Capítulo 1

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Estaba adolorido, muy adolorido, sentía unas cuantas astillas lastimarlo mientras trataba de moverse e irse de donde sea que estuviese, tenía miedo, la sensación de desesperación era lo que más notaba.

No emitía sonido alguno, no podía, su costilla dolía como... Como aquella vez, bajó la mirada y estaba a medio vendar, sintió un último golpe en una de sus piernas.

Escuchó a alguien abrir algo ¿Un bidón tal vez? Pudo sentir un líquido caer de la nada en distintas partes de su cuerpo, el susto fue tal que dio un salto que hizo todo doler el doble por unos segundos.

El olor de esa cosa llegó a su nariz junto con una voz que creía haber escuchado en algún lado antes, gasolina, espera... ¿Él era...? No, él no los traicionaría, no así ¿Verdad?

Estaba confundido, demasiado, pero su mente se silenció al instante al escuchar un "chasquido", como un fósforo siendo encendido.

Vio un destello y su piel quemó como el infierno, necesitaba escapar.

—¡Fue- —su silencio llegó casi tan rápido como se fue, un frío repentino que contrastó con el calor anterior lo hizo chillar.

Despertó sobresaltado, temblando de frío al estar empapado de sudor, tardó unos minutos en volver a situarse en el tiempo, en cuanto se recuperó, tallo sus ojos para terminar de despertarse e ir a darse un baño para empezar a prepararse para el trabajo.

Al salir de la ducha, dejó una ventana abierta para que saliera el vapor y aprovecho de ponerse su uniforme, ya que tendría que trabajar en unas horas, se puso además dos abrigos encima y una vez con eso hecho, se secó su azul cabello y aun temblando de frío, terminó de arreglarse.

Mientras se hacía el desayuno, pensaba en aquella pesadilla que había tenido, no lograba recordar de qué trataba y eso lo frustraba, pues sentía que había sido sobre algo importante.

Para cuando terminó de comer había decidido dejar de pensar en ello, pues no importaba cuanto intentara, no lograba recordar nada más allá de haber escuchado una voz familiar y si bien eso lo preocupaba, no podía hacer nada con la poca información que tenía.

Antes de salir guardó su bata en una mochila junto con otro abrigo, se puso la mochila y miro una foto que se encontraba en el mesón de la cocina, en la foto se le veía a él junto a todo su lof*, un sentimiento amargo se instaló en su pecho ante algunos de sus recuerdos, finalmente dejó la foto y salió del apartamento.

Cuando llegó al primer piso y se disponía a salir, se encontró con la señora que le alquilaba el apartamento, lo cual lo preocupo un poco, ella nunca estaba por allí a no ser que fuera a cobrar el alquiler o que pasara algo en alguno de los departamentos, solo esperaba que no lo fueran a echar, todavía no le pagaban y encontrar departamentos en Canadá era el infierno.

—Señor Atwood, que bueno verlo, aprovecho que estoy aquí para recordarle que debe pagar el alquiler mañana — Connor maldijo para sus adentros y respiró lo más profundo y disimulado que podía, antes de poner la menos plástica de sus sonrisas falsas y contestar lo más educado posible.

—Señora Carrey, buenos días, ya le dije que me llamé Connor, el Señor Atwood es mi padre —comentó con una suave risa, antes de poner una cara más seria —aunque lamentablemente no me pagan hasta dentro de dos días, pero no se preocupe, le pagaré en cuanto pueda — esperaba que ella entendiera, a él tampoco le hacía gracia tardar en pagar.

—Claro, por lo menos se que puedo confiar en usted Connor, no como con otros —dijo recalcando el "otros" haciendo clara referencia a su amiga Camila, cosa que frustró a Connor ¿Era necesario ese comentario?

A Connor le molestaba que la Srta Carrey hablara mal de su amiga Camila solo porque ella era mexicana, sabía que tenía sus razones para desconfiar, pero Camila nunca había hecho nada malo, lo que hicieron los chicos que vivían allí antes no debería afectarle, pero lamentablemente lo hacía.

Antes de que él pudiera pensar una respuesta, sintieron a alguien acercándose, al mirar pudieron ver a una chica de cabello negro, ojos marrones oscuro y nariz un poco baja, su piel era oscura y sus facciones eran delicadas, ella era Camila.

—Buenos días Señora Carrey, ya deposité el alquiler de este mes, no se preocupe— dijo mirando a la mujer, para después mirar a Connor y decirle —Perdón por tardar ¿Nos vamos? Se nos va a hacer tarde.

—Claro, no queremos llegar tarde, adiós Señora Carrey— Connor respondió agradecido de tener una excusa para irse.

Ambos salieron lo más rápido que pudieron de allí, no sin antes recibir una advertencia de no llevar gente al apartamento sin avisar antes, advertencia en la cual la Sra. Carrey no dejaba de mirar a Camila.

Camila trabajaba en un restaurante a una cuadra del hospital donde trabajaba Connor, por lo cual solían ir juntos y conversaban en español durante el trayecto.

—¿Sospecha algo?

—Nah, no creo, además ya llevo unos años aquí, dudo que se ponga a sospechar ahora
— su tono era tranquilo, pero llevaba una pequeña risa oculta.

Ellos solían hablar en español, pero Camila hablaba en español mexicano, mientras que Connor hablaba en español chileno, por lo cual a veces tenían dificultades para entenderse.

—Ya, pero igual matará si descubre que también eres latino —respondió Camila con un tono burlón.

—No puede, yo nunca le mentí, en mi currículum dice clarito, pero ella no se fijó porque soy demasiado mino* como para no ser un modelo canadiense— Dijo con burla a pesar de que era algo que frustraba un poco, ya que todos asumían que era canadiense por sus facciones.

—Oye, ahora que lo pienso, si eres Chileno ¿Por qué pareces gringo?

—Porque mi papá si es canadiense po, pero yo nací y me crié allá, luego terminé aquí ¿A quién crees que salí tan mino?— resumió lo mejor que pudo sin entrar en detalles, un poco incómodo pero manteniendo su toque.

—Ya, ya, don modelo. Suena a que extrañas allá ¿Piensas volver?— preguntó pareciendo genuinamente interesada.

—lo más pronto posible— Connor se puso serio, no le gustaba hablar de eso, y Camila pareció notarlo, evitando tocar el tema otra vez.

Sin darse cuenta ya habían llegado al restaurante, por lo cual se despidieron y Connor siguió su camino al hospital.
El día pasó sin mayor incidente, más allá de que la guardia le tocaba con Gavín, con quien nadie quería hacer guardia, el sujeto era honestamente molesto, pero nadie podía tocarlo por ser el nieto del director.

Connor empezaba a creer que nada interesante ocurriría ese día en urgencias, hasta que lo vio, una cabellera albina de puntas azules, nariz respingada, piel pálida y facciones delicadas que lo hacían parecer un niño. Entró en la sala recostado en una camilla, con sangre corriendo por su frente.
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Lof: es una comunidad de mapuches.

Mapuche: es un pueblo nativo de Chile y parte de Argentina, la palabra mapuche como tal significa hombre de la tierra.

Mino: hombre atractivo.

Cabe destacar que el mapudungun (lengua hablada por los mapuches) no tiene sistema de escritura, así que no hay una manera correcta de escribir estas palabras.

Editado el: 19/01/2022

White Demon (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora