Capítulo 21.

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_____ cambió por enésima vez de canal. No emitían nada interesante en la tele. En realidad no había nada que llamara su atención. Su vida se había quedado congelada desde que la secretaria del banquero le había dicho que el señor Oh se encontraba fuera. Desde entonces le había mandado varios mensajes a su teléfono personal pero no le había contestado a ninguno. Maldito bastardo. ¿Dónde se habría metido? Decidió dejarse de rodeos y llamarlo directamente. Esto se convirtió en un pequeño método de tortura porque cada vez que marcaba el número y escuchaba el tono de llamada, su corazón latía esperanzado. Hasta que saltaba el puñetero contestador y le daban ganas de estrellar el móvil contra la pared. Hasta que se pronto oyó su voz aterciopelada y profunda al otro lado de la línea y sintió un pellizco en el estómago.

-¿Diga?
-¡Por fin me contestas!

Sehun observó que el reloj marcaba las tres de la mañana y entornó los ojos en blanco.

-Joder ¿en serio?

_____ esbozó una sonrisa tímida y traviesa.

-Llevo todo el día intentando contactar contigo pero tú no me coges el teléfono -alegó en su defensa.
-¿Y eso no te dice nada? -le dejó caer.
-Sí, pero no te va a servir de nada darme esquinazo. No pienso rendirme tan fácilmente. Por cierto, tu secretaria me ha dicho que has salido de la ciudad. ¿Dónde te has metido?
-No es de tu incumbencia.
-¿Y si se lo pregunto a Hanne?
-Te dirá que no puede ayudarte. ¿Cómo diablos va a saber él dónde se encuentra ese tal Oh? Ni siquiera le conoce -contestó con suspicacia.

«Capullo», gruñó Alexia para sus adentros.

-Aun así prefiero charlar con Hanne. No te ofendas pero es más agradable que tú.
-Yo también prefiero charlar con la otra _____ -reconoció Matthew.
-Bien, aquí luciérnaga rosa llamando a tiburón verde.
-Blanco. ¡ES BLANCO! Maldita sea ¿cuándo lo vas a decir bien?

_____ suspiró.

-Está bien tiburón blanco, ¿cómo has pasado el día?

Sehun se visualizó así mismo montado a caballo, leyendo un libro, dando un paseo por el pueblo, nadado en la piscina de su casa, ayudando a su padre a reparar la puerta del cobertizo. ¿Que cómo había pasado el día? AGOTADOR. Y habría ido corriendo hasta la jodida luna con tal de sacarla de su cabeza.

-La verdad es que no he hecho gran cosa -mintió-. ¿Y tú?
-¡Fatal! Llevo todo el día intentando dar con él, pero el muy cabrón pasa de mí.

Sehun se echó a reír. Estaba claro que _____ no era partidaria de andarse por las ramas.

-_____ ya te he dicho que pases de ese tío. Esta claro que él pasa de ti.
-Pues es una pena porque le tenía preparada una buena sorpresa.
-¿Qué sorpresa?

_____ sonrió con malicia y se encogió de hombros.

-Había pensado en presentarme en su despacho con un conjunto de lencería sexy y solo una gabardina por encima.

A Sehun se le secó la garganta de repente.
-Eso habría estado muy bien -admitió acalorado.
-¿Tú crees? Quizás algún día lo haga. Lo malo es que no sé cuándo vuelve a la ciudad -le picó intencionadamente.
-Buen intento pero no funciona. ¿Podríamos cambiar de tema, por favor?

Notaba como le palpitaba la polla dentro de los calzoncillos.

-Está bien. ¿De qué quieres hablar?

«¿Qué tal de lo que llevas puesto ahora?», pensó de manera automática. Pero enseguida trató de contenerse.

-Escucha _____ , he estado pensando en tu situación económica y quiero ayudarte.

_____ se puso tensa. Hablar de dinero es lo que menos le apetecía en el mundo. Era como manchar ese retazo blanco que quedaba entre los dos.

-Te dije que no hacía falta -manifestó algo tensa.
-En realidad ya está decidido.
-¿Qué?
-No te lo vas a creer pero he hablado con tu banquero y aunque al principio se mostró reticente, como buen banquero, ha decidido perdonarte la deuda.
-No puede ser...
-Así es -le aseguró en un tono alegre-. Ya no perderás tu casa. Incluso te donará una generosa cantidad para que puedas empezar de nuevo. Así que ya eres libre palomita. ¡Vuela! Se ve que ese banquero no es tan cabrón después de todo -añadió con cierta chulería. Hasta que de pronto escuchó algo raro y su sonrisa se apagó de golpe-. _____ ¿estas llorando? ¿Son lágrimas de felicidad? -preguntó descolocado.
-No Hanne. Son lágrimas de tristeza.
-Eso no tiene ningún sentido -replicó todavía más confundido.
-Sí que lo tiene. Porque yo quería seguir teniendo una excusa para verle y tú lo has echado todo por tierra.
-No seas estúpida, _____ . Te estoy ofreciendo la oportunidad de empezar de cero sin compromisos ni cargas de ningún tipo. ¿Tienes idea de a cuantos morosos les gustaría estar en tu pellejo? -le reprochó indignado.

Tan indignado que se olvidó de su papel de amigo comprensivo.

-Pues ofrécele la oportunidad a cualquiera de ellos. Yo prefiero seguir en deuda con el banquero.
-Él no te conviene y lo sabes -masculló entre dientes.
-Ese es mi problema -terqueó _____ .

Sehun escuchó como su llanto se volvía más amargo y una especie de fuego le abrasó por dentro. Un fuego que después de haber reprimido durante años, explotó con la fuerza de un volcán.

-Hanne ¿no dices nada? Te has quedado callado.
-¡Qué te jodan! -le espetó.
-¿Qué?... -murmuró asombrada.
-Lo que oyes. QUE-TE-JODAN -repitió con rabia-. ¿No te das cuenta? Lo has vuelto a hacer, _____ . Te acabo de tender la mano y te has vuelto a mear en ella. Estoy harto. Desde que te conozco no he hecho otra cosa que cuidar de ti. Siempre te he ayudado en todo lo que me has pedido, siempre he estado ahí en los malos momentos, siempre he sido tu puto paño de lágrimas. ¿Y tú que has hecho a cambio? Me has pagado con indiferencia, con humillaciones, te has reído de mí a la mínima oportunidad, me has dado la espalda cuando más te necesitaba. ¿Por qué, _____ ? -Rompió a llorar- ¿Por qué no dijiste la verdad? Yo te quería. Te adoraba, maldita perra desagradecida. Pero tú me traicionaste y preferiste lo que te daban los demás -concluyó con la voz congestionada por la ira.

Luego reinó un silencio tenso entre ellos hasta que _____ decidió romperlo.

-Tú tenías lo que yo quería -musitó de pronto antes de sonreír con amargura-. Sí, lo que oyes. Tú tenías una madre que te quería, que te arropaba por las noches y te contaba cuentos. Y yo tenía una madre fría que me echaba de su lado cada vez que le pedía un poco de cariño, y mi padre siempre estaba demasiado ocupado para escucharme. Ya ves Hunne, era una niña consentida que tenía de todo. Pero me habría cambiado por ti sin dudar -confesó entre lágrimas.
-¿Por qué nunca me lo dijiste?

_____ se enjugó las lágrimas y se encogió de hombros.

-Supongo que era más fácil odiarte y ser cruel contigo que ahondar en los verdaderos motivos. Era más fácil y menos doloroso.

-¿Y por qué me lo cuentas ahora? -preguntó en un susurro casi furioso.
-Porque ahora sé lo que perdí...

Amor a Débito ||Sehun y tu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora