Capítulo final

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Hay veces que la vida da una vuelta de ciento ochenta grados, consiguiendo que tú yo del pasado se transformase en algo aún mejor.

Mi vida no había resultado muy agradable o apacible, y todo eso se lo debo a Mason quién había traído olas de dolor, llantos y maltratos, lo único que le debía de agradecer fue ayudarme a engendran a Crono y a Luna aunque esta última se hubiese tratado de una violación.

Hacía ya seis años que Mason salió de nuestras vidas, seis años que empecé a formar una verdadera familia junto a mi pareja James, quién había sido mi ancla en todos los momentos en que me derrumbaba por culpa de los malos años que pasé con ese engendro infeliz.

Ahora era una persona totalmente nueva, sin pararme a pensar en todo el sufrimiento que cargaba día tras día en mi pasada vida.

Nos mudamos de condado, por el simple hecho de temer a que nos encontrara y me obligara a volver con él. No quería que nadie surgiera herido, sobre todo mis hijos.

- ¿En qué tanto piensas? - la voz de James me sobresaltó cuando habló a mis espaldas, provocando en él una risa que me contagió - ¿En el nombre del bebé?

Sus manos cálidas se posaron en mi abultado vientre mientras que sus labios besaban mi cuello.

- Si - dije con una pequeña risa - Le he pensado poner Juanete.

Su risa en mi cuello produjo un escalofrío agradable.

- Me parece un nombre muy bonito - me dijo abrazándome desde atrás con un timbre gracioso - Pero estaría mejor llamarlo Paquirri.

De nuevo me reí, para darme la vuelta y queda en frente de él y atrapar su boca junto a la mía. Siempre que llegaba de trabajar me visitaba y me lanzaba a sus brazos.

Me encontraba en el séptimo mes de dar a luz y siempre estábamos de bromas en cuanto al nombre del bebé se trataba. En las ecografías aún no se podía ver el género, pero estábamos seguros de que iba a ser un niño, el instinto maternal nunca me falla.

- Es mejor Daniel - le dije muy cerca de sus labios mientras le acariciaba los vellos de su nuca - Siempre me ha gustado ese nombre para un niño.

Él solo asintió, para volver a besarme con fuerza y abrazarme más a él si era posible.

- Estoy deseando el día en que sea padre - me separé de él para mirarlo seriamente.

- Ya eres padre James - le dije con un leve ceño, James era el padre de mis hijos, incluso tenían sus apellido, el mal nacido de Mason no era nada de ellos.

- Si, lo siento Maya, quería decir, ya sabes - empezó a titubear y a separarse de mí mirando a todos los lados sin querer posar los en mí.

- De sangre - le dije con sequedad mientras recogía la botella de agua que había traído de la cocina del sofa para poder salir de ahí. Odiaba cada comentario que surgía cada vez que empezábamos hablar de Crono o Luna.

- Lo siento Maya, no quería decirlo de esa manera - intentó ir detrás de mí, pero le dije con la mirada que ahora mismo necesitaba espacio.

Sé perfectamente que no lo ha dicho intencionadamente, que no quería hacerme daño. Sé también que mis hijos llevaban la sangre de Mason, pero eso no los hace hijos porque un padre debe de amarlos no dañarlos y James era el padre que les faltaba.

- Es mejor que me dejes sola, estoy cansada y debo de hacer la cena - le dije antes de salir del salón y dirigirme a buen paso de rapidez a la habitación que compartían mis niños.

Se trataba de una habitación enorme, la mitad le pertenecía a Crono y la otra mitad a Luna.

- Hola mi amor - dije nada más ver a Luna al entrar, la cual estaba dibujando en el suelo con las ceras de colores que le regalamos James y yo en su pasado cumpleaños.

TorturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora