Capítulo 4.

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Leo me dejo en casa y camino conmigo hasta la puerta, sus manos me sujetaron de la cintura con cuidado y sus bellos ojos color miel me miraban con Ternura.

—a sido un día increíble gracias Anne —Sonrió y acerco sus labios a los míos y nos fundimos en un profundo beso, sus labios eran tan suaves y adictivos que no quería separarme de ellos, pero tenía que pensar sobre lo que haría después.

—gracias por traerme a casa, adiós Leo —dije con un nudo en la garganta.
—nos vemos el lunes en clase —esas palabras rompieron mi corazón, no podía... No lo vería.
—fue una cita perfecta —quería que lo supiera que había disfrutado cada momento con el.

Entre a casa y cerré suavemente para después dejarme caer en el suelo, no podia irme... Quería estar junto a Leo, ¿sera amor de verdad? ¿Me amaría y yo a él? Estaba segura que sentía algo por Leo, solamente que aún no lo descifraba, me levante con paso lento y prepare mis maletas mientras pensaba en lo que estaba por ocurrir. Entrar ala academia de sirvientes y vampiros sería... Lo peor de mi vida, ¡no, es mi vida tengo derecho de elegir! Hice las maletas a un lado y me coloque la pijama para después cepillarme los dientes, cuando de repente el teléfono sonó.

—Ho... Hola —estaba nerviosa pero estaba firme en mi decisión.
—Anne, tienes que ir al aeropuerto —dijo mi madre con voz demandante.
—no puedo mamá, lo lamento pero es mi vida tengo derecho de elegir que es lo que yo quiero, y no quiero ser una sirvienta, ¡no estoy lista! —contuve la respiración y sentí como mi corazón latía frenéticamente.
—no tienes elección Anne entiendelo,
La familia Vintag demandan tu presencia aquí —eso cambiaba radicalmente las cosas.

Si un Vintag solicitaba mi presencia no podía negarme, tenemos una especie de conexión con los vampiros, un vínculo especial que nos hace los sirvientes de uno de ellos y si un Vintag solicita mi presencia... Posiblemente tenga conexión con uno de ellos para ser su sirvienta.

—¡no mamá! Me niego a ser pareja de un vampiro —¿Cuál era mi miedo? No lo sabía, o quizás si y no quería admitirlo.
—¡Anne por todos los cielos! Estas agotando mi paciencia, no me hagas enviarte un guardia solo para traerte a rastras con órdenes explícitas de traerte sana o herida no me importa con tal de que estés aquí —¡Mierda!
—esta bien mamá yo... Iré para allá —dije rendida colgando el teléfono.

Tomé mis maletas y cambie mi ropa nuevamente, me mire por el espejo mi semblante se veía como de una adolescente triste y perdida, respire profundo y pensé en un plan para no ir ala academia, podría ir donde Regina pero... No la pondría en riesgo por mi, tengo suficiente dinero para subsistir unos meses pero no seria un buen plan.

—¡yase! Mi primo Kent —lo había olvidado por completo, el era un sirviente desterrado, ¿la razón? Había asesinado a su propio amo.

Kent no es mala persona, todos lo imaginaban como un asesino sin corazón pero asesino a su propio amo por defensa propia, no todos los vampiros son buenos con sus sirvientes... Quizás esa era la razón por la cual no quería ser sirvienta.

Tome un taxi con mis maletas y me dirigi a casa de mi primo Kent, esta un poco apartado de este pequeño lugar pero no es mucho, llegamos 30 minutos después y vislumbre que tenía las luces encendidas, pague el taxi y toque la puerta con nerviosismo.

—¿Anne? —pregunto con asombro al verme a mi junto con mis maletas.
Mi primo es moreno alto, de cabello negro y ojos color café.

—hola Kent yo... Lo lamento no sabia con quien más acudir —dije soltando un suspiro.
—pasa, ¿estas bien? —pregunto preocupado.
—si es solo que, tengo que ir esta noche ala academia de sirvientes y no estoy lista —jugaba con mis dedos nerviosa mientras esperaba su respuesta, mi primo suavizó su mirada y asintió con una sonrisa.
—puedes quedarte conmigo, no te preocupes Anne —tomo mis maletas y las acomodo en el segundo piso y yo solo observaba su acogedora casa, era pequeña de color café con blanco y muebles color negro, tenía adornos por todos lados y el patio era amplio.

Camine al patio y aspire el aire fresco hasta que un aroma peculiar llegó a mi, era una especie de pinos del bosque pero también con un aroma varonil... Atrayente, el bosque se esparcia frente a mi y juro que podía ver una sombra que me observaba desde el bosque y se acercaba cada ves más.

—¿todo bien? —preguntó Kent llamando mi atención.
—todo perfecto muchas gracias Kent —era un alivio contar con el.
—puedes quedarte todo el tiempo del mundo —Sonrió y me dio un abrazo.

Esperaba quedarme mucho tiempo aquí, pero algo en mi interior me inquietaba...

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