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⊑78: Doceava cita⊒

Johnny llegó antes de lo planeado a casa de Jimin, sin embargo se quedó en su coche esperando a que fue una buena hora para salir. Hacía años atrás el piloto no salía a citas comunes, la mayoría ocurrían al rededor del aeropuerto o incluso en aviones.

Se sentía un poco nervioso, no era fácil salir con un omega tan lindo y prometedor como Jimin lo era, seguramente su madre lo adoraría.

Con una sonrisa pintada en los labios y un mínimo sonrojo en sus mejillas, el alfa salió de su lujoso coche, secó el sudor de sus manos en sus piernas y caminó hacia la puerta de la pintoresca casa del rubio.

Tocó el timbre y segundos después un bajito omega se postró frente a él.

-Uh-uh- hola, mi nombre es Johnny.-El de cabello oscuro extendió su mano para poder estrecharla con la de Jimin.

-Mucho gusto, John.-Jimin ignoró la mano del alfa y apoyándose en las puntas de sus pies, dejó un besito en la mejilla del alto hombre.-¿Te gustaría pasar un momento?-Invitó Jimin y el otro asintió cortamente.

Los dos pasaron al hogar de Jimin. El rubio subió las escaleras avisando que tenía algo que hacer antes de salir, mientras Johnny se paseaba por la sala de estar mirando los pintorescos adornos que el omega había colocado para darle un aire más hogareño.

Después de unos quince minutos, el omega bajó y apurados por él salieron camino a la feria para tener su cita con ese alfa apuesto y hablador.

-¿Qué hay de ese?-El pelinegro apuntó una atracción mecánica.

-No me gusta.-Jimin mordió su algodón de azúcar.

-Pero es el único que nos falta, anda vamos.-El rubio sonrió a causa de la ternura que le provocaba John.-¿Por favor?-Insistió-Prometo que si sientes temor, voy a tomar tu mano y no soltarte.-El omega asintió dulcemente al contrario.

-Pero debo terminar mi algodón antes.-Johnny sonrió y asintió.

El alfa tomó al omega de la mano y comenzó a caminar lentamente alrededor de la zona viendo niños reír y adultos abrazados compartiendo su calor, eso hizo que su corazón latiera de prisa.

-¿Ocurre algo?-Preguntó el más alto cuando Jimin soltó su mano y se acurrucó en su pecho.

-Todo está bien, hace frío. -Jimin restregó su pequeña nariz contra el pecho del alfa.

-¿Vamos ya a la montaña rusa?-Preguntó enterrando sus largos dedos entre las hebras de cabello dorado de Jimin.

-Sip, vamos.-Ambos fueron a paso lento hacia la atracción.

-Dos entradas, por favor.-Pidió Johnny al chico con sombrerín blanco encargado del juego.

-Lo siento, está lleno.-Respondió.

-Pero si hay seis lugares ocupados solamente.-Habló Jimin.

-Lo siento, está lleno.-Dijo nuevamente.

-Pero-

-Y si ya subieron a los demás juegos, les recomiendo que vayan a casa, chicos. -El encargado los ignoró y accionó el juego.

Los dos se alejaron del juego extrañados por la falta de tacto del empleado y la sugerencia tan rara del mismo.

-¿Entonces deberíamos ir a casa ya?-Preguntó el alfa.

-Podríamos ir a mi casa a cocinar algo.... s-solo si tú quieres.-Invitó Jimin.

-Me encantaría ¿No incomodo de ninguna manera?-Habló en un tono amable.

-¡Por supuesto que no! Al contrario, me encantaría.-Le sonrió al alfa quien pasó su mano por la mejilla derecha de omega regresándole la bonita sonrisa.