No sabía qué hacer, cada vez me siento más perdida....más a la deriva
- Maya, ¿Te encuentras bien? - me pregunta el doctor.
- Si, si, es solo que todavía me siento mareada - le mentí
- Es normal, lo mejor es que descanse hasta que te demos el alta, adiós y descansa bien - le despedí con la mano
Me tumbé pero no conseguía el sueño que necesitaba, tenía demasiadas cosas en la cabeza y no sabía por cual empezar.
Cuando consigo el sueño llaman a la puerta- ¿Si?- mi voz está soñolienta
- Maya, soy Masón, ¿puedo pasar? -
- Claro - lo veo entrar
Viene con Bartolomé en sus brazos y no pude contener mi sonrisa
- Mi niño, ¿Cómo estás? - Estiré mis brazos y Masón me lo pasó
- Muy bien mami, y tú qué tal - me pregunta
- Mami está bien y tu hermanito también - le di un beso en su mejilla
A las dos horas una enfermera entra a la habitación
- Señora Maya, firma el parte para el alta y ya se podrá ir - me sonríe
Le hago caso y lo firmo. La enfermera se retira
- Adiós y muchas gracias - le doy una sonrisa
Recogida mis cosas pero Masón las coge por mi
- Ten cuidado, no puedes coger mucho peso recuérdalo - me empieza a quitar las cosas de las manos
- Muchas gracias - sonrío tímidamente
Llegamos por fin a nuestra casa y lo primero que hago es ir al baño porque necesitaba quitarme de encima el olor de hospital y a parte de quitarme los virus y enfermedades.
Salgo del baño totalmente limpia y me voy flechada para el salón, lo único que me apetecía ahora era descansar, pero como en esta casa es imposible estar cómodo ya que....
- Mamii - viene mi hijo corriendo hacia mi
- Que pasa cariño - le beso la cabeza
- Tú descansa, te voy a dar un masaje y también a preparar la cena con la ayuda de papi y te voy ha harro...-
- Ya ya cariño, no hace falta que hagas todo eso - me río - mami solo se va a echar un rato y ya después está como nueva,¿Va?
- Vale mami - se va deprimido
Me dio pena, lo veía con tanta ilusión. Me parece bastante bien que mi hijo quiera ayudarme, eso me da a entender que en un futuro no se parecerá a su padre, Masón.
- Maya, por favor no me hagas repetirlo más - escuché como Masón me hablaba a mis espaldas - Acuéstate y no te levantes en un rato ¿Vale?
Le miro con perplejidad, siempre me hace creer que con esas palabras va a cambiar lo que me hizo en un pasado y lo que me hará en un futuro no muy lejano.
- Masón, ¿Por qué me haces esto? - le miré intentando mostrar en mi cara, una cara con tristeza.
- ¿Que quieres decir con esas palabras? - me dijo dándose la vuelta con intención de salir del salón, seguro que para evadir la pregunta que le hice hace unos minutos.
- Me refiero a porque siempre dices esas palabras, esas palabras que muestran tú preocupación hacia mi - me levanto inquieta al ver como se volteaba con violencia.
- Mira Maya, hoy me encuentro muy pasivo y me niego a hacerte daño, pero te voy a decir una cosa - se acerca con sumo cuidado hasta apoyar sus labios junto a mi oído izquierdo - Te hago daño solo para educarte, no lo hago con malas intenciones.
Me quedo estática, congelada ante lo que acababa de confesarme, pero ¿Como podía decirlo así a la ligera?
- Co-Como te atre-atreves - dije en un susurro entrecortado con las famosas lágrimas acompañando a las palabras.
- Me atrevo si ¿Y sabes por qué? - me miró y en su mirada solo se mostraba diversión, malicia y excitado al verme tan demacrada y débil - Porque soy superior a ti y además eres mi esposa, debes de hacerme caso y si te digo que cocines, cocinarás y si te digo que te quiero follar, me dejaras hacerlo sin rechistar.
Mis lágrimas iban cayendo como una cascada por mis sonrojadas mejillas ¿Como pude haber querido en un pasado a este hombre?
- Y ahora te digo que descanse y lo haces - lo dijo con esta con mucha impetúz y furia en su voz.
- Vale - susurré muy bajo como para que nadie me escuchase.
- Ah, una cosa antes de irme - me dijo volteando se una vez más de dónde me encontraba - Hasta que nazca el niño, cuidaré de Bartolomé.
- ¿Qu-e? - pronuncié con dificultad ante lo que mis oídos acababan de captar.
- ¿Eres sorda? No te lo pienso volver a repetir, así que empieza a pensar más en ese niño y menos en Bartolomé.
Asiento y salgo de la habitación. No sé porque hace esto, sabe perfectamente que Bartolomé es mi vida y el niño que viene en camino, daría mi vida por ellos y si tengo que sacrificar mi vida lo haría una y otra vez. No me iba a rendir y lucharía para seguir adelante por mis hijos y nadie me lo iba a impedir, ni Masón ni mi madre.
Estoy furiosa y espero no encontrarme a Masón por el camino. Voy derecha al cuarto de mi hijo retando a lo que me había dicho, nadie me puede separar de él, soy su madre y no va a tener a otra que le dé más cariño ni amor que yo.
Lo cogí en brazos y le doy un beso- Cariño, porfavor aléjate de tu padre, no le hagas caso a lo que te dice - diciendo esto lo dejo nuevamente en su cuna
Cuando salgo veo a Masón en la puerta
- QUE COJONES TE DIJE MAYA - viene flechado hacia mi
- Es mi hijo y nadie puede separarme de él, ni tú ni nadie - le encaro
- ¡¡No sabes en lo que te has metido cariño!! - me jala del brazo apretándome fuertemente
- Suéltame, me haces daño - forcejeo
- Te estás revelando Maya y eso no me gusta, tendré que darte clases de comportamiento - me tira haciéndome caminar detrás de él.
Llegamos a la habitación oscura, la última vez que estuve aquí aborte a mi segundo hijo
- No Masón porfavor, no, no ,NOOO - jalo más fuerte pero el me aprieta más - Por favor - sollozo
Me amarra las manos arriba de mi cabeza.
- Te voy a enseñar cómo te debes comportar delante de mí - le miré a los ojos y vi a un monstruo
- Masón que estoy embarazada - sollozo más fuerte
- Lo sé, pero quién dice que no puedo enseñarte sin dañar a nuestro hijo -
Le miro con cara de terror
- Prepárate y aprende, no querrás una segunda vez - es un monstruo.
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Tortura
Teen FictionQuiéreme, ¿por qué es tan difícil? Lo único que pido es que me trates con amor, no con odio. Eres un mentiroso, ya no te voy a creer más. Déjame en paz, no aguanto más tus tratos. Estás enfermo. Me vas a matar. Psicópata.