Cap 33

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Hacía ya dos semanas desde que Masón me hizo tomar una lección que nunca olvidaría. A partir de ese día, no soportaba el roce con ningún hombre, temblaba e incluso lloraba cuando Masón me tomaba a la fuerza. Ya no podía más.

El día de hoy quería olvidarme de todo lo malo que había experimentado en todo este año, descartando el nacimiento de mi hija Luna, la cual ya se le empezaba a notar las pecas de su rostro, heredadas por parte de mi madre.

Me encontraba en el jardín, preparando todo para la fiesta de cumpleaños que se celebraría esta tarde, en honor de Crono, quien cumplía ya sus seis años.

- ¡Mamá! - La voz de Crono se hizo sonar por toda la zona.

Dejé los globos deshinchado encima de la mesa de madera, para observar como mi hijo se abalanzaba hacía mi para tomarlo entre mis brazos y dejarle marcas de carmín por todo su rostro.

- Para mami, que ya no soy un crío - me dijo entre risa al notar como no cesaba de la dulce tortura que le estaba haciendo.

Lo dejé en el suelo una vez que no pude sujetarlo más, mi hijo se hacía más grande y yo más vieja.

- ¿Estás nervioso por tu fiesta? - le digo mientras acariciaba su rostro con mi mano izquierda.

- Un poco, pero me las apaño para que no me dominen - saltó orgulloso y salió corriendo para entrar a casa.

Cada día entiendo menos a Crono, tiene cambios repentinos de humor, la verdad me estoy preocupando bastante.

Dejé todo listo, los globos sobrevolando por el lugar, las mesas repletas de comida y sobre todo, un Masón sin aparecer desde hace tres días ¿Y lo mejor? No le echaba de menos.

Me adentré en casa, dejando ir todo el pasillo la ropa que me iba quitando poco a poco, hasta llegar a las escaleras que terminaban en el segundo piso, donde se hallaban las habitaciones.

Subí despacio, hasta plantarme delante de la puerta de mis hijos. Llamé con cuidado para a continuación observar nada más entrar a un Crono teniendo en brazos a la pequeña de la casa.

- Mami, creo que Luna tiene hambre - me dijo aún sentado en la cama - No para de apretarme el pecho.

Me reí un poco acercándome despacio hasta ellos. Cogí en brazos a Luna, dejando a un Crono traumatizado, sin parar de apretar su pecho.

- Qué graciosa nos has salido - dije hacía Luna, sentándome al lado de Crono para poder darle el pecho.

- Oye mamá - sin apartar mi vista del rostro de Luna, le contesté que quería - ¿Quieres a papá?

Su pregunta me tomó desprevenida. Sin ocultar mi sorpresa, aparto la vista de Luna para posarla en él, mientras acariciaba el pelo de la pequeña.

- Crono - le dije en un susurro - Hubo un tiempo que amé a papá un montón, capaz de hacer todo por él, pero al pasar el tiempo empecé a notar cambios brusco en él siendo capaz de hacer daño a mis seres querido. Crono, quiero serte sincera, mamá no quiere a papá, lo que quiere es escapar de aquí con sus hijos, lejos de un monstruo como él.

No noté cuando comencé a llorar, hasta que sentí en mis mofletes las pequeñas manos de Crono, apartando cada lágrima derramada.

- Papá es malo - me dijo.

Le hice una seña con el brazo libre, para que se acercara hasta mí y poder colocar mi brazo en sus hombros, para así abrazarlo con fuerza, teniendo cuidado de no lastimar a Luna.

........

Los invitados empezaron a venir, trayendo a sus hijos. Bolsas con regalos.

Me situaba en una esquina del jardín, contemplando con una sonrisa la felicidad de todos los presentes mientras sujetaba con fuerza entre mis brazos a la pequeña, quién se había dormido a penas cinco minutos atrás.

- ¿Maya? - una voz me hizo dejar de mirar el jardín para toparme con la mirada verdosa de una conocida.

- ¿Lola? - le pregunté esperanzada-

- Ostras tía que de tiempo - un abrazo fue el regalo que me proporcionó aquella vieja amiga de la universidad - Cuando dijo mi hermana que Luis tenía un cumpleaños, a la menos que esperaba que fuera de de tu hijo.

Una sonrisa apareció en mi rostro, sin creer que estuviese ahí.

- Tampoco pensaba en ver a alguien conocido por la fiesta - le dije sonriendo, apoyado una mano en la cabeza de Luna.

Me percaté de que su mirada se fijó en mi mano, dándose cuenta del pequeño bulto que ocultaba bajo mi abrigo.

- No me puedo creer que tengas otro hijo - me dijo con alegría, co sus ojos llenos de felicidad.

Apreté con fuerza el frágil cuerpo, sin ocultar la sonrisa que se me había formado mientras sentía la calidez de su cuerpo junto al mío.

- Se llama Luna, solo tiene tres semanas - le dije-

- Que mona la pequeña Luna - le dijo a Luna con una voz estúpida pero graciosa.

Conversamos toda la tarde, contándonos  que había sucedido estos años, me contándome que se encontraba en una relación de tres años y que se graduó de la universidad hace dos.

La tarde pasó entre risas de niños y de adultos, hasta que las personas comenzaron a irse de la fiesta, dejándome a mí una gracia y a Crono regalos y felicidad.

- Adiós Maya, debemos de quedar algún otro día eh - me dijo una Lola animada sujetando la pequeña mano de su sobrino Luis - Y que el tonto de tu marido se presente también.

Solo me resigné a decirle un adiós, para después comenzar a recoger todo el revuelo del jardín, mientras la luz de la luna se reflejaba en los vasos de cristal.

- Anda, deja que te ayude - una voz se hizo oír a mis espaldas.

El repentino hablar me causó un sobresalto, ocasionando que la jarra de vidrio que llevaba en la mano cayese de forma rápida y eficaz al césped verde.

Me giré para ver quién fue, aunque la voz tan conocida me daba ya una importante pista de saber quién era.

- James - dije en un susurro, pudiendo notar las lágrimas amenazando con salir del lugar donde las retenía. - ¿Qué haces aquí?

- ¿Cómo me iba ha perderme el cumpleaños del pequeño Crono? - me dijo un James feliz - Además, quería verte.

Un sonrojo se provocó en mí, sintiendo verdad en sus palabras.

- No deberías de estar aquí - le dije en un susurro - Masón puede venir y verte.

Sé que lleva días sin que un mísero pelo suyo se asomaba por el portal pero ¿Quién sabe que pueda aparecer en este preciso instante?

- El cabrón no aparecerá, se está divirtiendo con rubias y morenas - me dijo James acercándose hasta donde estaba - Podemos irnos Maya, tú con los niños.

No daba crédito con lo que me estaba diciendo. Ya me escapé una vez, y no le costó nada a Masón encontrarme, además de que esta vez no quería de que nadie saliese predicado con toda la estupidez de una escapada.

- No puedo James - le dije al borde del llanto al sentir sus manos en mis hombros - Ya lo intenté y no funcionó.

- Esta vez será verdad - me dijo acariciando mi mejilla

Solo pude asentí con la cabeza, hechizada por sus ojos.

TorturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora