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⊑40: Sexta cita⊒

Lucas se sentía un poco más adulto saliendo con alguien mayor como Jimin, si bien su madre siempre le ha prohibido conocer en persona a gente que conoce en la red, la curiosidad y cosquilleo del alfa por conocer de la vida eran más grandes que sus bíceps.

- ¿Dices que pasará por ti? - El alfa castaño yacía sentado en el sofá pequeño de su sala mientras su madre dejaba a un lado su bordado para prestar atención a su joven-adulto.

- Ya te dije que sí, mamá. - Rodó los ojos.

- ¿Y de dónde de lo conoces? - Cuestionó al pequeño con una ceja alzada.

- Mamá... En una cafetería - Dijo. - ¿Sabes que soy un adulto y no deberías restringirme cosas? - Cruzó los brazos.

- ¿Y tú sabes que eres lo único que tengo después de la muerte de tu padre? -Habló.

- Lo siento, mamá. Sabes que no me gusta verte triste. - Lucas se sentó a un lado de su madre y la abrazó. - Pero soy un alfa y soy lo bastante adulto como para tener citas y buscar un buen omega para traer a casa.

- ¿Y qué me dices de la nieta de MinHee? - Lucas soltó una risa floja.

- Mamá, Yuqi es linda... Pero no creo que sea la Omega que quiero en mi vida.

- Cobarde. - Su madre de puso de pie. - Esa niña está loca por ti desde que nos mudamos a este país.

- Es por eso, mamá. Prácticamente la vi crecer, no hay nada más que una bonita hermandad entre nosotros. - La señora Wong bufó. - Somos amigos, nada más que eso.

- Mira, muchachito.- Lo señaló con su dedo índice- No voy a permitir que la- - La madre del alfa se vio interrumpida por la bocina de un coche sonando.

- ¡Ese en Jimin, mamá! Adiós~ - El lada tomó su chaqueta y salió de su casa rápidamente.

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A Jimin le gustaba bailar, era una de sus actividades favoritas antes de encerrarse en el mundo de los adultos asalariados en que vivía ahora.

El Omega disfrutaba de la danza contemporánea y del arte e historia que está disciplina conlleva, es por eso que cuando Lucas y él llegaron al lugar que el pequeño alfa indicó el rostro de Jimin se tornó rojo.

La Zona era un lugar lleno de jóvenes meneandose de un lado para el otro, rozando sus cuerpos y entre ellos con música latina de fondo acompañando aquella obscena escena.

- ¿Estás seguro de que es aquí? - Preguntó Jimin al de cabello oscuro.

- Seguro. Ahora, Jimin.... Vayamos a moverlo. - Lucas jaló la mano de Jimin y en menos de un minuto se detuvieron en el espacio que podría ser considerado pista de baile.

- Creo... Creo que no sé bailar este género, Lucas. - Sonrió incómodo.

- Tranquilo, yo te enseño. - Tomó la cintura de Jimin y Lucas juntó su pelvis con la esponjosa retaguardia del omega.

- Oh... Lucas, no creo que esto sea un baile. - Habló Jimin con un todo divertido debido a la ternura que le provocaba el castaño.

- Claro que sí, vengo aquí todos los sábados.

- Antes de las seis de la tarde y te vas antes de las 9 ¿No es así? - Los dos caminaron hacia una mesa libre con el fin de hablar un poco mas.

- ¿También vienes a esa hora? - Preguntó Lucas con los ojos bien abiertos.

- No, cariño... Pero es lógico, tu mamá es muy protectora contigo. - Dijo Jimin.

— Desde la muerte de papá, ella ha sido así conmigo. Soy su tesoro. — Sonrió orgulloso.