diferentes |

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- Son los fenómenos. - dijo un hombre repugnante cuando escucho la noticia de nuestra presencia.

- Prefiero el término "diferente". - hablé desde las obscura escalera a una esquina que hasta a mí me daba esa pérdida de aire repentina.

El hombre comenzó a disparar haciendo que el cordón de la culata se moviera alborotadamente. Me teletransporté al lado de el y esperé que terminara con su escándalo de plomo.

- ¡Muy bien!, Ahora dame a mí. - hablé en su oído.

- Tengo a la emperatriz.-
Acercó su micrófono y levantó el arma dirigiéndose a mi pecho, coloqué mi brazo abajo de esta y con mi brazo izquierdo la empujé haciéndola levantarse hasta la pared.

- Buen apodo, de hecho ya lo conocía. - saqué rápidamente la pistola de la cinta de mi pierna y le disparé en el pie mientras lo veía a los ojos aún. - pero, no entiendo lo de "emperatriz de tortura". - hice énfasis en la última palabra para luego apuntar abajo de su cuello y dispararle después de ver cómo gritaba unos segundos.

- ¡necesitamos a Ben, pero el salvaje!.
Gritó Allison desde la otra habitación.

Empujé la puerta de una patada y estaba allí acorralada, corrí donde estaba el hombre que tenía a la derecha, me subí a sus hombros de espaldas y levanté la chaqueta cubriéndole la cara, el disparaba al techo intentando darme pero bajé extrangulandolo con la presión de mis piernas estando aún colgada de el, disparé a la cabeza y di mi peso hacia mis piernas para poder caer de pie mientras él se volvía tan devil y se desplomaba al suelo. Miré como se disparaban los otros dos entre sí y levanté al restante hasta el techo pengandose así el cuello contra la pared.

Diego apareció tirando una cuchillas hacia la otra puerta.

- ¡cinco, _____!, Cinco. - logro decir aún matando a un par de hombres.

Corrí hacia donde el se ubicaba, bajé las escaleras intentado bajar la intensidad de mi respiración para poder escuchar donde estaba, quité de mi camino algunas cajas mal acomodadas, rompiéndolas contra la pared al no controlar mí fuerza de telequinesis al estar tan frustrada.

Escuché a Diego atrás de mi, lo miré cuando el estaba haciendo unas señas indicándome que 5 estaba en la siguiente puerta.

- seán sinceros...¿creen que estoy solo? - escuchamos su voz en en la habitación indicada por Diego. Era momento de nuestra entrada.

Dos y yo lanzamos una daga al mismo tiempo que dió un giro para lograr entra a la susodicha habitación, esperé el sonido de los cuerpos caer para entrar con la mira de mi pistola baja, Diego me siguió y observamos a un hombre de gran tamaño que sin lugar a dudas era el líder, y lo hacía notar muy bien.

- La duquesa y el cuchillitos. - dijo algo burlón al vernos entrar.

- ¿No era emperatriz? - comentó cinco.

- Eso mismo pensé. - Diego se alejó un poco al decir esto y al ver la cara de enojo de aquel hombre.

Levanté mi pierna en finalidad de dar una patada en su cara, algo que solo lo hizo voltear su vista.

- Que bueno verte. - artículo con la mano en su pómulo.
Levanté el arma al igual que mi pierna donde pude retirar la segunda pistola que escondí, le apunté firmemente con las dos armas de fuego.

- Me encantan...ustedes tres, simplemente me encantan. El niño de el tiempo, tu, que puedes levantar cosas como si fueran partículas de nada y el mocoso que parece controlar los cuchillos con la mente, son fascinantes. - movió levemente la cabeza de lado a lado.

Tiempo Posterior [ Timothée Chalamet  Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora