decir que ese día tuve suerte es decir una verdad.

Si bien lo había tenido con cuchillos o botellas en el pasado, está era la primera vez que lo tenía cerca de mi.

Y espero que sea la última.

Nunca me había atacado con algo que me hiciera daño, ahora sí.

Pero tuve suerte, el corte fue tan superficial que fue más la impresión lo que nos aterró.


El corte parecía uno de esos que hacían los gatitos, solo que un poco más profundo como para dejar la cicatriz meses después, pero no lo suficientemente grande y profundo como para que la gente sospechara.

♡ ♡ ♡

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora