Cita

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El protector preparaba todo minuciosamente, detalle por detalle organizaba el lugar para que todo se diera de la forma en la que él lo esperaba. Estaba contento y ansioso a la vez, tenía altas esperanzas en lograr que el hada se quedara con él, pensando en todos los futuros planes que tenía con ella.

Una vez terminó procuró que nada se moviera de su lugar y se encaminó al árbol de la hermandad. Su corazón latía rápido y daba brincos de alegría junto con el por las ramas de los árboles. Sentía que era capaz de lograr cualquier cosa que se propusiera, sentía que este era su momento, sentía por fin que había encontrado a su compañera ideal.

Cuando se acercaba a su destino, divisó a lo lejos dos figuras que luego se transformaron en el hada y la reina, las cuales llegaban después de haber terminado el día de trabajo.

Llegó al árbol un par de minutos antes que ellas y las recibió con una gran sonrisa en su rostro.

"¡Bienvenidas! ¿Lograron terminar todas las tareas?"

"Por supuesto, hemos terminado todas ellas joven protector" dijo la reina con un tono firme pero calmado.

"Pues genial entonces" el protector miró al cielo y vió como se empezaba a ocultar el sol.

"Ya está empezando a oscurecer así que creo que sería mejor que entremos y preparemos algo para comer, tengo una receta nueva que quiero probar", dijo entusiasmado.

El hada en ese momento solo contempló la charla entre ambos, dudando sobre cuando era el momentos indicado para decirle lo que sentía al protector.

No hallaba espacio alguno entre la conversación y temía que a medida de que pasara el tiempo, la oportunidad se perdiera en el olvido nuevamente.

Los tres entraron en el árbol y el protector comenzó a cocinar. El lugar se llenó de un aroma suave pero dominante que hacia cosquillas en la nariz y abría el apetito en gran medida al mismo tiempo.

La reina se propuso a limpiar el lugar un poco mientras ordenaba todo para la cena, según ella, su propio sentido materno le obligaba a realizar esas cosas.

El hada por otro lado solo estaba sentada observando a la nada misma, absorbida por completo con sus pensamientos, ni siquiera la reina que la obligaba a moverse mientras limpiaba la inmutaba de su propia burbuja de imaginación.

Llegó el momento en donde lo que menos esperaba rompió su concentración, y ese era su estómago, rugiendo de hambre como un león deseoso de hincar sus dientes en la presa recién cazada.

El protector sirvió un generoso plato de comida para ambas dos y lo devoraron sin impedimento alguno.

El protector añadió mientras comian: "Se llaman yalanci, es una antigua receta que me enseñó un viejo jabalí de las tierras del este que pasó un tiempo en el bosque. Verdaderamente era un animal tan sabio como cascarrabias" dijo riendo entre dientes.

"Pues verdaderamente están deliciosos, son de lo mejor que he probado" dijo la reina, el hada asintió con la boca llena.

"Me alegro que los hayan disfrutado" concluyó el protector de nuevo con una enorme sonrisa.

La noche así también arribó como lo hizo el sueño con ellos y después de haber ordenado todo procedieron a descansar en sus habitaciones, el protector en cambio, se preparó para ejecutar su plan.

Después de que la reina cayó dormida, lentamente salió de su habitación y, cual pequeño niño, se escabulló hasta la puerta de la habitación del hada.

Tocó la puerta y el hada respondió a su llamado, abrió la puerta y fue arrastrada hacia afuera por el protector.

"¡Vamos hada! Tengo algo que mostrarte, sé que te va a gustar" dijo mientras la agarraba de la mano y la sacaba de la habitación.

El hada aún un poco dormida tan solo asintió y ambos salieron del árbol rápidamente.

El clima había cambiado, hacia un poco de frío y la brisa hacía temblar a aquellos que no estuvieran bien resguardados.

El protector alzó al hada y saltando rápidamente la llevo al lugar donde su plan finalmente iba a ser ejecutado.

El hada estaba petrificada y no pudo decir ni una sola palabra, ni siquiera dentro de sus más recónditos planteamientos ni escenarios imaginarios posibles, ocurría algo como lo que estaba sucediendo ahora. Ella sabía que esto no iba a terminar bien.

Ambos llegaron al lugar, el protector dejó al hada para luego ponerse frente a ella y decir:

"Este lugar, este pequeño lugar dentro del bosque es algo que todavía no te he podido enseñar que estaba reservando para una situación especial. ¡Contempla!", dijo fuertemente mientras sacaba una hoja que servía de tapadera para la entrada.

Los ojos del hada brillaron, ante ella estaba sin lugar a dudas el lugar más bello que jamás vió en toda su vida, todo ahí era perfecto, medido con un esmero que rozaba casi la obsesión.

Ante ella se presentaban unos pequeños arroyos iluminados por una gran luna llena, los cuales surcaban todo tipo de caminos que, acompañados por insectos luminosos y flores de todo tipo de color, hacían de ese lugar algo completamente hechizante, todo allí era totalmente perfecto.

"¿Cómo es que hay flores abiertas si es de noche? Es realmente impresionante, no puedo creer lo que veo" decía el hada completamente maravillada.

"Pues sí, estas flores son extremadamente raras, solo florecen de noche cuando la luz de la luna las baña por completo. No he visto otro lugar que tenga estas flores, por lo menos dentro de este bosque" dijo el protector casi orgulloso de todo el esfuerzo que le había tomado arreglar el lugar.

"Y por eso hada, tengo que decirte algo" el protector tomó aire antes de hablar.

"No espera yo también tengo que..."el hada fue interrumpida por el monólogo del protector.

"Sé que esto es repentino y sé que tampoco es la mejor forma de decírtelo, pero hace mucho tiempo que mi corazón siente algo que ya no puedo callar"

"Pero, yo..."el hada fue nuevamente interrumpida.

"Me gustas mucho hada, nunca me he sentido de esta forma con alguien y quiero compartir este sentimiento contigo, me gustas y mucho, quiero que ambos vivamos aquí y seamos felices...juntos", luego el protector se acercó y entre sus dos manos agarro la del hada.

"¿Quisieras intentarlo?" dijo el protector dulcemente.

"No...No..."Dijo el hada mientras se soltaba y se iba rápidamente.

"¿Por qué hada? ¿Hice algo que te lastimara?" dijo el protector confundido.

"No, no es eso..."decía el hada intentando no perder el control.

"¿Por qué? ¿Que hice mal? dímelo por favor" el protector empezaba a perder esperanzas poco a poco.

"Es que..." el hada estaba a punto de decirlo cuando fue nuevamente interrumpida.

"Dime por favor, dímelo" insistía el protector.

Todos aquellos planes que tenía el hada se desvanecieron en un instante y una sola oración salió de su boca.

"¡POR QUE NO TE AMO!" exclamó con toda la fuerza de sus pulmones.

Después de eso el hada vio un segundo el rostro del protector lleno de lágrimas, para ser luego devorada por una oscuridad que envolvió el bosque entero.

La pesadilla del protector se había vuelto realidad y el bosque se enfrentaba a una nueva amenaza, que era nada más ni nada menos que el mismo ser que cuidaba de él.

El Hada HeridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora