Capítulo 25. Part 1.

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Sehun cerró el bote de aceite, recostó a la joven en la mesa y le colocó una mordaza.
-Sí, _____ -continuó hablando mientras observaba el hermoso cuerpo de la joven iluminado por las velas-. Aunque te cueste creerlo fuiste mi primera maestra. Tú me enseñaste a soportar tus desplantes, tus humillaciones y tus burlas a cambio de tu sonrisa como recompensa. Tú hiciste que ansiara tu cruel atención -confesó atando sus muñecas a cada extremo de la mesa -. Luego descubrí la otra cara de la moneda en clubes especializados. Y aprendí lo que es el sexo sin censura, a utilizar el látigo, a infligir dolor de manera precisa y controlada. Me convertí en un buen amo, _____ . Y quiero enseñarte a ser obediente porque ahora te toca a ti someterte -susurró antes de inclinarse sobre ella para besar delicadamente sus labios.

Acto seguido fue bajando por su cuello, se detuvo en sus pechos y mordisqueó sus pezones con mucha delicadeza. _____ se retorció de placer e intentó agarrar su cabellera oscura pero tenía las manos firmemente atadas y no podía moverse. Sehun continuó bajando por su abdomen, llegó a su cintura y se detuvo en la zona de su pubis. Entonces levantó y separó sus piernas, y su sexo rosado quedó totalmente expuesto ante él. _____ hizo el amago de cerrar las piernas pero Sehun se las separó con más fuerza. Se sentía incómoda, nerviosa. Ningún hombre la había analizado con tanta atención.

De repente dio un respingo al notar un lengüetazo húmedo en su coño hinchado. ¿Es que quería volverla loca o qué? Sehun le introdujo un dedo mientras lamía los pliegues de su vagina y succionaba su clítoris en pequeños sorbitos. En un momento dado se empalmó al ver como gemía a través de la mordaza y se retorcía de placer. Era la mejor tortura que se le podía haber ocurrido. Aunque su tortura supusiera también la suya, porque todo lo que quería era quitarse la bata y follarla contra la mesa hasta que le ardiera la polla. Pero se contuvo y le introdujo otro dedo, imaginando que era otra cosa más gruesa lo que le metía.

_____ gimió, suspiró y se sacudió con más violenta, a medida que él seguía chupándole el coño como si fuera el mejor sorbete que hubiera probado en su vida. Sin embargo, cuando ya estaba a punto de correrse, sonó el timbre y Sehun dejó lo que estaba haciendo para ir a abrir la puerta. «Maldito hijo de puta», gruñó _____ para sus adentros. La frustración sexual era mil veces peor que los latigazos.

De pronto escuchó una voz femenina y se quedó paralizada.

-Siento el retraso, querido. Pero tenía que resolver un asunto. Por cierto ¿por qué tienes la boca mojada?
-Estaba cenando -se justificó como si nada.

La mujer giró la cabeza y al ver a la joven espatarrada encima de la mesa, dibujo una sonrisa maliciosa.

-Ya comprendo.
-Ven, os presentaré -le dijo antes de sacarle el abrigo para colgarlo en el perchero-. Jenni, esta es _____ , la mujer de la que te hablé. _____ esta es Jenni, mi antigua sumisa.
-Oh, es realmente hermosa -comentó la mujer, inclinándose sobre la mesa para contemplar mejor a la joven amordazada.
-Y peligrosa -puntualizó Sehun-. Detrás de esa cara angelical se esconde una fiera. Ya me he llevado una patada en los huevos, así que ten cuidado.

Jenni se echó a reír.

-¿Es que todavía no has conseguido meterla en cintura?
-Estoy en ello pero necesita más tiempo y preparación.
-Vaya, conmigo no te tomaste tantas molestias. Enseguida me esposaste al cabecero de la cama y me azotaste con la fusta. Y por supuesto nunca antes me habías invitado a tu casa -se quejó resentida.
-Controla esa lengua de arpía envidiosa, Jenni. Ella también ha probado mi látigo hoy. Quédate aquí, ahora vuelvo -le ordenó antes de salir por la puerta.

La mujer aprovechó su ausencia para observar a la joven más detenidamente. Pero _____ seguía petrificada. Aquello no podía ser real. No, de ninguna manera, seguramente era una horrible pesadilla de la que estaba a punto de despertar. Intentó moverse y pedir ayuda. Sin embargo seguía atada a la mesa y la maldita mordaza apagaba sus gritos. Entonces, cuando ya no creía que su corazón podía latirle más rápido, notó un dedo rozando su pecho desnudo.

-Shhh, tranquila -ronroneó la mujer-. Sé que al principio esto puede resultar duro y extraño para ti, pero al final acabarás por acostumbrarte. Incluso te gustará, ya lo verás -le aseguró acariciándole la cabeza-. ¿Sabes? Sehun decía que te odiaba pero yo sabía que no era cierto. Ni te imaginas la de veces que se le escapaba tu nombre mientras follábamos. Nunca ha podido olvidarte _____ , a pesar de que intenté ser una buena sumisa, tú siempre has estado muy presente en su cabeza. Y ahora por fin te tiene... -añadió en un tono amargo.

De pronto _____ escuchó unos pasos, giró la cabeza y vio a Sehun empujando un carro metálico con ruedas.

-Traigo la cena -anunció con un matiz juguetón.Jenni se acercó a él con una sonrisa felina y destapó la bandeja que había en el carro.
-¡Sushi, me encanta el sushi! -exclamó entusiasmada.
-Pues te gustará mucho más cuando veas lo que tengo pensado hacer.

Se dirigió hacia _____ , encadenó sus tobillos a cada extremo de la mesa y cubrió su cuerpo desnudo con un mantel negro. La joven sintió que le sobrecogía la angustia cuando la tela cayó sobre su rostro, y empezó a emitir gruñidos de súplica y protesta. Sin embargo Sehun hizo oídos sordos mientras iba colocando los montoncitos de comida a lo largo de su cuerpo.

Jenni soltó una carcajada.

-Querido, debo decir que esta vez te has superado con el castigo. ¿Sabía ella que eras tan retorcido? -le preguntó cogiendo un montadito de pescado de la barriga de _____ .
-Tenía una ligera idea. Aunque esta noche está descubriendo al verdadero señor Oh. -contestó mordisqueando distraído otro canapé de salmón.
-¿Y crees que lo comprenderá? No a todo el mundo le gustan este tipo de juegos -dijo guiñándole un ojo.

Sehun dejó de masticar, la miró fijamente y torció la boca en una media sonrisa.

-Te aseguro que a ella también le gusta jugar duro.narme te despellejaré la espalda para que compruebes que aún empuño la fusta con mano de hierro -le advirtió de nuevo.

Jenni le miró cohibida y no se atrevió a contradecirle. Sabía lo duro que podían ser sus castigos. Tenía cicatrices por todo el cuerpo que lo demostraban.

-Sehun ¿puedo preguntarte algo? -inquirió con cautela- ¿Por qué estás haciendo esto?

Se encogió de hombros fingiendo indiferencia.

-Solo estoy enseñándole un poco de modales. _____ es una princesita orgullosa que está acostumbrada a que todo el mundo la complazca, y ya sabes que a mí no me gusta que me desautoricen -le dejó caer con un gesto amenazador.

Amor a Débito ||Sehun y tu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora