Capítulo 7 Part 2.

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-Me has golpeado -murmuró con los ojos muy abiertos.
Se sentía más sorprendida que asustada.
-Es la única forma de domar a una fiera -replicó con un gesto sombrío.

Empezó a retroceder a gatas mientras Sehun se iba acercando a paso lento. Entonces _____ logró ponerse en pie, cogió una de las bolas de la mesa y se la lanzó a la cabeza. Él intentó esquivar el golpe pero la bola le rozó una ceja y le hizo sangrar. Sehun se llevó los dedos a la herida y la miró con los ojos brillantes de ira y algo más. De repente _____ se echó a temblar. Ahora sí que tenía motivos para preocuparse.

En un intento desesperado por defenderse se giró y cogió otra bola. Pero cuando hizo el amago de volver a tirársela, él se abalanzó sobre ella y la arrojó de nuevo contra la mesa de billar. Luego la colocó rápidamente boca abajo y la sujetó con fuerza. _____ se revolvió enfadada e histérica. El banquero hizo caso omiso a su pataleta y de un tirón le arrancó lo que quedaba del vestido. Acto seguido le bajó las bragas hasta las rodillas, le escupió entre sus nalgas y se bajó la bragueta del pantalón. Ella se agitó más desesperada al adivinar lo que pretendía.

-No, por favor, por ahí sí que no -suplicó- ¡Me va a doler!
-Golpe por golpe y dolor por dolor.
-¡No! -chilló exasperada.
-Shhh, cálmate _____ -le susurró inclinándose sobre ella- ¿De verdad quieres que te suelte?

De repente _____ se quedó callada. No sabía qué contestar porque a pesar de que estaba aterrada y furiosa, había una parte de ella que sentía curiosidad. El banquero comprendió el dilema de la chica y sonrió divertido.

-Te prometo que iré despacio para no lastimarte ¿de acuerdo?

_____ asintió nerviosa.

Entonces él volvió a escupirle en el trasero y buscó con los dedos la entrada de su orificio. La joven se irguió como un palo al notar que le hurgaban en la zona. Después se fue relajando cuando vio que no era para tanto. Hasta que en lugar de su dedo sintió la presión de su glande y se tensó de nuevo.

-Shh, tranquila, ya te dije que iré con cuidado -le repitió con voz suave.

Ella tomó una bocanada profunda e intentó relajarse. Sin embargo, a medida que el banquero iba abriéndose camino por su culo, _____ experimentó un dolor palpitante mezclado con ansiedad.

Era como si un hierro candente estuviera a punto de atravesarla. Y de pronto se quedó totalmente clavado en _____ , esperando a que sus estrechas posaderas lo aceptaran.

-Me duele mucho -lloriqueó ella.
-Lo sé, pero te prometo que pronto sentirás algo más.

Permaneció inmóvil algunos segundos más y luego, cuando notó su trasero menos tenso, empezó a moverse con delicadeza. _____ apretaba los dientes cada vez que el banquero se hundía en ella. Sentía un placer lacerante y violento. Un placer intenso que al mismo tiempo la avergonzaba. Y lloró de soberbia mientras él seguía subiendo el ritmo de sus embestidas, porque había entendido que disfrutaba follando con ese animal.

Sehun terminó de descargar dentro de ella y _____ se arqueó con un gemido de dolor. Luego los dos aguardaron sudorosos a que sus corazones recuperaran la estabilidad. Y cuando se separaron, _____ tuvo que agarrarse al borde de la mesa para no caer. Le temblaban las piernas y notaba su semen saliendo de su cuerpo. Entonces se dio la vuelta y sin pensárselo dos veces le cruzó la cara.

-¡Cerdo! Al final me has convertido en una ramera -le reprochó furiosa.

El banquero se tocó la mejilla golpeada y le devolvió la bofetada.

-No, querida, tú ya eras una ramera antes de que yo te la metiera por detrás -le soltó con desprecio-. Y ahora, si me disculpas, voy abajo a coger tu abrigo.

_____ lo fulminó con la mirada mientras lo veía salir por la puerta. Hasta que se dio cuenta de que estaba prácticamente desnuda y se cubrió con las manos.
Ninguno de los dos se dirigió la palabra durante el trayecto a casa. Cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos. _____ seguía dándole vueltas a lo que el banquero le hacía sentir y por más que intentó hallar una explicación no la encontró. Era lo más irracional que había experimentado nunca. Solo comprendía una cosa y es que, por paradójico que fuera, a su lado se sentía viva y ardiente. Pero no sabía si esos sentimientos los despertaba la misma cólera o la pasión. El caso es que se sentía viva y ya era mucho más de lo que había sentido por nadie.

Sehun contempló su reflejo en el espejo retrovisor. La herida de la ceja había dejado de sangrarle pero se le iba a formar un buen moratón. Maldita arpía, le había puesto la cara como un mapa. Aunque siendo sincero era lo que menos le preocupaba. Empezaba a pensar que la situación se le estaba yendo de las manos. Ya no le movía solo el placer de la venganza. Había comprendido que esa mujer era su debilidad, su talón de Aquiles. Lo había comprendido en el momento exacto en que la había visto desaparecer de la fiesta con ese imbécil. Y luego cuando los había sorprendido en ese cuarto... Cerró los ojos por un segundo al notar que le volvía a cegar la rabia. ¡Mierda!, ¿pero qué estaba haciendo?, se preguntó atormentado. ¡Creía que ya lo había superado! Lo pensaba fríamente y aquello era absurdo. Él había cambiado, ya no era el chavalito escuálido de mirada tímida. Ahora era un hombre fuerte, serio, poderoso. Se suponía que estaba curado, que era inmune al influjo de esa bruja. Entonces cerró los ojos por un segundo pero aunque lo intentó, se dio cuenta de que ya no podía odiarla como antes.


Amor a Débito ||Sehun y tu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora