Recuerdos compartidos |

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- No te preocupes.- le dije en voz baja. Desde niñas Vanya y yo hemos tenido una amistad que no se encuentra siempre, compartíamos gustos y raramente un poco de soledad. Su misterio siempre fue desde pequeña, me fui cuando ella apenas tenía 16 años, cuando todos tenían 16 años.

Mi línea de el tiempo es bastante distinta a la que ellos parecieron vivir. Los extraño, no importa qué edad tengan ahora, extraño como eran, los quiero de nuevo y eso puede implicar un peligro inminente.

Pasamos a una habitación parecida a un baño bastante grande, era exactamente igual de como la recordaba, las ventanas que no dejan ver hacía el exterior dado a sus relieves, el escritorio justamente enfrente de el librero, las bandejas y los grandes papeles ilustrados con la fisonomía de distintos animales.

Acercó una silla y una pequeña caja blanca, las luces grandes que estaban al lado de mi me recordaban cosas que con el tiempo dejé de pensar ya que me sucumbía.

Declinó la silla, y por mi misma levanté mi blusa a la altura de la parte superior de mí costilla.

Sus manos frías, cerca de mi herida me hacían sentir un poco encerrada.
Los papeles llenos de sangre caían por el borde de la silla y la mirada de Vanya se desvíaba a mi tatuaje.

- Sobre la situación en la cocina...Perdón, perdón si te hice daño.- dijo tomando un poco de algodón.

- Perdón yo por hacerte daño...y también a tus hermanos.- dije algo calmada.

No contestó, solo logro mirarme, algo que suponía siendo Vanya.

-¿Puedes levantarte?- inquirió
- si.- dije casi de inmediato, me senté mejorando mi postura, Vi la venda que había colocado Vanya y casi instantáneamente recordé cosas que no quería recordar.

-¿Quieres ver algo?. - le dije, no estaban segura de lo que estaba apunto de hacer, pero la necesito, es ella o cinco y realmente quiero que ella lo vea primero.

Miró de un lado a otro sin contestar y con una expresión incompleta.

- Quiero que me prometas Vanya, que después de esto no entraras en pánico, o más bien, no intentarás matarme. -

Mi respiración se aceleró casi de la nada, al igual que la de ella, también estaba asustada. Respiré hondo y coloqué mi mano en su frente, la miré a los ojos y segundos antes de que mi cabeza entrará en un trance al combinar emociones vi sus ojos cerrase y entro un pánico en mi que fue tan corto como sincero.

~•

- ______, ¿¡que-que pasó!? Déjame ayudarte.- Dijo la pequeña número 7 de 14 años.

- Vanya, estoy bien.- me tomó de los brazos mientras yo presionaba el lado derecho de mi pierna derecha. - Solo me lastimaron con una bala, rozó por mi piel, no es nada, puedo curarme sola.- le contesté desesperada al ver su gran necesidad de ayudarme.

- Déjame curarte esta vez, por favor. - ¿han oído que las miradas matan?, pues las miradas de Vanya Te matan muy profundo, no sabes si sientes algo o no sientes nada, ternura, confución y algo más que si sigues mirando te llena de agujas los ojos. Y no es la única, me recuerda tanto a cinco.

No le contesté, me llevo a su habitación, salió unos segundos y llegó con una caja de metal que le pertenecía a Grace.

- ¿Ahora robas las cosas de mamá?. Le pregunté divertida.

- No, se las pido prestadas, es muy diferente.- contestó con una risa.

Sonreí ante su comentario, sentía poco a poco como limpiaba mi herida.

- ¿Todos están bien?.- dijo concentrada mirando las vendas.

- si, todo salió bien.- fue lo único que pude contestar ya que aplicaba presión en mi herida y era casi imposible no sentir ardor en distintas etapas.

- Cinco, ¿Cómo está el?-

Miré hacia arriba intentando controlar mí dolor, analicé tarde la pregunta de Vanya y reí al escucharla en mi mente.

- El está bien. ¿Y entonces? ¿Hay algo entre el y tú?.- la miré alzando una ceja y una sonrisa escapó de su boca.

- ¿Y tu y Luther?.- dijo aún sonriendo.

- ¿Qué dices? Yo no tengo tiempo para esa cosas, menos con el, respeto a Allison.-

- Bueno...¿que tal Ben o Diego? - río en voz baja y le contesté con una mueca de fastidio. - No tengo nada con Ben, ni Diego, ni con Luther y nunca lo tendría.-

- Entonces, ¿Klaus?. - reímos juntas. Klaus era lo más parecido a lo que me gustaba, es un fastidio y probablemente le era un fastidio también, pero sé que coincidimos en ser un fastidió que al final nos gusta.
Colocó los pequeños ganchos para sostener las vendas en su lugar.

- Listo. - me miró y sonrió, le regrese la sonrisa y me levanté para abrazarla.

- Gracias. - dije para luego sentír la presencia de alguien, miré a la puerta y estaba el anciano viéndonos, miró la caja y hizo su pequeño gesto de disgusto y sin más se fue, como si no hubiera visto nada.

Abrí mis ojos, respiré como si en un momento me estuviera ahogando, retire mi mano de su frente y sostuve su cabeza porque aún no podía salir de este bucle en la que la he metido, miré su rostro, su frente manchada con mi sangre me hizo pensar en ese momento las consecuencias que tendría por lo que acababa de hacer.

Seguía mirándola, abrió sus ojos por completo y respiro parecido a como yo lo estaba haciendo, causó un susto en mi cuando tan repentinamente se había levantado, me miró, sus ojos estaban cristalizados y sentí culpa de inmediato.

- ¿Es-estás estás jugando con con nuestra mente?.- lo preguntó asustada, algo normal, pero además parecía abrumada.

- No, no. Escúchame, todo eso que viste pasó en mi línea de tiempo. - miró al suelo con su misma actitud anterior. - Mírame, mírame, Vanya.- levantó su vista ante mi indicación, tomé las pequeñas tijeras que estaban a mi izquierda con las cuales corto mis vendas, se alejó un poco, corté mi medía de la pierna derecha justamente donde quedó mi cicatriz.
La miró un momento y volteó a verme con el ceño fruncido.

- Ven conmigo.- me tomó de la muñeca y se levantó, caminaba rápido sin soltarme, tocó la puerta de uno de los cuartos, volvió a tocar seguidamente, su mano no dejaba de moverse como si estuviera nerviosa.

Abrió cinco, número 7 entró sin preguntar y aún me sostenía de la muñeca, cinco cerró la puerta.

- ¿Que pasa?- cinco cuestionó a siete al ver mi cara de desasosiego.

Pude observar a Diego sentado al lado de el armario, me miraba con un odio insodable.

- Diego, tienes que irte, por favor.- dijó Vanya aún sin decirle nada a cinco.

Aparentemente parte de mi necesitaba la aprobación de número dos, su carácter no es fácil pero si pude lidiar con el de 15 años puedo lidiar con el ahora. No quiero perder mi oportunidad de platicar las cosas de nuevo.

- Puedo hacerlo con dos personas.- le dije a Vanya, asintió y miró preocupada a Diego.

Tiempo Posterior [ Timothée Chalamet  Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora