Escapes

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Capitulo Veintinueve: Escapes

Se refrescó la cara con un poco de agua, se vio en el espejo y el reflejo que éste le mostró fue el de una completa extraña. Se desconocía completamente.

-¿Qué estás haciendo, Hermione Granger? – se preguntó.

Pensó en lo ocurrido, en lo absurdo de la situación. Un beso. Un ridículo, absurdo e insignificante beso había compartido con Draco Malfoy y eso bastó para que se desencadenara el apocalipsis.

Hermione no era tonta, sabía que Draco era apuesto y joven, lo que cualquier chica buscaría en un hombre. Ella no era cualquier chica, estaba comprometida y amaba a su novio, sin embargo, también estaba Draco. Un muchacho muy distinto al que conoció en el colegio. Tal vez ese lado no conocido fue lo que le atrajo de él. Ese lado sensible, amable y protector. Un padre amoroso. Alguien no tan Malfoy.

¿Podría ella enamorarse de alguien con tan solo convivir un par de meses? Al parecer sí. Se sentía tan estúpida, tan adolescente. Tan no ella. Comenzó a llorar y no sabía el porqué. ¿Por qué se sentía tan vacía desde la partida de los Malfoys? ¿Por qué sentía algo por un par de personas que solo habían acudido a ella por un poco de ayuda? ¿Por qué?

Ella tenía toda su vida planeada. Un novio que pronto sería su prometido y en cuestión de tiempo su esposo. Él un exitoso auror y ella la asesora del ministro de magia. Con los años vendrían los hijos. Formarían una familia. Una linda, feliz y pequeña familia...

Tal vez el tener su futuro planeado, minuto a minuto le hizo ver que eso no era lo de ella. Sí, Hermione era organizada y le gustaba estar por delante de los demás, planeando cada segundo de lo que podría ocurrir, pero al cruzarse con Draco todo había cambiado. Él le hizo descubrir que extrañaba esos momentos de incertidumbre, que no todo en la vida era planear y realizar.

Hermione sonrió, viéndose en el espejo, al recordar cómo había tratado de limpiar la ropa de Draco al estilo muggle y ambos terminaron tumbados en el suelo.

-Eres una tonta, Hermione – se dijo, limpiando sus lágrimas.

Una tonta enamorada. Draco supo entrar en ella lentamente, con pequeños detalles que dieron luz verde a la entrada a su corazón.

Hermione sabía que aunque reconociera que sentía algo por Draco no había cambio alguno. Él estaba haciendo su vida al igual que ella. Ella estaba ahí en su fiesta de compromiso con Terry. Hermione quería a ese muchacho, habían estado saliendo por mucho tiempo y ese día era el más importante o al menos lo fue en algún momento.

No podía deshacer sus planes por algo que tal vez no se daría. Sí, se había besado con Draco pero fue por el momento, por las circunstancias que atravesaban. Y tal vez el rubio no sintiera algo por ella. Después de todo, Draco aún estaba dolido por la muerte de Astoria, era muy pronto para que alguien ocupara ese lugar. Además estaba Scorpius. El pequeño rubio que aún sentía a su madre cerca, no aceptaría que alguien la sustituyera, aunque a ella la quisiera mucho, Hermione sabía que Scorpius no la aceptaría como su madre.

Alguien tocó la puerta.

-Hermione, cariño, ¿todo bien? – Terry preguntó del otro lado.

La castaña se mordió el labio inferior.

-Sí, en un momento salgo.

-De acuerdo – el castaño observó la puerta que se interponía entre él y su futura prometida – Te amo.

Hermione vio a través del espejo cómo las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

-Yo... también... - susurró.

LOS CINCO ELEMENTOS || Dramione || FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora