Tiempo Posterior [ Timothée Chalamet Y Tu ]

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Recreando recuerdos, caminando pasillos, sufriendo virtudes, rezando a lo inexistente, me vi a mi misma y a un ser negado a su reencuentro en un precipicio repleto de ramas, en busca de un objetivo claro, su novia.

Según cinco, o como Grace lo nombró en mi línea del tiempo "Aidan", la robaremos, no entiendo el término, robar, tal vez será como en las historias antiguas de amores prohibidos, es algo que aún desconozco.

- El plan es relativamente fácil, entraremos a la tienda, la buscaremos y nos la llevaremos. Seguramente habrá unos cuantos hijos de perra rondeando por la ciudad en nuestra búsqueda, así que podríamos usar ropa diferente o algo.- levantó un poco el cuello de su saco y me miró buscando respuesta a su pregunta.

- Es una buena idea, ¿que prefieres que sea?- dije tocando mi cara con el dedo índice - ¿una modelo de los 90's? - recordé una mujer de una revista de Allison y me transforme en ella, con pelo ondulado, una chaqueta de cuero y lindas facciones mientras el me miraba alzando una ceja.
- el de anciana me queda bien. - el seguía mirando mi transformación sin decir ni una palabra, una manta cubrió la mitad de mi vista al convertirme en una de las señoras amargadas que conocí en el transcurso de mi juventud. - mierda, pero así me tiembla la rodilla. - arqueó sus labios en una sonrisa casi imperceptible, luego desató una pequeña queja de molestia, como si no lo hubiera visto sonreír.

- Tranquilo vaquero, también lo puedo generar en ti.- le dije volviendo a mi estado original.

- ¿Y que seré? ¿Superman?-

- No, conozco algo mejor.- toqué su mano izquierda delicadamente con la cual cargaba el cartucho, prácticamente pidiendo permiso para poder utilizar mi magia en el, me miró con la pregunta "¿que haces?" en sus ojos y yo con la respuesta "Tranquilo." en los míos. Recostó su mano y toqué delicadamente con la yema de mis dedos alrededor de esta hasta llegar a su muñeca donde lo tomé fuertemente, lo miré pidiendo permiso de nuevo y respondió positivamente.
Cerré los ojos intentando intercalar recuerdos y paré justamente donde quería hacerlo.

Abrí mis ojos y ahí estaba, el Aidan de 20 años, tan igual y distinto, con los mismos ojos de fuego como lo dice su nombre.

Se miró las manos y se levantó de la silla un poco alterado, se observo en el espejo, un suspiro salió de su boca junto con su sonrisa de hoyuelos marcados, de esas que recordaba.
Lo miré mientras me transformaba en mi misma de 20 años también, entrecerró sus dos párpados ocultando sus iris y yo solo levanté la ceja con una sonrisa cerca de ser victoriosa, imitó mi gesto y pasó una mano por su cabello - Supongo que estamos listos.