Capítulo 16.

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-¡Señorita Jung! -exclamó asombrada.

Había reconocido a la chica nada más verla. Al fin y al cabo la había cuidado durante mucho tiempo y la había llegado a querer como a una hija.

-Hola señora Oh. -le saludó con timidez-. Yo... necesito hablar con usted.

La señora Oh se dio cuenta de que la joven miraba fijamente a su marido.

-Oh, este es mi esposo, el señor Park.
-Encantado -le saludó él con un gesto sonriente antes de retirarse para que pudieran hablar a solas.

La señora Oh la hizo pasar al interior de la casona. Dentro, casi todo el mobiliario era de madera, las estanterías, la mesa del comedor, las sillas. Pero los candelabros y las lámparas eran de hierro, y la chimenea y las paredes eran de ladrillo. La decoración en sí tenía un aire agreste muy clásico. _____ recordó la casa de campo en Daegu que había tenido que malvender para pagar parte de las deudas. En su momento le había costado desprenderse de ella porque era donde solía refugiarse cuando quería desconectar de los problemas. ¡Problemas!, se echó a reír para sus adentros. Antes sus problemas eran combinar los zapatos con la ropa y reservar mesa a tiempo en el St. Park. Ahora todo eso le parecía de lo más estúpido y superficial.

-Te has convertido en una joven muy bonita. Claro que eso ya era algo que se veía venir -comentó la señora Oh observando la cabellera larga y rubia de la chica.
-Gracias -musitó ruborizada-. Usted ha sido como una madre para mí y lamento de corazón lo que le he hecho -se disculpó, estrechando sus manos con los ojos llorosos.

La madre del banquero la miró desconcertada.

-¿Después de lo que me ha hecho?
-Sehun me dijo que la echaron de mi casa por mi culpa y que luego tuvo...

No pudo terminar la frase y la señora Oh se lo agradeció. Aquello formaba parte de un pasado oscuro que deseaba olvidar.

-¿Usted ha visto a mi hijo, señorita Jung? -le preguntó con gesto serio.

Tan serio que le recordó a la expresión de Hunne y se sintió cohibida.

-Sí, él y yo... -Se quedó callada sin saber cómo seguir. Entonces la miró fijamente a los ojos, esos ojos marrones y penetrantes como los de su hijo, y decidió sincerarse-. Oh señora Oh, sé que esto le parecerá una locura pero yo estoy enamorada de su hijo. Le quiero, y sé que yo tampoco le soy indiferente a él. Sin embargo, hay otra parte de Sehun que me odia por todo lo que os he hecho. Con esto no quiere decir que esté buscando su perdón para recuperarle, pues sé muy bien que eso es imposible. Solo quiero aliviar de alguna manera esta pesada carga -se sinceró entre lágrimas.
-Querida, no se ponga así -dijo consolándola como cuando era pequeña.
-Pero lo que hice...
-Olvídelo, yo ahora tengo un buen marido y llevo una vida confortable como puede ver. No tiene sentido que se martirice por algo que forma parte del pasado.
-Hunne no piensa lo mismo -opinó con aire sombrío.
-Olvide también a mi hijo, señorita Jung -le pidió de una forma cortante y fría que _____ no esperaba-. Esa relación solo puede traer problemas y sufrimiento, y no quiero eso para Sehun. Ya sabe usted que mi muchacho no lo ha tenido fácil en esta vida.
-Yo le quiero, señora Oh -insistió dolida.
-No lo dudo querida. Pero créame, no estáis hechos el uno para el otro. Siempre habrá un abismo entre vosotros imposible de cruzar. Y ahora márchese por favor. Regrese a su casa y trate de ser feliz. No hurgue innecesariamente en la herida. No es necesario despertar al monstruo del sufrimiento -le pidió desesperadamente.

_____ la miró afligida. ¿Al monstruo del sufrimiento? Ese ya se encontraba instalado en el fondo de su pecho, devorando su corazón. Pero decidió obedecer. ¿Qué otra cosa podía hacer? Ella abía destruido la vida de esa señora con una sola mentira.

Llegó a la habitación del hotel y se dejó caer en la cama presa del cansancio. De repente se vio siendo una niña de coletas rubias y piel clara. Estaba en el jardín de su casa, oliendo el rosal que acababa de plantar el jardinero y apareció por allí Hunne, transportando un bote de cristal con algo dentro.
-¡Mira _____ , es la mariposa tigre! -le dijo agitando el tarro.

La pequeña mariposa amarilla y de rayas negras, batió con energía las alas.

-Oh, es preciosa. ¿Y qué nombre le pondremos?
-Ninguno, solo la atrapé para que la vieras, pero pienso ponerla en libertad -le dejó claro.

Amor a Débito ||Sehun y tu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora