II

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«Mi estado, mi tono y mi comportamiento no deberían ser así, a pesar de que lo se todo simplemente se han vuelto opuestos.
Quiero que me entiendas...

Stray Kids - Grrr»


Había pasado un día entero desde que aquel desconocido había aparecido en la puerta, JeongIn se pasaba casi cada minuto sentado a un costado de la cama en donde le habían acomodado y luego SeungMin había curado su pierna lastimada.

Aquella situación era totalmente nueva para ambos, sin embargo el mas joven parecía sumamente interesado en el chico de rostro apacible, piel blanquecina y labios gruesos. Se había dedicado, no solo a limpiarle después de que su compañero concluyera las curaciones, si no que también le arropaba y revisaba sus signos vitales constantemente sin encontrar ningún cambio.

Dado que en la casa únicamente habían dos habitaciones, JeongIn dormía temporalmente con SeungMin.
Aquella noche estaban a nada de acostarse cuando un ruido estrepitoso les hizo correr en dirección al origen de este. El mayor se colocó frente a JeongIn y entró a la habitación descubriendo que el chico se encontraba de pie frotando su cabeza como si esta fuese a ganarle en peso al resto de su cuerpo, había hecho caer la lampara de noche que se encontraba a un costado de la cama.

—Hey... No deberías levantarte solo así. Aun estas sensible.

SeungMin avanzo enseguida intentando ayudarle a mantenerse de pie cuando el chico le alejo con algo de fuerza haciéndole a un lado consiguiendo que diera un traspié antes de lograr sostenerse con ayuda de la pared.
Aquel extraño elevo la mirada encontrándose con la de JeongIn, quien estaba perplejo al ver toda la  escena.

Aquella conexión entre los oscuros ojos del mas joven y la mirada felina del contrario duro algunos  segundos; el chico no solo tenia una piel sumamente pálida, cabello rubio quebrado y labios atractivos... Ante JeongIn, los ojos plateados que le miraban tan fijamente parecían misteriosos, se atrevía a pensar que hermosos.
SeungMin volvió a su lado tomando su mano en un gesto protector que lo sacó de su ensoñación. JeongIn le observó.  A veces entre ambos chicos ni siquiera era necesario usar mas que la mirada para entender cosas sencillas.

—Estoy bien, tranquilo. —Sonrió suavemente y elevo su mano libre acariciando la mejilla del mas bajo. Su gesto endureció y giro a ver a su desconocido inquilino.

—¿Quien eres tú? —Había tratado de ser amable y fue rechazado... Pero bien podía usar otro método.
—Como si eso importara. —El rubio se apresuro a dirigirse a la salida.
—Te hemos ayudado a no morir desangrado, al menos podrías decir tu nombre en agradecimiento.
—No les he pedido ayuda. —El chico volteo una vez mas, sus palabras salían entre gruñidos, parecía furioso. 
El reflejo de SeungMin fue mover un poco hacia atrás a su menor evitando la cercanía con aquel temperamental chico.
Después de todo, no sabían quien era, no sabían que tan peligroso podría ser y a SeungMin aquel color extraño en sus ojos solo le hacia desconfiar, sin mencionar la actitud altanera que había adoptado... Tal vez inconsciente le parecía mas agradable.

—Debiste pensar en eso antes de golpear la puerta con tanta desesperación.
—Yo no... Golpeé la puerta.
—¿Entonces que? Alguien vino a abandonarte en nuestra casa como un cachorro. —La expresión del joven cambio, su ceño fruncido se transformó en una incertidumbre que desconcertó a ambos dueños de la casa.
—Debo irme...

El rubio salió a toda prisa y antes de ir detrás de el , Seung miró al mas bajo quien asintió y corrió hasta alcanzarle seguido de su compañero.

—¿Puedes al menos explicarnos que ocurre?
—No importa.
—¡Claro que importa! ¿No ves que no hay nadie mas aquí? en el mundo quizás...
—Aun los hay. —Abrió la puerta principal con desesperación.
—¿Como sabes eso? —El corazón de SeungMin latía con rapidez, ¿era aquello una esperanza?
—Solo... Debo irme antes de que sea peor.

Aquella discusión seguía latente cuando JeongIn observó atento al exterior por encima del hombro ajeno. Una especie de neblina densa comenzaba a aparecer cuando jaló la manga de su amigo tratando de llamar su atención, de nuevo aquella impotencia de querer gritar. SeungMin giro a verle y cuando se encontró con la mirada perdida de Jeong no dudo en observar en dicha dirección.

—¿Q-que es eso? —El rubio miro hacia afuera solo para azotar la puerta volviendo al interior de la casa.
—Mierda... ¡te dije que debía irme! Carajo. —El chico inició una caminata en círculos mientras mordía su labio inferior.
—¡¿Puedes responder algo si quiera?! 

SeungMin había comenzado a alterarse, en realidad en todo ese tiempo jamás se había sentido inseguro, si bien estaba acostumbrado a la soledad que tenían ambos, nunca se imagino que en algún momento se encontrarían en una situación como aquella. Tenia miedo, mas que por el mismo, temía por JeongIn. Su mente se enfocaba en cuidar de el y cualquier cosa o situación que amenazara contra el era su objetivo.

—Debemos irnos. —Dijo por fin ignorando los gritos de Seung.
—¿Ahora de que hablas?
—Saldre por la puerta de atrás y ustedes deben correr lejos de aquí ¿entendido? —JeongIn parecía desenfocado, no entendía nada.
—¿Hacia donde? ¿De que huimos? Carajo necesito saberlo.
—Me quieren a mi ¿entiendes? En cuanto salga de aquí irá contra mi y ustedes tendrán tiempo suficiente para huir, deben ser rápidos antes de que los reconozca ¿bien? Esperen cinco segundos , no mas, no menos, antes de salir y corran todo lo que puedan al lado opuesto. Ahora.

El joven atravesó la casa hasta que SeungMin escuchó que la puerta se cerro y comenzó un conteo mental. Uno...
Dos...
Tres...

JeongIn soltó su mano y corrió a prisa hasta la  habitación.

—¡Jeong! —El chico salió corriendo detrás de el cuando una especie de fuerza rompió los cristales de la casa haciéndole caer cubriendo su rostro, había recibido algunos sobre los brazos. «JeongIn» era lo único que su mente podía maquinar.

Se había sentido algo mareado y sin mas corrió en busca de su menor, para poder subir a la planta alta debía atravesar la sala. Antes de dar un paso mas noto aquella niebla entrar con lentitud por la puerta. Volvió pegándose a la pared sin moverse, deseaba que el fuerte golpeteo de su corazón no llamara la atención de cualquiera que fuera el peligro que aquello conllevaba. Viró el rostro mirando de reojo solo para asegurarse que JeongIn no bajase en aquel momento.

«Dónde sea que estés no te muevas»

Se repetía una y otra vez, como si de aquel modo su compañero fuese a escuchar sus pensamientos. La neblina había comenzado a avanzar hacia las escaleras cuando pudo notarlo y sus nervios estallaron, de no actuar Jeong correría peligro, SeungMin no se lo iba a permitir.
Sin pensar dos veces, se acercó a tomar un plato de la cocina lanzándolo con fuerza contra el suelo y enseguida corrió por donde antes había salido aquel chico... Ese estúpido chico, si tan solo no hubiese aparecido en sus vidas.
A penas levantó la mirada se topo con el susodicho, tenia el labio abierto y le costaba moverse. Cuando llegó hasta el este abrió los ojos ampliamente sin percatarse de que la neblina a penas le comenzaba a seguir.

—¿Donde esta? —Seungmin no necesitaba hacer demasiadas preguntas, sabia que se refería a JeongIn.
—Adentro... No se a donde fue antes de poder salir y subió.
—Corre... Iré por el.
—No.
—¡Corre!
—¡Promete que lo traerás contigo!

Asintió y Seungmin le imitó para luego emprender su carrera en dirección a la ciudad que quedaba algo retirada de la zona.

Miroh : CléDonde viven las historias. Descúbrelo ahora