19.

928 199 15
                                    

Te acercaste un poco, dubitativo, como si estuvieras pensando en que volvería a retenerte y sonreí entre lágrimas al verte de esa manera.

Moría por hacerlo, créeme, pero tuve una dura batalla con mi fuerza de voluntad para no hacerlo, porque tú me lo pediste.

— Promete que vas a cuidarte... — susurraste cerca de mi rostro — promete que lo harás...

El nudo en mi garganta se fortaleció y mis manos dolían por querer tocarte de nuevo.

— Lo prometo... — solté sin ganas.

Sonreíste y revolviste mi cabello.

— Bien... — suspiraste y acunaste mi rostro — también espero que dejes de ser tan llorón...

Soltaste una risita que rápidamente se esfumó y en su lugar apareció aquella expresión que no quería descifrar.

Era el momento, pero jamás estaría preparado.

Te miré a los ojos y sonreí aunque mi visión se tornara borrosa por las nuevas lágrimas que me estaban acompañando.

Y una vez más posaste tus labios sobre los míos, sin embargo fue algo fugaz, como si sabías que besarme por demasiado tiempo haría que no tuvieras fuerza de voluntad para soltarme luego.

Rápidamente tus labios se separaron de mis labios y se posaron en mi frente dándome una nueva calidez que no estaba preparado para recibir.

Era la despedida definitiva.

Tus labios se apartaron de mi frente y sin siquiera poder volver a mirarme te giraste y comenzaste a caminar con rapidez hacia la salida.

No querías irte tampoco ¿Verdad?

Mi corazón tampoco quería dejarte ir, Wonho.

En cuanto te vi alejandote quise correr, seguirte e insistir por un poco más de tu calidez, pero mi cuerpo estaba paralizado, viéndote ir.

Mi corazón se quebrantó en sobremanera y mi llanto se tornó ruidoso, mi pecho comenzó a doler más y no podía controlar mi respiración así que comencé a hiperventilar.

— No te vayas... — susurré con un hilo de voz — no te vayas por favor...

Tus rápidos pasos avanzaron directamente hacia el enorme portón de salida mientras mi corazón se desmoronaba y el dolor se esparcia con cada paso que dabas.

Mis rodillas flaquearon por culpa de las duras emociones que estaba sintiendo y caí de rodillas al suelo, abatido por sentir el dolor de tu ausencia nuevamente.

Sin embargo, alcé mi mirada y te vi saliendo, entonces me convencí a mi mismo que aún podía hacer algo más.

Me levanté del suelo y corrí detrás de ti, aún sabiendo que en cualquier momento podía asfixiarme por culpa de la falta de oxígeno.

No me importaba con tal de poder tocarte una vez más.

Pero era tarde, Wonho.

Ya habías cruzado el portón y yo no podía hacer lo mismo.

Nuestras miradas se cruzaron desde donde nos encontrabamos y lloré amargamente por ti, por querer tocarte y sentir tu aroma una vez más.

Pero incluso tú no podías volver.

— ¡Wonho! — grité con la desesperación de un corazón roto — iré contigo, por favor no te vayas...

Suspiraste y negaste levemente.

— No puedes... — susurraste con tristeza — este no es tu lugar...

Llegamos al límite;
ese extremo contrario al que
ahora pertenecíamos

Y dolía como el infierno.

Entonces desperté.

SCENT  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora