Capitulo 4

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Mary Jean se sintió en una encrucijada, se tomaba las promesas muy en serio y más una hecha a  su mejor amiga. Era algo delicado, si decía que si, significaba que tenía que dejar su hogar y su familia en el este para siempre, tal vez nunca podría casarse y ella deseaba fervientemente formar su propia familia.  Pero decirle que no era un rechazo, un desprecio, también estaba el hecho de que la bebé tenía a su papá y no sabía cómo podía reaccionar él ante tal pedido.

-No te va a pasar nada…-decía Mary Jean para sí, porque Sarah ya se había desmayado.

Probó con ponerle perfume en sus fosas nasales pero nada parecía funcionar, cuando sus esperanzas ya se estaba agotando se sintieron los caballos en la puerta, Clark había logrado traer al médico. Mery Jean cedió el lugar al mismo para que pudiera trabajar libremente. Salió de la habitación,  se dirigió al cuarto de Missie y allí estaba cuidándola Holly que trató de contenerse pero las lágrimas la vencieron y corrió a los brazos de Mary Jean en busca de consuelo.

-Tranquila Holly, todo va  a estar bien- repetía una y otra vez en voz baja.

-¿Estas segura?, ¿me lo prometes?

Mary Jean no pudo responder a eso, no podía prometer nada. Ni ella estaba segura de que era lo que iba a suceder.

-Hay que confiar Holly en que todo saldrá bien.

En ese momento Missie comenzó a llorar y Mary Jean por fin pudo tomarla entre sus brazos, era tan pequeña y frágil, su ropita olía a lavanda, la flor preferida de Sarah, sus manos eran pequeñas y suaves. Tenía la blancura de su madre, su llanto era suave y melodioso.

-Mejor voy a prepararle la leche antes de que empiece a gritar a todo pulmón, enseguida vuelvo.-Dijo Holly mientras secaba sus lágrimas con la manga de su vestido y bajaba las escaleras rápidamente.

Mary Jean se sentó en la mecedora y se dedicó a mirar detenidamente  los pequeños rasgos de Missie, mientras ella buscaba su calor y se acomodaba entre sus brazos. Pensó en qué se sentiría ser madre, pero a su vez sintió una opresión en el pecho de solo pensar que si algo le pasaba a Sarah, se quedaría sin una mamá. Holly era muy chica para criarla, merecía terminar tranquila la escuela y cumplir sus sueños. Pensó que por alguien tan bella como lo era Missie valía la pena renunciar a los suyos.

Sumida en sus pensamientos no escuchó los gritos de Clark provenientes de la habitación contigua.

-Por favor-dijo Clark apoyado en el umbral de la puerta- necesito que venga rápidamente, Sarah la está llamando, dice que necesita hablar con usted.

Dejando a la bebé en su cama, fue a ver a Sarah que estaba cada vez con más temperatura, sus ojos brillaban y apenas si podía mantenerlos abiertos.  El médico se acercó al oído y le dijo que ya le habían dado antibióticos pero difícilmente la fiebre bajara, la infección estaba avanzando y no quedaba mucho para hacer.

-Lo que quiera decir…hágalo ahora.

Mary Jean se acercó a la cama y se arrodilló al lado de Sarah mientras con una mano acariciaba su cabello.

-Estoy acá Sarah tranquila, yo te voy a cuidar.

-Necesito que me lo prometas- repetía en susurros Sarah una y otra vez.

-Te lo prometo.

LOVE BEGINSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora