Capítulo 9.

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Neferet después de ese día, no me dejaba sola ningún momento, a pasado una semana y me comienza a poner nerviosa, sus ojos carmín siempre me observaban sin expresión alguna.

—¿el siempre es así? —pregunto curiosa.
—¿como? —Responde Esmeralda mirándome con una sonrisa.
—no lose, ¿sobre protector? —digo encogiendome de hombros.

Esmeralda suelta una pequeña risa y niega rápido.

—el jamás a tenido una sirvienta, tu serias la primera —susurra mirando a los lados.
—¿porque? —siendo un vampiro tan poderoso podía elegir a muchas sirvientas.
—el señor Neferet siempre a sido una persona bastante solitaria Anne —su expresión es de pena, por Neferet.
—ya veo —respondo con la mirada perdida.

Aún asi, no entendía el porque elegirme a mi como sirvienta, si bien mi familia tenía buena reputación con los vampiros, habían también otras familias que tenían nuestro mismo estatus ante ellos. Esmeralda sirvió mi comida frente a mi y comentó que Neferet solicitaba verme en su oficina después de comer, mi estómago se convirtió en un nudo al escuchar sus palabras pues no e hablado mucho con Neferet estos últimos días.

—estuvo delicioso, gracias Esmeralda —ella asintió encantada y retiro los platos de la mesa.

Camine con lentitud a la oficina de Neferet pues no quería llegar nunca pero era inevitable, me pare frente a la puerta y suspiré antes de tocar, Neferet abrió la puerta y sus ojos carmín solo me observaban con seriedad.

—hola Anne, toma asiento —el se sento en su escritorio y yo trague saliva nerviosa mientras hacía lo que me pedía.
—como sabrás Anne, no e tenido sirvienta anteriormente así que me gustaría aclarar ciertos términos —sus labios carnosos me desconcentraban por completo, ¡que me pasaba! No era como si el me gustara... Lo odiaba por tenerme aquí ¿verdad? Ya no estaba segura de ello.
—adelante —dije sin emoción.
—tendrás que alimentarte correctamente, no quiero que te enfermes y queda prohibido salir de este lugar tu sola, si quieres ver a tu familia ellos pueden venir a visitarte cuando quieras —Neferet coloco sus pulgares sobre su boca esperando mi respuesta.
—Neferet, ¿por cuánto tiempo estaré aquí? —no quería estar aquí mucho tiempo, algunos sirvientes eran temporales, esperaba que ese fuera mi caso.
—todo el tiempo que yo crea conveniente Anne, ¿no te agrada el lugar? —pregunto curioso.
—no es eso, es solo que... No quería ser una sirvienta —desvío la mirada y solo escucho a Neferet levantarse de su lugar.

En una fracción de segundo lo tengo frente a mi y toma mi mentón para levantar mi rostro.

—me perteneces Anne, tu destino siempre fue estar a mi lado —Neferet acaricia mi rostro con sus dedos, su tacto es tan frío que me eriza la piel pero también siento excitacion al sentir su tacto tan frío. Veo sus labios rojos una ves más y muerdo mis labios por instinto, Neferet cierra los ojos un segundo como si disfrutará aquel momento.
—Anne tu... Yo —Neferet negó suavemente y tomó otra ves su lugar.

¡Me sentía atraída por el! No podía creerlo, ¿como pasarme tal cosa? Me golpee mentalmente pues es claro que Neferet no estaría interesado en mi, su mirada siempre es fría y su semblante es distante.

—¿puedo irme a mi cuarto? —pregunto después de un rato.

Neferet asiente y yo me levanto molesta de aquel lugar, ¿que me sucede? ¡Lo odio por tenerme aquí! No tengo que sentirme atraída por el.

Camino hacia la puerta y me desvío hacia el patio donde el amplio bosque se extiende frente a mi, la luna iluminaba todo el lugar dándome un paisaje hermoso, camine hacia el bosque y me sente entre los arbustos aspirando el aroma fresco, observe las estrellas y pense en Leo, me preguntaba si estaría bien, ¿se habrá olvidado de mi? Esa pregunta hacia eco en mi mente y necesitaba quitarme esa duda, mire al frente y no había ningún guardia en el lugar. Mire nerviosa hacia atrás y no había nadie viéndome, corrí a mi habitación y tome mi pasaporte y dinero, camine nuevamente hacia el bosque y camine hacia la carretera, necesitaba solamente cerrar esa parte de mi vida que ya no tendré más.

Neferet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora