CAP 29

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Maratón 1/2

Después de estar un buen rato abrazados, volví a mi cama.

- Mami, no quiero que papi se acerque a ti de nuevo - me dio pena verlo en ese estado

- No te preocupes cariño, tu mamá es muy fuerte - le dediqué una sonrisa apagada

- No mami, si se acerca a ti de nuevo le peg - me quedé en shock

- No cariño, claro que no vas hacer eso - estaba nerviosa - tú no quieres ser como tu papi ¿Verdad?

No quería pensar en lo peor pero mi hijo lleva sangre de Masón, espero que pueda llevarlo por el buen camino y se parezca a mí y no a él.

- No, yo protegeré a las mujeres de los hombres como papá - le miré con ilusión

- Así me gusta amor

Pasado un rato entra una enfermera a revisar cómo está Luna. Me dijo que tenía que estar atenta a su respiración y que si notaba algo extraño, aunque sea lo más mínimo, la llamase.

- Gracias enfermera - le regalo una de las mejores sonrisas

Giro mi cabeza para ver cómo estaba mi pequeña quien en ese momento estaba durmiendo profundamente. Me alegraba, así no tenía que sentir todas las desgracias de esta familia, al menos tenía a un hermano que ya se muy bien que la protegería.

En ese mismo instante apareció en mi campo de visión el rey de Roma, se puso delante de su hermanita y la tocó

- Que te ocurre - le preguntó Bartolomé

- Está dormida - le respondo cansada

- Duerme mucho ¿no? - me río

- Pues claro, todavía es un bebé

Estaba muy cansada así que no puede aguantar más con los ojos abiertos, los cerré mirando la preciosa escena de mi hijo junto con mi hija.

............

Una puerta se abrió de golpe haciéndome despertar de golpe

- Recoge tus cosas - Masón entró de repente con una maleta

- Pero todavía no nos han dado el alta - respondí con la voz ronca

Se acercó a mí agarrándome de un brazo y tirando con fuerza me levantó

- Les he obligado - me mira burló, sin embargo mi cara demostraba lo contrario....terror

Me tuve que vestir rápido porque no quería sentir la mirada penetrante de Masón a mis espaldas, una vez listo fui en busca de mi hija

- Ven aquí pequeña - la cogí en brazo y es cuando me dí cuenta que Bartolomé estaba tumbado en el suelo junto a ella

- Bartolomé - lo moví para que se levantara

- Ya nos vamos cariño - lo sujeté con una mano con delicadeza

- Pero mami, todavía mi hermanita ni tú estáis bien todavía - nos miró preocupados

Entonces la cara se cambió a una de susto cuando captó la presencia de Masón

- ALEJATE DE ELLAS MONSTRUO - chilló Bartolomé, tenía la cara enojada y se le saltaban las lágrimas

- Pero que de agallas tienes hijo, Maya deberías amarrarlo - Mi cara se convirtió en coraje

Masón empezó a andar hacia nosotros

- ¡Qué nos las toques!- Se puso delante mía, se me escapaban las lágrimas

Decidí agacharme a su altura

- Tranquilo hijo recuerda lo que te dije, tu madre es muy fuerte - le sonreír y le abracé como pude

Sentí como tiraban de mi haciéndonos que nos separemos, giré mi cabeza y nuevamente era él

- Ya me harté de la escenita feliz, ahora vayámonos a casa ya - apretó su agarre haciendo que andara rápido

Después de llevar un rato recorriendo el hospital logramos llegar al coche

- Entra - me tiró hacia el asiento del copiloto

- No puedo, tengo que ir atrás con Bartolomé y Luna - se quedó mirándome

- Vale - salí del asiento y me fui para el de atrás

- Vamos Bartolomé ponte el cinturón - me miró triste y se lo puso sin rechistar

Cuando íbamos por la mitad del camino Luna empezó a llorar en mis brazos

- Calla a la puta niña - habló por fin Masón

Yo simplemente lo miré pero cuando me di cuenta mi hija todavía seguía llorando

- Mami, mi hermanita no deja de llorar - lo miré con nerviosismo

Lo único que podía hacerla callar en ese momento era dándole de comer. Me desabroché el botón y la enganché

- Lo siento - susurré

Masón me miró por el retrovisor y me fulminó con la mirada

Llegamos a casa en menos de lo esperado, será de lo rápido que iba. Nunca pensé en volver a pisar este infierno

Una vez dentro me fui derecha a la habitación de Bartolomé acompañado de éste. Menos mal que no tiramos la cuna. Dejé a Luna en la cuna y me dirijo hasta mi hijo

- Cariño, ahora te toca a ti vigilarla porque mamá tiene que hablar con papá un momento

- No mami, si te vas papá te va a lastimar - se le escapa una lágrima

- Si me ocurre sé que la dejaré en buenas manos, confío en ti Bartolomé - me agach a su altura y le beso la frente

Nada más salir de su habitación respiré hondo para prepararme a lo que me vendría ahora y a partir de este momento, antes de que se me olvidara cerré la puerta con llave, para que a mi hijo no se le ocurriera ninguna tontería.
Bajé a la cocina y un jarrón fue estampado al lado mía provocando un corte en mi mejilla, por impulso me llevé la mano y estaba sangrando.

- Hija de la gran puta...- logré escuchar lo que susurraba

Mis piernas empezaron a temblar y no me podía sostener en pie así que me apoyé en la pared.

- Te crees que no me acuerdo de la última vez que estuviste aquí, pero te equivocas cariño - a pasos rápidos lo tenía encima mía encerrándose en la pared - no soy tan estúpido de lo que piensas, yo también se manejarme

Me agarró con una mano del cuello

- Masón, solo lo hice para poder tener una vida normal con mis hijos - apretó su agarre sintiendo como cada vez el aire me faltaba

- No vas a volver a salir de esta casa - me susurró - y si lo intentas darte por muerta - me soltó de golpe

Lo miré con miedo desde abajo, mi cuerpo temblaba entero

- Levanta, todavía no he acabado contigo - no quería creerlo

Con mucho esfuerzo me levanté quedando frente a su pecho. Sentí como cogía con fuerza mi pelo y me arrastraba por las escaleras

- ¡Ahh!, Masón - le suplicaba

- No hay perdón que valga después de escaparte con mis hijos - me tiró a la cama

- Por favor - le miraba con sollozos y miedo

- Que bonito estampa - sonrió para el lado - me encanta cuando eres tan débil, miedosa, temblorosa, puta...

Cada vez estaba más cerca de mí, lo único que hacía yo era cubrirme la cara con una mano y apretar mi vestido para abajo

- Hora del juego muñeca - se abalanzó hasta mí

- NOOOO - me desgarré la garganta

TorturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora