Paso: 3 |

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Siempre se toma un tiempo para pensar, lo asimilo constantemente, realmente esto no es de arrepentimiento, es más que nada algo que simplemente sin reproches ni negaciones, no puedo llegar a comprender. El amor es tan espontáneo, se da en el vacío de el aire y en la distancia entre miradas indiscretas que mueven cada fragmento del alba, es difícil de entender si nada ha pasado como eso. Explícame ahora.

Tal vez no era el mejor momento, lo analizábamos a las 2 de la mañana en un parque, en medio de todo y de la nada. No fue la mejor idea que manejará yo. habíamos conversado de mucho, nos beneficiábamos a los dos entonces ¿por que no hacerlo?, probablemente una de las platicas mas raras al hablar de lo que hablamos, al ser como somos. no somos niños, somos adultos haciendo un revuelo con nuestro destino y alimentando a la muerte.

-Tengo una pregunta.- retiro el cigarro de su boca y después de tres segundo mirándome soltó el humo en un soplido.

-¿Siempre nos llevábamos mal?

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-¿Siempre nos llevábamos mal?.- habló refiriéndose a mi línea de tiempo. Me enrede en su seriedad respondiendo con... seriedad, mi mente en ese preciso momento era: una parte pensando detenidamente en que responder y la otra tratando de persuadir lo que sentía en retención a lo que quería decir en verdad y lo que me hacía sentir en el fondo.

- No, creo que casi nunca nos llevamos mal. - golpeé dos veces mi cigarro contra la firme y pequeña mesa y continúe - encontré la otra parte de ti, no será difícil encontrarla de nuevo, o eso creo. -

- ¿Cual es esa parte?- preguntó interesado, es tan estúpido como trata de esconderlo, el sabe perfectamente que parte es, y es la que mas le gusta, y estoy de acuerdo con eso. No engaña a nadie con ese dolor tan adherente, tan agresivamente necesitado y su falso interés por si mismo.

-¿Enserio no sabes cual es?Ese que abraza, que puede dar cariño, el que besa

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-¿Enserio no sabes cual es?
Ese que abraza, que puede dar cariño, el que besa. - me dio una sonrisa, pero más distinta, sin altanería, sin arrogancia, más el.

Nos miramos un tiempo, era casi hipnótico como el humo se esparcía por el espacio entre su nariz y la distancia de sus ojos desapareciendo dejando un débil rastro con olor tan conocido de ambos lados. El rojo vivo que dejaba ver el cigarrillo cada vez que el absorbía un poco de tabaco, me recordaba cuando mirábamos las brazas. Bajo sus dos manos a la mesa y siguió mi vista; parecía que se acercaba y aún así con la poca luz de la luna y una pequeña lámpara destruida a nuestro alrededor me alcanzaba para ver sus ojos, me consumió el aire un verde tan amargo que me hizo pensar en la nostalgia, su capacidad de inundar con el paisaje que posee de ojos es mortal, ya no era un capricho, era una necesidad tocarlo, saber que estaba ahí, ver sus manos y cuidarlas toda la vida, me propuse algo que no sabía, las sensaciones nuevas no me agradan y tampoco me parece muy bueno en lo que estoy pensando. Síguelo viendo como un hermano.

Guíe mi mano cerca de la suya y toqué un costado de está, miré todo su rostro con claridad y seguía esperando una respuesta de despreció y negatividad, pero aún veía unos ojos que no podían seguir y un medio gesto para nada desagradable.

Levantó su meñique y lo acomodo arriba de mi mano, de un movimiento de aceptación de mi parte la mitad de su mano quedó arriba de la mía, sin saber cómo.

El calor de la palma de su mano al dejarla caer me abrigo, podía sentir la suavidad y al unison el ligero sudor que trasmitíamos, me miró confundido, los dos lo estábamos, el no sabe lo que yo se y eso puede explicar varias cosas, mentiría si dijera que nunca había sentido algo igual, lo había sentido antes, mucho antes pero nunca como este día.

Tarde en darme cuente que el ni yo estábamos de acuerdo con lo que estaba pasando, no era incomodidad, ni miedo; era más tranquilidad y confusión.
Suspiré y me aleje retirando mi mirar sobre sus ojos, aparte mi mano por instinto y también como acción involuntaria, como quitar la mano de el fuego cuando lo sientes arder.

Levanté la caja de cigarrillos y tomé uno delicadamente mientras el mantenía la misma posición de antes, coloqué el cigarro entre mis labios, me miró inseguro y seguido saco un encendedor de uno de sus bolsillos y acercó su mano para encenderlo

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Levanté la caja de cigarrillos y tomé uno delicadamente mientras el mantenía la misma posición de antes, coloqué el cigarro entre mis labios, me miró inseguro y seguido saco un encendedor de uno de sus bolsillos y acercó su mano para encenderlo.

- Debería de irme. - solté el humo y me levanté decidida a volver a mí hogar a pensar en todo, a calcular y a joderme.
- Espera. - habló totalmente tranquilo, tocó mi hombro haciendo que volteara y volviera esto ahora sí, incómodo.

- No puedes irte, ya lo hablamos, solo llegas y crees que puedes hacer lo que quieras.- dijo con firmeza.

- Tranquilo, me verás pronto, no se desharán tan fácil de mi. -
Toqué su pecho con uno solo de mis dedos volviéndolo enseguida en el cinco de antes y también a mi, le di una señal de despedida y me teletransporté fuera de su vista.

Esa noche estuvo llena de preguntas, desde que llegué a mi departamento y abrí mis investigaciones fue un desastre, las ecuaciones no dan con ninguna combinación posible, fuera de todo no fue fácil. Estuve algunos días sin nadie como es de costumbre, necesitaba más respuesta pues las noches me mataban por la terrible culpa insignificante y las acusaciones en un mar de lo que nos hemos convertido.

Tiempo Posterior [ Timothée Chalamet  Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora