El Hada Herida

La nueva compañia

Empezaba a amanecer, y los primeros rayos de luz acariciaban la piel del hada. Despertó totalmente adolorida por el trabajo del día anterior, así que como pudo reunió fuerzas para sentarse en el lecho de hojas y malezas que utilizaba de cama.

Estaba sorprendida de su poca resistencia física, aunque el dolor de sus pequeños músculos le daba un buen sabor de boca al recordar todo lo que había logrado por ella misma.

Revisó las palmas de sus manos y vio que las ampollas no se habían reducido en tamaño, ni en dolor, así que se dispuso a tratar de encontrar algún tipo de hierba que le proveyera un poco de calma al dolor.

Se puso la mochila como pudo y se llevó una parte de las provisiones en ella, al salir del hoyo del árbol contemplo durante un segundo el bosque: frio, húmedo, como una gran criatura dormida que está por despertar de su letargo abrazada por los cálidos y amables rayos de luz solar. Bajó del hoyo del árbol con una escalera improvisada que había hecho el día anterior, y reviso que todo su "reino" estuviera como ella lo dejó.

Para su tranquilidad todo estaba en buenas condiciones, excepto unas misteriosas pisadas que denotaban un patrón circular alrededor del reino, para luego volver por la entrada y desaparecer de su alcance.

El hada sintió un sudor frio que le recorría la espalda: "¿quién aparte de mi vive en este bosque? Si bien tengo entendido que existen animales, ¿que clase de animales tienen las patas tan similares a mis pies? "

Temerosa pero con convicción, se fue de su reino en busca de la hierba medicinal para sus heridas, "¡Ya lo encontraré y lo atraparé!" dijo en voz alta para luego reírse fuertemente como si planeara una malvada estrategia para hallar al intruso.

Lejos, escondido detrás de un enorme árbol, unos ojos vivos y curiosos la observaban cuidadosamente.