The last

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Nota: No he visto la película, pero sí screens porque mi internet era chafa en aquel tiempo y ahora sigue de romería >: Igualmente, me voy a basar en esas imágenes y en que este último capítulo pasa después del beso de la luna.

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Hinata se aferró a sus hombros y el corazón le latía a mil. No podía creérselo. En realidad, no podía creerse muchas cosas, pero esta era la que menos podía creerse.

Vale, habían pasado muchas cosas. Naruto se le declaro. Ella tejió. Naruto estaba celoso. Furioso. Se dio cuenta finalmente de que ella existía y que se marchaba de sus manos. Habían pasado muchas cosas juntos y, finalmente, era correspondida de un modo que le provocaba lágrimas de felicidad y un calor intenso por todo el cuerpo.

Su corazón parecía una bomba hinchándose de tanta felicidad.

Y muchas, por no decir infinitas, noches se había imaginado su primer beso con Naruto, su primer abrazo, su primer apretón de manos. Pero jamás había esperado que todo sucediera tan seguido, tan irremediablemente mejor que en sus fantasías.

Porque ese beso con la luna de fondo jamás lo volvería a tener ninguna mujer en su vida. Ninguna. Y no porque fuera Naruto, es que ningún hombre sería capaz de otorgárselo igual a ninguna otra mujer.

Fue romántico, precioso, espectacular. En su mente hubo cohetes, hubo calor, hubo una necesidad que no comprendía. Se dio cuenta de que aquello que le estaban dando se iba a terminar, que iba a ser completamente frío y triste después.

Y ella quería estar más con él.

Fue por eso que se lo susurró y supo que desde ese día, Naruto sería incapaz de no darle todo cuanto estuviera en su mano.

Ninguno dijo nada a nadie y aunque sabían que había muchísimos ojos puestos sobre ellos, lograron esquivar miradas y alejarse lo suficiente como para satisfacerse un poco más.

Porque nada más poner los pies en la tierra y dar unos pocos pasos, Naruto la tomó del talle y la miró, como alguien vicioso mira la causa de su vicio. Se percató de que ambos se miraban los labios con necesidad y que la necesidad que a veces había imaginado de experimentar su primer beso, esa intranquilidad que creía que nunca pasaría, ahora había pasado a un sentimiento de posesión sorprendente.

Quería más y más.

Se puso de puntillas y él se inclinó. Sus labios rozaron los suyos, hubo un sonido suave de ventosa y, de repente, los abrió, ansió más secretos y cuando sus lenguas se encontraron, sintió que era maravilloso.

Era una experiencia que, desde luego, no reconocía. Jamás pensó que podía usarse para eso y menos, que sería tan placentero o que la saliva de otra persona no le parecería lo más asqueroso del mundo. Tampoco nunca pensó que una boca podría tener sabor y que podría ser tan adictivo.

Y por otro lado, era la primera vez que sentía con tanta consciencia la musculatura de otro hombre contra su cuerpo. Naruto era duro y firme, delgado y fuerte. Podía rodearlo en parte con sus brazos y se tomó un momento para dejar sus manos contra su espalda y, como bien había pensado, era grande y amplia. Perfecta para que sus dedos se curvaran y...

Abrió los ojos, sorprendida, a la par que se separaba de él. Sabía que tenía que tener el rostro como un tomate repentinamente. Sintió un pulgar masculino sobre su mejilla y como la incitaba a mirarla.

—Hinata. ¿Todo bien?

—Sí —tartamudeó—. Es sólo que... creo que tengo la cabeza muy llena de ti, Naruto-kun.

Secrets intimsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora